v e i n t i o c h o

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t r i g g e r w a r n i n g : +18
/!\ ˢ ᴿᴱᶜᴼᴹᴵᴱᴺᴰᴬ ᴰᴵˢᶜᴿᴱᶜᴵᴼᴺ /!\

Para este punto podía tener mil y una fantasias sobre todo lo que Jungkook estaba haciéndome, y no creo estar preparada en este momento para que tengamos un acercamiento de ese calibre. Ni siquiera somos novios aún.

Y de todas maneras, yo no tenía ningún condón o lubricante en mi casa y sería algo extraño si él trajera alguno entre sus cosas. Preparado, pero de dudoso objetivo. Además, debía aceptar que me avergonzaba no estar depilada en mi zona V. Es decir, nadie te dice qué día y en qué momento tendrás una experiencia sexual. No tenía una selva en mi entrepierna, pero no era exactamente lo que muchos considerarían adecuado.

También hay que recalcar mi falta de experiencia en esto. Repito por milésima vez, nunca había tenido novio y mucho menos una pareja sexual. Que no es lo mismo a que nunca haya sentido las maravillas del orgasmo, pero no es lo mismo provocarlo tú misma a que alguien más lo haga.

—Jungkook—le llamé entre suspiros. Debía advertirle de absolutamente todo antes de cometer una estupidez—. No tengo ningún preservativo..

—no necesitamos uno para lo que quiero hacer.—fruncí el ceño y le miré confundida.

Se separó de mí completamente, recargué mi espalda en la cabecera de la cama detrás de mí, Jungkook se recostó en frente de mí reposando su cabeza entre mi abdomen y mi pelvis. Sonrió como un niño pidiendo permiso para comprar una golosina.

—¿confías en mí?—preguntó poniendo sus manos en el borde del pantalón de mi pijama. Inflé mis mejillas dudosa—. Esto te va a gustar. ¿Confías en mí?

—terminé cediendo. Asentí con la cabeza—. Confío en ti.

Jungkook sonrió y se acercó a besarme. Volvió a su posición y bajó mis pantalones lentamente, dejando mis bragas al aire y la vergüenza inundando mi rostro de rojo carmín. Jungkook se acercó a mi rostro y siguió besándome mientras sus manos jugaban con el elástico de mi ropa interior, moviéndola de un lado a otro a su gusto.

—Jungkook—volví a llamarle—, no estoy depilada. Podemos hacerlo después.

—oh, eso no es impedimento—entonces sus manos pasaron por mi feminidad encima de mi ropa interior—, mis dedos son mágicos, Saeron.

Volvió a pasar sus dedos por toda la extensión de mi feminidad haciéndome jadear. Con la tela de mi ropa interior encima seguía paseándose repetidas veces, penetrando cortamente. Se separó de mis labios para recorrerse en mi oído y susurrar.

—estás muy mojada, Saeron.

Se alejó de mí y volvió a bajar a mi zona íntima, tomó con sus dientes el elástico de mi ropa interior y me la quitó lentamente junto con ayuda de sus manos. Dejó expuesta mi feminidad ante sus ojos. Me miró a los ojos antes de dejar un beso en mi clítoris. Me hizo estremecer y jadear de placer.

Le vi introducir uno de sus dedos en su boca y seguido dirigirlo a mi entrada. Acarició mis pliegues y se dispuso a introducir lentamente su dedo en mí con cuidado de no lastimarme. Su dedo entraba y salía de mí creando fricción en mi feminidad y dándome descargas eléctricas en todo el cuerpo. A la vez su pulgar se encargaba de hacer círculos tortuosamente placenteros en mi clítoris. Mis caderas se movían involuntariamente hacia adelante pidiendo más de su roce.

L'échange; J.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora