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El timbre de la casa sonó.

Me levante rápido con cuidado de no despertar a Joaco.

Sé que es Sharon, y no pienso ir al estudio hoy.

Bajé rápido las escaleras, casi tropezando como el gran idiota que soy.

-Buenos días -saludo ella con su celular en mano, escribiendo con prisa.

-Buenos días Sharon, hoy no iré al estudio.

-¿Por qué no? -despego la vista de su celular para guardarlo en su bolso.

-Quiero estar con Joaquín, por favor entiendelo -rogue juntando mis manos haciendole un puchero.

-Ouh, bueno, por eso no te preocupes, ayer terminamos todos los pendientes de tu lista, solo venia porque hay canciones que aún no están listas, pero puedes terminarlas después.

Casi pego un grito de felicidad, sonreí y la abrace.

-¡Gracias, gracias, gracias!.

-Descuida, ya devo irme, mi esposo quiere desayunar en ese restaurante que le dijiste el otro día -rodó los ojos, odia ir a esos lugares, dice que solo va gente con ganas de despilfarrar dinero- Adiós, consiente mucho a Joaquín.

-¡Adiós! -volví a cerrar la puerta, y corrí escaleras arriba otra vez.

Entre a la habitación, pero Joaco, ya no estaba.

Escuché como el agua de la regadera salía y una idea cruzo por mi mente, quite mi pijama y camine al baño. Sonreí al verlo, en verdad no ha cambiado nada, es igual de bonito desde que lo conocí.

Abrí la puerta puerta de vidrio de la regadera, para meterme con él, tomé su cintura y pego un brinquito de susto mirándome confundido.

-Crei que te habías ido con Sharon.

-Nop, hoy me voy a quedar en casa, y tú también lo harás. Te quedaras aquí conmigo -bese su hombro por donde bajaba agua haciendo que su piel se sintiera más suave de lo normal.

-Perdón, pero hoy no estaré aquí, tengo que ir a la empresa para firmar algunas cosas sobre el desfile -dijo sin mirarme.

-No vayas.

-Tengo qué.

-Por favor, quédate, quiero compensarte por lo de ayer -Abrace su cuerpo, pequeño y bonito.

-No tienes que compensarlo, sé que es tu trabajo y que no siempre estarás disponible -dijo bajito, aferrándose a mi.

-Siempre voy a estar disponible si es por ti.

-¿Me besas? -pregunto alejándose un poquito.

-Cuando quieras -respondí tomándolo de la cintura para acercarlo más, nuestros cuerpos estaban mojados por el agua que aún salía por la regadera, sus labios sabían diferente, he intentaba descifrar el sabor mientras lo besaba- ¿Hoy es sandía?.

-Nop, de hecho es de ayer, creo que aun quedó el sabor.

-¿Te lo pusiste para el evento? -asintió- Si hubiera llegado temprano habría disfrutado más de probarlo.

-Hey, esta bien, ya te dije que no importa, tendré más eventos después, no es para que te pongas así, Tahi.

Sonreí, hace mucho no nos llamamos así, creo que fue desde que terminamos el proyecto, y la costumbre de decirnos así se nos quedó.

-Claro, tahi.

-Ahora hay que bañarnos bien.

[....]

Por Accidente (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora