Emma podría asegurar que sintió su corazón detenerse por unos instantes. Su cuerpo se calentó, su cabeza le pesó y su visión se enturbió al escuchar aquellos pasos y aquella voz tan familiar.
Con los ojos cerrados, se giró en dirección a la voz, deseando poder volver atrás en el tiempo y tener unos minutos más para arreglar aquello.
—¿Qué haces saliendo de ahí?
Dijo su madre.
Emma abrió los ojos, estos que ya estaban aguados. Sentía unas ganas absurdas de llorar cuando se ponía nerviosa. Sarah la encaraba completamente confusa y curiosa. Los ojos de la madre se pasearon por todo el cuerpo de la hija, observando que aún llevaba puesta la ropa de la noche anterior.
—Emma, ¿por qué estabas saliendo del cuarto de Regina? ¿Y dónde está tu pijama?— Sarah desorbitó los ojos y se acercó a la hija.
Swan no se sentía capaz de responder. Aunque había pensado en mentir, no lo conseguiría. Podría mentirle a cualquiera, pero a su madre, no. De ninguna manera. Ya algunas lágrimas de desesperación comenzaban a descender por su rostro mientras su madre seguía mirándola.
—Emma, te estoy haciendo una pregunta—dijo Sarah con voz firme —¿Por qué estabas saliendo del cuarto de Regina?
Emma bajó la cabeza y encaró sus propios pies, dejando que la madre sacara sus propias conclusiones.
Swan se sentía avergonzada. Su corazón estaba a mil, todo su cuerpo temblaba y temía todo lo que podría suceder después de esa mañana.
—Emma Elizabeth Swan— dijo Sarah pausadamente con voz seria. Ella nunca la llamaba por el nombre completo, solo lo hacía cuando algo iba mal.
—Mamá, yo...— la joven intentó tocar el hombro de Sarah, pero esta dio un paso hacia atrás.
—Responde a mi pregunta—ordenó. Ahora Sarah también tenía lágrimas en sus ojos.
—No me hagas hacerlo—suplicó Emma. La joven intentaba llorar y hablar bajo para no despertar a nadie.
Con los ojos cerrados, Sarah se pasó las manos por el rostro y respiró hondo diez veces antes de volver a abrir los ojos y volver a encarar a la hija.
—Esto solo puede ser una broma del mal gusto—gritó Sarah, haciendo que Emma se desesperase —¿Cómo tienes el valor de hacer esto, Emma? ¿Cómo lo habéis tenido las dos?
—Mamá, por favor, habla bajo—dijo ya en llanto acercándose a la mujer —No puedes contar nada, por favor. Esto acabaría con Fiona.
—¿Y te piensas que voy a regresar a Canadá en algunos días y quedarme tranquila sabiendo que mi hija está...acostándose con la mujer que tenía que ser su tía temporal?—preguntó indignada
—Mamá, por favor, deja que te explique todo. No te enfades, te lo suplico— y estaba literalmente suplicando.
—Emma, ahora mismo no soporto ni mirarte— dijo Sarah —Cámbiate de ropa y desaparece de mi vista, por favor. Dame un tiempo para procesar todo esto. Pero antes, dame tu móvil.
—¿Qué? No, eso es...
—Dame el móvil— dijo con rabia
La joven entregó el aparato a la madre, que inmediatamente lo guardó en el bolsillo del pantalón.
—¿Vas a contar algo?— preguntó con voz suave. Su madre evitaba mirarla a la cara. Al no obtener respuesta, pregunta una vez más —Mamá, ¿vas a contarlo?

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Exchange aunt
Fiksi PenggemarTraducción del fic portugués del mismo título de moonparrilla. Emma Swan es una joven de veintiún años que está a punto de realizar su mayor sueño: ir a Londres a hacer un curso de iniciación a la literatura inglesa durante diez meses. La joven se...