CONFESIONES

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-¡Está bien! ¡está bien! – se detuvo volteando a verlo – vi a Hermione salir con Draco y se dirigían por éste pasillo

-y...

-¿Cómo "y"? – agitó los brazos frustrado – no podemos dejarla con él

-Ronald... Hermione es una mujer adulta que se sabe defender por si misma

-Ese tipo no es de fiar Harry – se toma el pelo desesperado – sé que ustedes creen que se ha reformado, pero no es así en algún momento va a regresar a los malos pasos y no quiero que la arrastre a ello

-Entiendo tú preocupación pero tenemos que darle el beneficio de la duda – lo toma del hombro – pero lo que no debemos hacer es dudar de las habilidades de Hermione – se rasca el cabello algo incómodo – ¿Puedo preguntarte algo?

-Seguro

-¿De verdad quisiste a Hermione? Ya sabes como novia

-¿Qué pregunta es esa? – su semblante se ve irritado – ¿enserio que clase de persona crees que soy Harry?

-Ron sé que adoras a Hermione tanto como yo – habló con calma – pero responde esto con sinceridad ¿Por qué terminaste con Hermione?

-Harry esos son problemas de pareja...

-Contéstame Ron

Tras meditarlo un momento y con los hombros caídos respondió

-No estaban funcionando las cosas, bien sabes que quiero ir con mi hermano a dirigir la tienda y ella insiste en que estar trabajando como Auror es lo mejor, yo quiero quedarme aquí y ella quería ir al mundo muggle – alza los hombros – no estaba funcionando nada bien

-Ella se veía muy feliz contigo... por que no te quedaste y trataste de hacerla feliz y darle esa seguridad que tanto necesitaba

-Porque no quería engañarla – desvió la mirada avergonzado – me estaba fijando en otras mujeres

-Vamos Ron – lo tomó por los hombros – regresemos con los demás

-Pero Hermione...

-Hay que aceptar que Hermione nunca nos necesitó tanto, como nosotros la necesitamos a ella – y volteando a ver el pasillo desierto añadió – y creo que a pesar de que no confías en él, ésta vez Draco necesita de nuestra Hermione más que nosotros

Recámara de Draco Malfoy

Dejándolo reposar sobre el sillón se dirigió al cuarto de baño trayendo consigo un trapo mojado colocándolo sobre su frente

-Está muy frío – refunfuñó –

-Tienes algo de temperatura – respondió con suavidad – dije que no querrías un médico, pero tal vez sí sea necesario

-Estaré bien Granger, no he muerto de una subida de temperatura

-Incluso el gran Draco Malfoy – toca su mejilla para medir la temperatura – debe cuidar su salud, no es normal que te pongas así por un viaje en traslador

-Es de lo más normal castaña – sonríe – ven siéntate aquí conmigo para recargar mi cabeza en tus piernas

-Si el médico lo ordena – se sienta y el rubio vuelve a acostarse – ¿Siempre te pasa eso?

-Soy un pasante – bufó – los negocios no son mi única fuente de ingresos, la carrera de medimagia es bastante lucrativa y también me dedico en buena parte a ello aunque aún me faltan un par de años para terminar – observa su rostro y con una sonrisa vuelve a cerrar los ojos – Llevo dos días en Londres muggle y cuando el jefe de San Mungo supo que estaba ahí por la conferencia me pidió visitarlo, tenía unos pacientes que no había podido contactarme a mi consultorio ya que pues "estaba fuera"

-¿Estuviste trabajando los dos días?

-No te pude ir a ver antes por que no me soltaban en el hospital, había unos casos que tenían que ser atendidos con urgencia y pues no podía dejarlos sin atención – suspiró cuando un escalofrío le recorrió el cuerpo –

-Aun no entiendo porque estás así – voltea el trapo refrescando su frente – es el uso excesivo de magia o algo por el estilo, por que de ser así creo que debo decirte que lo dejes, no podrás ayudar a la gente si tú enfermas, imagínate que pasará con tu madre su tú caes enfermo

-Lo que tengo es una descompensación – le regaló una sonrisa pícara aún con los ojos cerrados – estuve dos días trabajando sin descanso, y el día que nos encontramos, iba corriendo por que sabía que tú hora de salida estaba cerca así que me pasé directamente del hospital y bueno... nuestro "encuentrito" no fue precisamente de descanso

Sin saber que contestarle sólo negó sonriendo y acariciaba su cabello de manera lenta y analizando poco a poco los sucesos de esa noche se decidió a preguntarle

-¿Fue casualidad? 

Sempiterno (Saga Sempiterno, Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora