—¡Saeron-ah!No soy creyente, pero he de haber hecho algo malo para que Dios me castigue así.
—¿nos sentamos juntos?—le miré con esa cara que dice tenías que aparecer justo ahora y él seguía con su sonrisa emocionada—. Tomaré eso como un sí—y se sentó.
Claro, porque el mundo tenía una manía con ponerme a este en cualquier circunstancia de mi vida, como si no tuviera suficiente con una fobia social y una falta de amigos y autoestima.
—¿no se supone que tus amigas vendrían?—preguntó el castaño acomodándose en el sillón del autobús—. Por un momento creí que no podría estar en el camino contigo.
—sí vienen, sólo que están en los otros dos autobuses.—me encogí de hombros.—. Mina y Ryujin están en el primer autobús, Hyebin conoció a un chico y supongo que ahora están sentados juntos en el segundo autobús.
—que lindas amigas—dijo con sarcasmo. No pude evitar reír ante su comentario, a pesar de que no había sido tan gracioso.
—sí...la vida no está de mi lado en muchas situaciones.
—pues de mi lado sí está porque me puso en el mismo autobús contigo.—sonrió haciendo que sus ojos se hicieran pequeños, su nariz se arrugara y sus labios aprisionaran sus paletillas. Esbocé una sonrisa. No quería aceptarlo, pero tal vez ir a un lado de Jungkook no sería tan malo.—. Hey, te traje algo de hecho.—le miré, sacaba algo del bolsillo de su hoodie, extendió su mano hacia mí y pude admirar el paquete nuevo de cartas.—. Pensé que la pasaríamos bien si jugamos durante el camino. ¿Qué dices?
Mis ojos se iluminaron y levanté la vista hacia él para después sonreír y tomar el paquete de cartas con emoción. Chillé de alegría y saqué las cartas de su empaque casi intacto. El autobús comenzó a andar haciendo que nos sacudiéramos ligeramente. Salimos de la universidad y el viaje comenzó. Le había explicado a Jungkook cómo jugar póquer, las reglas y ese tipo de cosas.
Lo había entendido rápido pero me había preguntado varías veces la misma pregunta, según él porque no prestaba atención. En el fondo sabía que lo hacía para hacerme enojar o simplemente para que me riera de su distracción. Y no sabía decir si le estaba ganando o me estaba dejando ganar, porque Jungkook es bueno en todo, y aunque soy buena en póquer, si quisiera, él podría vencerme y hacerme quedar como una tonta.
Pero de igual forma sabía, que esta vez Jungkook no quería ganar contra mí, quería ganarme a mí.
—¿me estás dejando ganar?—pregunté de la nada. Jungkook rió y negó con la cabeza.
—de hecho, creo que tú deberías dejarme ganar por una vez.—reí por su comentario.
—está bien, sólo una vez.—hice mi movida. Jungkook analizó sus cartas y me miró.
—eres cruel.—hizo un puchero junto con una cara triste que igual me hizo reír.
Seguimos jugando un rato más. Dejé que Jungkook ganara, no disimuló su entusiasmo por ganar, soltó una risita y esos sonidos de emoción que hace cuando algo sale como él quiere. Había tres guías en la parte de atrás, comenzaron a patrullar el pasillo del autobús, pues en un momento algunos chicos se levantaban a hacer relajo en el autobús.
Un guía de estatura promedio, más alto que yo claro está, de piel pálida y cabello grisáceo pasó a un lado de nosotros y se quedó parado a un lado de Jungkook supervisando a todos los alumnos. Volteó a ver a Jungkook y le dio un empujón leve en el hombro con su puño.
—ponte el cinturón de seguridad, Jeongguk-ah.
Jungkook asintió a las palabras del chico y le obedeció. Me indicó con una seña que hiciera lo mismo. El chico volvió a la parte de atrás junto con los demás guías una vez todos se calmaron y permanecieron sentados.
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L'échange; J.jk
FanfictionKim Saeron es una estudiante universitaria, como cualquier otra. Pero hay algo que no soporta Saeron, y ese algo tiene nombre y apellido; Jeon Jungkook. Y un reverso del destino hará que tengan que pasarla juntos hasta resolver quien o qué los cambi...