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Sharon, me miraba de forma extraña mientras el pequeño jugaba con los botones de la limusina.

-¿Quien es el nene? -preguntó luego de 5 minutos sin decir nada.

-Se llama Ian -él pequeño la miro y ella le sonrió.

-No me refiero a eso, quiero decir ¿de donde salio?.

-Pues..... De su mamá, ¿no?.

Rodo los ojos y se cruzo de brazos.

-¡Emilio, no seas idiota! - dejo de hablar y tomo aire- ¿Es tu sobrino, tu primo o qué cosa, y por qué lo traes al trabajo? -preguntó apunto de agotar su poca paciencia.

-Emm... No es mi sobrino, ni tampoco mi primo, es más bien... Un niño al que Joaquín, y yo estamos cuidando por ahora, así que me pidió que hoy lo cuidara yo.

-Bueno, dale las gracias a Joaquín de mi parte, ya te hacia falta algo de responsabilidad -se puso sus lentes oscuros de nuevo desbloqueado su celular como siempre y comenzando a teclear.

Mire al niño, parecía muy entretenido viendo por la ventana.

Al llegar a la disquera, tome su mano para bajar rápido y pasar entre el montón de reporteros evitando sus preguntas, seguramente relacionadas con el niño que tomaba mi mano.

-¿Donde estamos? -preguntó luego de entrar a la disquera.

-En mi trabajo.

-Emilio, iré con Alfred para saber cuando se hará la colaboración con la chica -asentí y Sharon se fue.

-¿Tú también eres dueño de este lugar? -dijo Ian.

-No, solo trabajo aquí.

-Creí que si lo eras, es que Joaquín, es dueño del edificio donde trabaja.

Sonreí, al parecer ya conoció Model, la empresa de mi bebé.

-Si, pero esa es otra cosa -tome su manita para subir al ascensor e ir hasta mi estudio.

En el estudio solo estaba, Diego, seguramente durmiendo ya que prácticamente vive ahí.

Al entrar, él chino nos miró con cara de no entender, aunque así la tiene.

-Epa, ¿y ese niño? -preguntó.

-Se llama Ian, y lo estoy cuidando hoy.

-¿Y es algún pariente de Joaquín?.

-No.

-¿Entonces?.

-Es el niño que te mencione.

Abrió sus ojos con sorpresa y se levantó para caminar hasta el pequeño.

-Hola mucho gusto, soy Diego, y soy el mejor amigo de Emilio -saludo.

Ian no decía nada, solo asintió con la cabeza y me miró como esperando a que yo dijera algo.

Mire el reloj. Sharon ya casi regresa.

-Ham, oye pequeño, ¿quieres usar mi celular mientras yo hago algunas cosas? -él pequeño asintió.

-¿Cómo se te ocurre darle un celular a un niño?.

-¿Tienes alguna mejor idea? -reproche.

-Nop, mejor dale el celular -camino sentándose de vuelta en su silla giratoria.

Él pequeño, corrió al sofá, sentándose para poder hacer lo que sea que haga con él celular.

[....]

Termine de corregir una de las canciones nuevas.

-Mira, gane otra vez -dijo el niño, mostrándome en celular.
Hace algunas horas le había enseñado a jugar, Plantas VS Zombies, y ahora no deja de jugarlo.

-Terminamos por hoy -dijo Sharon, saliendo del estudio..

-Bueno, pequeño, es hora de irnos.

Asintió devolviéndome el celular.

Tome los abrigos del perchero, y tome la mano del niño después de que se lo pusiera.
Estábamos por bajar del elevador cuendo me tope con Eduardo.

-Emilio, que sorpresa verte... Tienes una garrapata detrás tuyo -mire atrás. Ian se ponía detrás de mi sin soltar mi mano.

-Se llama Ian, y tendrás que disculparme pero ya nos vamos -quise pasar pero este no me dejó.

-¿Es tu hijo o algo así?.

Fruncí el ceño mirándolo mal, ¿qué le importa?.

-No.

-Vaya, que alivio, por un momento creí que lo habías adoptado o algo por el estilo.

-¿Qué tendría de malo? -pregunté mirando al pequeño.

-Es que, como verás, me preocupo por tú carrera musical y todo el mundo sabe sobre tu preferencia sexual, así que me parece que por eso no sube tu fama, y con un hijo, uff olvídalo, nadie te tomaría en cuenta o aún peor, tal vez hasta te discriminarian junto a tu noviecito ese, el modelo gay.

-A nadie debería importarle mi vida, les tiene que importar mi música, no mis preferencias ni mi familia.

-Bien, solo recuerda que es tu carrera la que se destruirá, no tú vida, y todo por no tomar buenas decisiones.

Se dio vuelta adentrándose en el elevador, mire al pequeño y le sonreí.

-Vámonos a casa.

Salimos de ahí lo mas rápido que pudimos para ir rápido a la limusina que nos esperaba afuera.
Al llegar a casa, ambos nos miramos y gritamos al mismo tiempo:

-¡Ya llegamos! -y después nos echamos a reír.









Atte: Queen

Por Accidente (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora