L'échange; J.jk

t r e c e

Logramos llegar a la cabaña más alejada del distrito, estaba detrás de otras dos las cuales estaban ocupadas por chicas, chicas que según lo que he visto no son cotillas. Por lo que no temí que nos escucharan un poco. Y antes de entrar pude sentir una gota en mi cabello, cuando miré hacia arriba, casi como un milagro, más gotas comenzaron a caer, haciendo que mi sonrisa apareciera.

—¡Jungkook, mira! ¡Está lloviendo!

Exclamé y me adentré en la habitación. No estaba segura de si la lluvia nos volvería a cambiar de cuerpo, pero de todas maneras, no quería mojarme. Me detuve a observar la cabaña. Efectivamente, había cuatro camas, dos espacios para guardar ropa amplios y un baño. Además de dos ventanas de cada lado de la habitación. Dos lámparas instaladas en el techo, bastante lindas, pero una estaba apagada. Y los acabados de madera la hacían más acogedora y linda.

—¡mira, hay conexiones! Podré cargar mi teléfono.

Jungkook sacó su cargador de teléfono de su maleta y se acercó a la conexión antes dicha. Yo caminé al apagador de la lámpara para poder encender la que no estaba emanando energía lumínica. Sólo sentí la descarga eléctrica en mi dedo, el sonido de la lluvia afuera y las luces prenderse y apagarse seguidas.

Al abrir los ojos, igual que un milagro, estaba en mi cuerpo de nuevo. Mis ojos se abrieron como platos, toqué mi propio cuerpo y miré a Jungkook con una sonrisa.

—¡es un milagro!—exclamamos al mismo tiempo para después reír.

—¿no irás con tus amigas?—preguntó el castaño aún mirando por la ventana la tormenta eléctrica que acababa de empezar con fuerza—. Puedo prestarte una campera para que no te mojes—ofreció dándose la vuelta para mirarme—. Aunque debo aceptar que me dejarías solo y triste—dijo haciendo un puchero.

—no me iré. No sabemos en qué momento podemos cambiar y será complicado. Pero sí tengo que pedirles que me cubran, que digan que me quedé en la cabaña con ellas.—me encogí de hombros.—. Y sí, te dejaría triste y solo—imité el puchero que él anteriormente hizo. Vi como sus mejillas tomaban color de la misma forma en la que lo hicieron cuando me besó la mejilla.

—hablo en serio. Taehyung me está traicionando, está en otra cabaña con otro amigo suyo.—dijo cabizbajo—. Pero prefiero estar contigo.

—reí—. No se por qué tanto afán de estar conmigo. En estos momentos soy más una carga para ti que una amiga—confesé rodando los ojos.

—¿por qué dices eso?

—porque...hemos pasado la vida entera peleando y ahora que estamos juntos a la fuerza, soy solamente una chica molesta que te dice qué hacer y que no hacer frente a Mina—reí amargamente. Caminé hacia una de las camas y comencé a empujarla para que así quedaran dos juntas.—Dices que te gusto, pero en realidad no se qué te gusta.

—no siempre hemos peleado. Solías ser mi amiga, ¿no lo recuerdas?—Jungkook imitó lo que hice, juntó las otras dos camas.

—bufé—. Sí, sí, pero...fue en primaria y de un día para otro comenzaste a opacarme en todo lo que hacía y a humillarme frente a tus amigos y nunca supe por qué.

—¿te debo respuestas entonces?—asentí. Me senté en una de las camas que acaban de juntar y él, después de soltar un suspiro se sentó a lado de mí.—. La verdad nunca había tenido amigas niñas. Para mí era nuevo que tú fueras mi amiga y un poco raro. Por eso no dejé de hablar de ti en mi casa—rió nervioso haciendo que sus mejillas volvieran a tomar color—. Pero me di cuenta de que eras mejor que yo en la escuela, en las artes y en las matemáticas. Me sentí celoso—me miró a los ojos, y por primera vez vi a Jungkook de una manera diferente, lo vi como lo veía en esos días de primaria—. Ese sentimiento lo confundí con envidia, así que quería ser mejor que tú. Y los demás niños se burlaban de ti, nunca supe por qué. Pero no supe si defenderte o apoyarlos. Elegí la opción equivocada.