The opposites

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POV Emma

Ni los medicamentos más fuertes del mundo fueron capaces de hacerme dormir esa noche. Giré sin parar de un lado a otro de la cama. Solo podía pensar en el momento en que estaría, finalmente, después de tanto tiempo, en los brazos de mi madre. Hoy ya era el día en que llegaría a Londres y mi corazón estaba más acelerado de lo normal. Me levanté tras unos pocos minutos de sueño y corrí hacia el baño donde me di una ducha fría y lenta que me dio vida a la cara, a fin de cuentas, estaba pálida y mis ojos muy caídos. Salí del baño dando saltitos mientras en mi móvil sonaban todas las canciones más movidas que tenía. Enrollada en una toalla, salí del cuarto de baño y por el pasillo fui haciendo un baile. Cantaba y bailaba la canción Girls, de mi grupo favorito, The 1975. Al pararme un momento, vi que Regina me observaba desde la puerta de su habitación con una enorme sonrisa en el rostro. Corrí inmediatamente debido a la situación y solo asentí con la cabeza y entré en mi cuarto, sin embargo, Regina vino tras de mí.

—¿Animada?— preguntó entrando y cerrando la puerta. Se sentó en mi cama y sin disimularlo, recorrió con su mirada mi cuerpo de arriba abajo.

—¡Mucho!— me senté a su lado y la agarré por los hombros. En estos últimos días, nuestra relación no había avanzado, pero tampoco retrocedido —No veo la hora de abrazar a mi madre, a mis hermanos, a mis amigas, a Archie...¡Ah! Estoy muy feliz, Regina.

—Me lo imagino...— desvió la mirada hacia mi boca, y yo hice lo mismo, fijando mi mirada en sus labios carnosos y rojos —Vamos a tener que ser muy cuidadosas a partir de ahora, Emma

—Lo sé. Tengo miedo de lo que pueda suceder, pero no quiero que esto que tenemos acabe. ¿Me consideras egoísta?— pregunté

—¿Por qué habría de considerarte?

—Porque...Al mismo tiempo que sé que esto puede perjudicar a tu familia, no quiero que se pare. Tú...Me haces bien.

—No es egoísmo. Solo es...Complicado. Lo enfrentaremos de alguna manera, ¿ok? Quiero decir...Solo quedan seis meses para que te marches, después, estaremos libres.

—No lo estaremos, no. Yo vivo en Canadá, tú, en Inglaterra. ¿De verdad crees que saldrá bien, Regina?—apreté aún más sus hombros y pude ver su ceño fruncido.

—Emma...Soy una persona a la que le gusta pensar en el presente. Centrarme en el presente. Como dirían los creyentes...El futuro solo le pertenece a Dios, ¿hum?

—Está bien— me recosté en la cama, captando aún más la mirada de Regina sobre mi cuerpo. La morena se colocó sobre mí y pasó su mano por mi costado, y el ya conocido palpitar entre mis piernas se hizo presente. A causa de su posición, la falda negra que llevaba puesta se subió por sus piernas, dejando ver los muslos definidos y lustrosos. Cuando sus dedos amenazaron deshacer el "nudo" que sujetaba mi toalla, apreté las sábanas bajo mi cuerpo y me mordí con fuerza los labios —Tenemos que ir al aeropuerto en algunas horas

—Creo que exactamente por eso no debemos parar— susurró a mi oído.

Distribuyó besos por todo mi cuello, alternando entre mordiscos y lamidas. Al sentir el contacto de su lengua fría en mi piel que hervía de deseo, estuve segura de que iba a necesitar otro baño. Coloqué mis dos manos en sus nalgas, que apreté con fuerza, pero enseguida, ella las apartó y las sujetó encima de mi cabeza mientras me besaba con ferocidad. Cuando conseguí soltarme las manos, finalmente asumí la posición que tanto quería: encima de Regina. Ella abrió lentamente los ojos y me lanzó una sonrisa maliciosa, y para mi sorpresa, solo se levantó y se sentó en la cama, obligándome a salir de su regazo. La encaré con expresión confusa, a fin de cuentas, había sido ella quien había empezado todo.

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