2

5.6K 461 43
                                    




—Aun tenemos que ir a firmar autógrafos a las 4:00, hay una reunión para una colaboración con el cantante nuevo de la disquera a las 5:00, y a las 6:00 tenemos que ir a grabar el nuevo sencillo que compusiste —Me explicaba Sharon, mientras íbamos en la limusina.

Yo la verdad ni atención le estaba poniendo, me había levantado a las seis de la mañana y el sueño me está matando.

—Emilio, Emilio, ¿Me estas escuchando al menos? —pregunto con el ceño fruncido.

—Sí... Bueno más o menos, pero, ¿qué esperabas?, me levantaste a las seis —talle mis ojos intentado quitar el sueño.

—Tú fuiste el que quiso ser cantante, no yo —indicó mirando si celular.

—Touche.

Llegamos a la disquera.

Al bajar de la limusina muchos fans nos acorralaron y varios periodistas igual.

Como pudimos caminamos hasta llegar adentro donde los guardias les prohibieron el paso.

Sharon, se quedó en el estudio número uno resolviendo algunos asuntos con su esposo.

También era un manager de una cantante llamada Anna.

Subí por el elevador hasta llegar a mi estudio, el número 10, uno de los más altos del edificio. Deje mi chaqueta en el perchero.

—Buenos días, bro —saludo mi mejor amigo Diego.

—Buenos días.

—¿Ya viste a la multitud allá afuera?.

—Sí, no crei que llegara hasta este nivel, donde no puedo ni salir de mi casa porque ya hay como tres periodistas parados en mi patio, imagínate, ayer cuando Joaquín y yo llegamos de cenar, había todo una prensa frente a nuestra puerta.

—¿No has pensado en comprar otra casa? —pregunto.

—No, ¿por qué pensaría en hacerlo?.

—No lo sé, tú y Joaco, llevan cuatro años de relación, en algún momento querrán tener hijos —alzó los hombros.

Eso es verdad, pero lo de los hijos, no lo tenemos planeado aún, así que.... No hay prisa por comprar otro lugar donde vivir.

—Eso aun no esta en nuestros planes.

—Un hijo, no se planea, Emilio —dijo por último.

Sharon, entró al estudio sentándose en uno de los sillones colocándose unos audífonos.

—Quiero escuchar la canción —dijo ella.

—Aun no está lista.

—Vamos, Emilio, sé que será hermosa, te vi terminarla hace algunos días.

—Pero.... Es muy cursi.

—¿Y eso qué?, todo lo que compones para Joaquín, es cursi.

—Si, pero... Eduardo, dijo que lo cursi no vende.

Ella frunciendo el ceño con enojo... Esto ya valió madre.

—¿¡Qué dijo que!? —se levantó enojada del sillón... Esto no es bueno— ¡Ese imbecil no tiene porque opinar sobre tu música!, ¡te lo he dicho miles de veces, por algo eres él más famoso de este lugar!.

—Ella tiene razón hermano —dijo Diego, dándole la razón.

Sharon, odia que se metan conmigo, ella fue la primera que me ofreció sus servicios cuando ninguna otra disquera lo hacía, porque decían que ser gay no le favorecía a un cantante en ascenso.

—Lo sé, lo lamento —me disculpe.

—Bien, ahora quiero escuchar esa canción, dale.

Entre a la cabina de grabación, y Diego encendió la música.

[....]

—¿Como estuvo? —pregunte a Sharon.

—Muy bien. -sonrió.

Habíamos terminado de grabar la canción.

Todo el día estuvimos haciendo lo que estaba en la lista de tareas, hasta terminar incluyendo juntas, firmas, y hasta sesiones de fotografía. Al final regresamos al estudio para grabar la canción.

Mire la hora en el reloj de la pared, las 10:30, y recordé que Joaquín tenía su primer evento al que quería que asistiera con él, porque a pesar de todo, aún le asusta hablar frente a cámaras y reporteros de la prensa.

—¡Es tarde! —grite apresurado, sali de la cabía de grabación.

—¿Para qué?, ya terminamos todo —dijo, Diego.

—Lo sé, lo sé, pero Joaquín, tenía su evento importante sobre sus diseños y es muy, muy, tarde —tome mi chaqueta del perchero.

—Yo te llevo —dijo mi amigo saliendo tras de mi.

Bajamos por el elevador, ya ni siquiera me importaba el frío, o todos los periodistas que estaban en la puerta principal de la disquera, salimos prácticamente corriendo.

Entramos al auto, y Diego condujo lo más rápido que podía sin exceder el límite, mientras yo le daba indicaciones del camino.

Llegamos por fin.

Baje del auto y le agradecí a mi amigo, rápido entre al lugar, no había mucha gente y se podría decir que estaba prácticamente vacío, puse mis manos en mi cabello jalando un poco de el.

—Disculpe, ¿sabe si, Bondoni, sigue aquí? —pregunte como estúpido, es obvio que no estaba allí.

—No, se fue hace un tiempo, los últimos que quedan son los modelos de el desfile.

—Gracias —asentí.

Salí del lugar y tome un taxi. Seguro, Joaco, estará enojado... Prefiero mil veces que este enojado a que este triste por mi culpa.

Minutos después, llegué a casa, algunos fotógrafos me vieron, pero no se acercaron, tal vez por la cara de pocos amigos que llevaba.

Entre a la casa dejando mis llaves en la mesa activando la alarma de la puerta. Subí rápido a la habitación.

—Ay, amor —susurre para mi mismo con mi corazón estrujandose al verlo en la cama, completamente dormido abrazando un Stitch que le regale en nuestra primera cita.

Me acerque a él y bese su frente.

—Te amo —susurre dejando otro beso en su mejilla regordeta— Lamento no haber llegado a tiempo.

Me siento fatal, muy pocas veces le fallo, y cuando lo hago, odio ver su carita de decepción y tristeza.

Me puse mi pijama y me recosté a su lado, tomé su pequeña cintura y lo acerque más, para ponerlo sobre mi pecho mientras acariciaba su espalda llena de hermosos lunares que la hacen parecer una galaxia.







Atte: Queen

Por Accidente (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora