c u a r e n t a y t r e s

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Llegué en unos minutos al edificio de Saeron. Tuve unos pocos problemas para poder entrar sin que me dijeran algo porque bueno, vengo con cinco enanitos detrás de mi cargando cables, bocinas y otras cosas en cajas y decirle al guarda que voy al edifico donde vive mi novia, ¿pero es que qué puedes pensar? ¿Vamos a hacer fiesta o acaso vamos a cometer un crimen?

No, nada de eso, señor. De hecho vengo a pedirle perdón a mi novia por ser un idiota siguiendo a mis otros amigos idiotas y sus consejos cursis. Dejamos las cosas en una bodega y la dejamos entreabierta, mientras tanto hicimos el tonto por el edifico tratando de que uno, Saeron no nos viera, pues le vimos entrar a su departamento; dos, que los guardas no nos dijeran nada; tres, descubrir cómo conectar todos nuestros cachivaches a la luz y lograr nuestro cometido esa noche. Y vaya que nos íbamos a tardar buen rato haciendo las tres al mismo tiempo.

Saeron se fue a trabajar y ahora teníamos un algo menos de que preocuparnos. Yoongi y Mina estaban conectando las bocinas en el jardín para poder reproducir aquella canción que la chica me dio la semana pasada; Jimin  me estaban ayudando a conectar el proyector que habíamos traído y Taehyung y Jeongyeon le encargaron a unos trabajadores que les ayudaran a colgar luces navideñas a lo largo del edifico.

Todo va a cobrar sentido más tarde.


[ 🌼 ]

—¿por qué la cara larga?

Miré de reojo con un puchero a Jinyoung. Este me regaló una sonrisa cálida, sus mejillas se abultaron y sus ojos se hicieron más chiquitos. Sonreí ladina, me alegraba verle pero no estaba del humor.

—he tenido una semana...pesada.—arrugué la nariz. Jinyoung bufó y se recargó contra el mostrador.

—es por tu novio, ¿no es así?—no quería aceptarlo, pero con trabajar tan sólo unos meses aquí, Jinyoung ya me conocía como un hermano mayor. Me limité solamente a hacer de mis labios una línea recta y asentir débilmente—. Pelearon.

—suspiré—. No le he visto en dos o tres semanas, probablemente más. Y...le he tratado muy mal por mensaje de texto. Estoy pensando en cómo perdonarle y pedirle perdón también.

—¿ya lo perdonaste?—se cruzó de brazos, asentí con la cabeza—. No lo hizo con intención.—volví a asentir.

—Jungkook no es el mejor consolando o tratando esos temas de los que hablamos. Yo me enojé porque estaba muy sensible.

—¿los días del mes?—encarnó una ceja.

—¡joder, no!—exclamé enojada.—. Tal vez...—Jinyoung se burló de mí y sus hombros subieron y bajaron.

—sólo bromeaba—volvió a reír—. Te entiendo. He estado en la misma situación que tú. Solamente que del lado de tu chico.

—¿ah sí?—pregunté, Jinyoung sintió varias veces con la cabeza—. ¿Y qué hiciste?

—bufó avergonzado, sus mejillas tomaron color y trató de ocultar su rostro con su mano—. Una cursilería.—sonreí un poco.—. No te atrevas a preguntar qué hice, porque no te lo diré. Pero eso hice.

—bueno, ¿y eso a mí en qué me ayuda?

—a que sepas que nosotros en situaciones de pánico recurrimos a este tipo de cosas. Yo esperaría a tu chico en frente de tu puerta con un ramo de flores y chocolates, no lo sé. No tengo idea.

—Jungkook no es así.

—¿no es detallista?—negué y me encogí de hombros—. Bueno, pues tendrá que aprender a serlo.

Suspiré por milésima vez en el día y mis párpados pesaron. Los cerré cortamente y los abrí. Bostecé y seguido contagié a Jinyoung, quien bostezó igual que yo y me miró con una ceja enmarcada.

L'échange; J.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora