AL RESCATE

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Sin darle tiempo a responder salió de la madriguera, y corriendo tras él salió la castaña

-¡Hermione! – gritó el pelirrojo sin poder detenerla – ¡Maldición!

El rubio volteó al escuchar pasos y redujo el paso al ver que se trataba de Hermione

-¿Por qué me humillaste así? – soltó con ojos llorosos – ¡No tenías derecho!

-No te humillé – bramó molesto – ¡Por qué no lo entiendes Granger! Mereces más que ese idiota, necesitas alguien que te pueda ofrecer todo lo que tiene, alguien que ponga el mundo a tus pies y te anime a recorrerlo de su mano – le toma la mano y la coloca sobre su corazón – alguien que haga latir éste corazón tan rápido como lo hace ahora – se calla sin creer que le repetía las palabras que sus amigas le habían dicho, y al ser consciente de ello notó el rápido latir de su corazón – pero debe latir por una sensación más agradable que el odio hacia una persona, es más... no sabrás por qué late

-No te odio Draco – susurró – creo que es la adrenalina

-¿Estás segura? – se acercó con lentitud... ¿Qué es lo peor que podría pasar? –

-Sí – el rubio la tomo por la cintura y antes de que sus labios se tocaran corrió el rostro – no puedo

-¿Por qué no?

-Las cosas con Ron están un poco complicadas

-¿No me vas a besar por qué alguien no tiene el suficiente valor de pedírtelo? – preguntó irónico sin despegarse –

-Por favor – suplicó – Draco...

-Te dejaré sólo... si me prometes un beso cuando seas libre – murmuró sobre sus labios – ¿Es justo?

-Sí – se sostuvo de sus brazos – suena justo

-Promételo – enterró sus dedos en la cintura presionando para que lo dijera –

-Lo prometo – soltó al fin dejando escapar el aire se había quedado en sus pulmones –

Soltándola con delicadeza, hizo una ligera inclinación de cabeza y se alejó caminando, una vez en la zona permitida desapareció y la castaña se dejó caer en el pasto viendo el lugar en el que el chico había desaparecido.

Fin del flash back

Apenas pisaron el vestíbulo del Ministerio de Magia y los flashes no se hicieron esperar, la mano alrededor de la cintura la mantenía en centrada en dónde dar el siguiente paso

-¡Abran paso chicos! – gritaba – las entrevistas comenzaran en breve, despejen el camino –

-¡Abran paso! – una voz estridente se escuchó tras ellos y los flashes se dispararon con más rapidez que antes – caminen y no se detengan, ¡Vamos, quítense del camino!

Los flashes se detuvieron y el pelirrojo sonrió con satisfacción, pero desapareció al ver que las miradas las acaparaba una cabellera rubia platinada que había hecho una aparición tan oportuna como inesperada para asombro de todos.

-¡Señor Malfoy una foto! – alguien se atrevió a gritar alguien entre los periodistas –

-Sólo en conferencia – musitó arrastrando las palabras, llegó hasta donde estaban los chicos y les hizo una inclinación de cabeza a modo de saludo – ¿Problemas con la prensa?

-A diferencia de ti – escupió el pelirrojo – a nosotros nos adora la gente

-A diferencia de ti – sonrió de medio lado – a mí me respetan Weasley – se giró hacia Hermione tendiendo su brazo - ¿Me permite escoltarla fuera del alcance de los periodistas madame?

-No vayas Hermione – respondió Ron colorado como su cabello – tenemos que entrar juntos

-No hagas escenas Ronald – tomó el brazo que le ofrecía con un asentimiento de cabeza – y se amable

Con paso sereno la castaña y el rubio se alejaron hacia la oficina del ministro en donde se encontraba el traslador que los llevaría al mundo muggle.

-Así que ya te rebelas ante Weasley – susurraba pues los chicos los seguían de cerca –

-Borra esa maldita sonrisa de tú rostro – rodó los ojos – lo hice...

-Lo hiciste para hacerlo enojar, fue bastante obvio

-¿De verdad? ¡Vaya, el señor Draco Malfoy haciendo uso de su inteligencia!

-Vamos Hermione, no sólo lo hiciste por él

-¿Por qué más podré haberlo hecho?

-Porque querías estar cerca de mí – acarició la mano que reposaba por su antebrazo – admítelo

-No puede volver a pasar – murmuró – enserio Draco

-Sé que no quieres relacionarte conmigo directamente – saludó a un par de personas que se encontró en el camino – pero no puedes negar que lo de ayer fue increíble

-Fue bueno – se sonrojó – no lo voy a negar, pero no se va a repetir

-¿Qué tanto hablan? – les alcanzó el pelirrojo – no deben murmurar, es de mala educación

-Es de peor educación espiar conversaciones ajenas ¿No te parece? – hablaba con serenidad –

-Éste es el lugar de destino – Ronald jaló del brazo a Hermione hasta ponerla junto a él – ahora lárgate

-¡Ron! – Harry y Hermione subieron la voz al mismo tiempo mientras el rubio se alejaba de los chicos, sentándose en la esquina más alejada de la oficina –

-¡No lo defiendan! – hizo una cara de asco –

-Entonces compórtate como lo que se supone que eres – riñó Hermione con los dientes apretados – como un Auror respetado, y mano derecha del jefe del departamento

-¿Enserio vamos a discutir aquí? ¿Por él?

-Espero que todos se encuentren bien – entró el ministro a su oficina – me da mucho orgullo verlos a todos – sonrió a todas las personas que estaban ahí – es momento de irnos señores

Sempiterno (Saga Sempiterno, Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora