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-Mierda -me dirigía corriendo a la disquera, no llevaba mi auto y no me di el tiempo de llamar a la limusina.

La entrevista había terminado y no encuentro al pequeño, llevo casi una hora buscándolo.

Se suponía que lo había dejado en el camerino y cuando regrese ya no estaba. Ahora, ¡JOAQUÍN VA A MATARME!.

Busqué a Sharon, pero no la encontraba por ningún lado, la llamé varias veces y no contestaba, es extraño porque nunca la llamo a menos que sea necesario y siendo así usualmente le mando mensajes, ella me dijo que iría a ver unos acuerdos para el dúo que haría.

Llame a Diego, pero tampoco contestaba y ni loco pienso llamar a Joaquín.

-¿Has visto a Sharon? -pregunté agitado cuando entre al estudio después de correr tanto.

-Mhmm, no desde la mañana -dijo Alfred.

-¿Qué no se supone que es tu esposa?.

-Ella es así, demasiado independiente podría decir -se encogió de hombros- Tal vez está en la cafetería de enfrente, la vi salir con Diego y mi hijo hace un par de minutos, supongo que se dirigían allí.

-Gracias -dije saliendo directo a la cafetería.

Joaquín me mataría si supiera que lo dejé solo.

Camine rápido, pasando por alto a los reporteros y fotógrafos. Suspire cuando los vi por la ventana del lugar, estaban sentados al fondo.

-¿Donde estaban?, ¿por qué no contestaban mis llamadas?, ¿Han visto a Ian?.

-Vaya, hasta que apareces, ¿no se supone que la entrevista terminó hace una hora?, ¿donde estabas? -preguntó Sharon.

-Ohh, no vengas a cuestionarme, estaba ocupado buscándolos, no logro encontrar al pequeño -dije ya completamente histérico.

-Por que no te calmas y miras hacia haya -apunto una parte del restaurante, había una sala de juegos para niños e Ian estaba jugando en la piscina de pelotas junto con otro niño.

Suspire dejándome caer en la silla junto a Diego.

-Oh, Dios, ¿por qué está aquí? -pregunté tomando el café de Diego.

-Hey, mi café -reprocho cuando lo tome.

-¡Emilio! -mire a mi lado, el niño corrió hacia a mi lanzándose en un abrazo.

-Que bueno que estas bien pequeño Nemo -correspondí a su abrazo.

-Sharon, ¿ya le podemos decir?, ya sufrió demasiado buscándome.

Fruncí el seño sin entender y Sharon asintió.

-Cuando me fui y te deje en la entrevista, Ian, me detuvo en la puerta y dijo que no quería estar solo, así que lo llevé conmigo y de paso, pase a recoger a mi hijo de la escuela. Diego, me llamó para saber si podía ir a la cafetería, después llegaste tú, y henos aquí.

Tome aire y después deje salir todo.

-¿¡SABES QUE CASI ME DA UN INFARTO!?.

-Es tú culpa por no cuidar bien del niño, yo solo te di una lección.

-¡MAMI!, ¿Podemos ir con papá? -preguntó un niño pequeño como de unos..... ¿7? Años, no recuerdo bien la edad de su hijo, solo recuerdo su nombre, Karl, me parece.

-Tu papá está ocupado, vamos más tarde, ¿ok?.

-Bien -regreso corriendo a la piscina de pelotas junto con Ian.

Por Accidente (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora