Cozy shower

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Un miércoles más había comenzado con una Emma Swan extremadamente frustrada. Sus tres días centrados en las provocaciones habían sido en vano. Regina Mills era demasiado resistente. Debido a esta resistencia de la morena, Swan había dejado el asunto algo de lado para centrarse en sus estudios diarios. Libros, video aulas, anotaciones, poemas, textos...Era solo lo que la joven necesitaba, sin embargo tenía que confesar que trajes de chaqueta, medias, tacones, labial rojo y blusas de salir la distraían un poco. Regina Mills la distraía. La dejaba entusiasmada. Durante las clases de aquel día, la joven se vio obligada a escuchar los comentarios crueles de Tamara, que aún no había aceptado que había sido corregida por la rubia días atrás. "Es peor que mis hermanos. Y ellos apenas tienen cinco años", dijo Emma a Rose, que se rió por lo bajito. Al salir del aula, Rose sugirió aprovechar el poco sol que había para ir a tomar un helado antes de regresar a casa. En la heladería, Rose le contaba a su amiga las extrañas experiencias con Killian, cosa que avergonzaba y asqueaba un poco a la joven, aunque lo encontraba bastante gracioso para quejarse.

—¡Emma, es serio! ¡Deja de reír!—Rose le había acabado de contar la vez en que Killian le pidió realizar una de sus fantasías, que consistía en que se pudiera una ropa de Campanilla y él del Capitán Garfio.

—¡Es desternillante!— dijo Emma con lágrimas en sus ojos de tanto reír— ¿De verdad te dio un disfraz de Campanilla? ¿Y él se vistió de Capitán Garfio? ¿Con el garfio y todo?

Emma reía tanto y tan alto que captaba las miradas reprobadoras de la gente que estaba en el local. Las mejillas de Rose estaban tan rojas que podría estallar de la vergüenza que sentía en ese momento.

—¡Shhhh! ¡Habla bajo!— dijo —¡Y deja de reír! ¡No tiene gracia!

—Ok, ok— dijo Emma intentando controlarse —Pero es una locura

—¿Y tú, hum? ¿No te vas a buscar a alguien con quien enrollarte estos meses?— preguntó Rose jugando con su helado.

—Hum...Mi propósito de venir para acá no fue conseguir a alguien. He venido a estudiar, Rose. Y es lo que estoy haciendo.

—¡Lo sé! Pero a veces el amor de tu vida puede estar a tu lado y ni te lo imaginas. ¡Di la verdad, Em! ¿No le has echado el ojo a nadie?

A veces el amor de tu vida puede estar a tu lado y ni te lo imaginas

—Yo...Sí. Hay una persona que me perturba, pero no quiero decir quién es. No ahora. Pero es extraño, no me parece correcto que estemos juntas.

—Nunca sabrás si es correcto si no te arriesgas

—Créeme, me estoy arriesgando. Lo estoy intentando de todas las formas posibles, pero parece que ella no me quiere. Ya es hora de que desista.

—Quizás ella también se esté preguntando si es correcto, Emma. Es algo que el tiempo aclarará— dijo Rose depositando su mano sobre la de la amiga —Solo dime que no es Bella, tu hermana de acogida. Es muy seria

—No...— dijo con una débil sonrisa —No es ella


Emma llegó a casa dos horas más tarde de lo acostumbrado. Killian las había ido a buscar a la heladería y dejado a ambas en casa. Emma llevaba unos pantalones negros, botas marrones y en la parte de arriba un abrigo amarillo pastel. Entró en casa con una ligera sonrisa en el rostro. Se sentía bien por haber pasado algo de tiempo con alguien que, técnicamente hablando, estaba pasando lo mismo que ella. Al pasar por la sala de estar, vio a todas las Mills sentadas en el sofá.

—¡Ahí está!— dijo Regina al ver a Emma —¿Dónde estabas? ¿Por qué has tardado tanto? ¡Nos has preocupado!

Los ojos de Emma se desorbitaron y se asustó ante la alteración en la voz de la morena.

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