Siento la tardanza en actualizar, pero he tenido días malos en el trabajo y llego a casa tan abatida que solo tengo ganas de ver la tele y de estar acostada, pero me he dado cuenta de que esto era mi válvula de escape y pienso volver a ello. Seguimos con nuestras chicas favoritas. ¿Qué pasará ahora con la llegada de la madre de Emma? ¿Se descubrirá todo?
The Shard era más de lo que la familia canadiense esperaba. El enorme rascacielos hizo que los ojos de todos brillaran, deseando incluso poder vivir allí para siempre. Fiona, como siempre haciendo gala de su amabilidad y de sus manos abiertas cuando se trataba de dinero, alquiló un pequeño salón en el edificio exclusivamente para sus invitados ese día y también contrató un pequeño equipo de cocineros y camareros para que elaboraran los platos preferidos de todos. Emma llegó a pensar si Fiona hacía todo eso solo para agradar a su familia o si realmente la mujer era así. Teniendo en cuenta todo lo que había vivido hasta ese momento, se decantó por la segunda opción. La familia Mills es muy rica y cuando el tema era gastar, lo hacían a espuertas. Eso explica la casa, los televisores en cada habitación e incluso los tres coches. Y no tenían cuatro porque Katherine aún no podía conducir.
Todos, menos Kristin y Lily, ya estaban en el salón donde sería servido el almuerzo. Sarah intentaba controlar a los hijos que insistían en correr de un lado a otro, y se estaba irritando al ver que no podía controlarlos. Sí, casi todas las madres son así. Se irritan cuando ven que sus hijos pueden estar molestando a otras personas. La madre de Swan solo se calmó cuando Katherine cogió a los dos pequeños y los sentó en las sillas mientras les contaba un cuento de hadas que los distrajo.
Tres de las cuatro paredes de la estancia eran ventanales de lado a lado, y eso a Emma le encantaba. Definitivamente podía dejar de lado a la gente y al almuerzo y quedarse admirando la maravillosa vista que tenía al alcance. Mientras la rubia observaba en silencio aquel paisaje, escuchaba risas y palabras sueltas de las mayores-Fiona, Regina, Sarah, Zelena y Victoria-que conversaban en otra zona. Se preguntó si algo se entrometería en su relación con Regina si ambas creaban una amistad. Y hablando de Regina, Emma no sabía si miraba más la vista que ofrecía The Shard o a la morena. Su tía temporal llevaba un vestido de color vino, algo por encima de la rodilla, con una abertura lateral en el muslo izquierdo. Sus cabellos negros-que ya habían crecido bastante desde el primer día de la joven en Londres-estaban peinados hacia atrás, sin embargo, algunos mechones testarudos insistían en caer sobre su rostro, dejándola aún más sexy e irresistible. Sus zapatos eran unos tacones negros con la suela del mismo color que el vestido. En el rostro, su maquillaje no era tan intenso, compuesto por un sombreado en diferentes tonos de marrón y su típico labial rojo que realzaba sus carnosos labios. En opinión de Emma, Regina estaba encantadoramente vestida, y tuvo que obligarse a no mirar descaradamente la pierna que el vestido dejaba a la vista. Tuvo que cruzar las piernas y volver a centrarse en la hermosa vista cuando la morena se dio cuenta de la mirada puesta en ella, a lo que respondió con una mirada maliciosa. Era palpable que Regina tenía a Emma en la palma de la mano.
Las dos mujeres habían despertado esa mañana, vamos a decirlo así, con ganas la una de la otra. Estaba escrito en sus frentes desde que chocaron en el pasillo después de despertar. La casi declaración de Regina de la noche anterior y la confirmación que Emma se hizo a sí misma de sus sentimiento por Regina había removido cada célula del cuerpo de la rubia, haciendo que estas gritaran cada vez más por el toque de la de más edad. Aunque Regina intimidara a Emma hasta no aguantar más, la joven ansiaba eso más que cualquier otra cosa.
Por otro lado, Regina sentía que se estaba equivocando. En realidad, sabía que se estaba equivocando, pero no podía evitarlo. Para ella, Emma Swan era como una droga. Sabes que te va a perjudicar, sabes que puede herirte, pero no quieres dejarlo porque estas viciado. Quieres tenerla cada vez más porque sientes que sin ella no volverías a sonreír, no volverías a ser feliz. Y no, Regina no lo volvería a ser. Emma había cautivado a la más vieja en cuatro meses de una manera sin igual, y a veces pensaba si la rubia llevaba en la ciudad más tiempo de lo que en realidad llevaba. Tras haberse acostado, la noche anterior, pensó innumerables veces en la rubia que poblaba su mente en las últimas semanas. Recordó todas las provocaciones, los besos, la sesión de masturbación en la cama donde estaba echada y sonrió como una tonta al techo, sin embargo, su sonrisa contenía malicia, y sus ojos, deseo.
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Exchange aunt
FanfictionTraducción del fic portugués del mismo título de moonparrilla. Emma Swan es una joven de veintiún años que está a punto de realizar su mayor sueño: ir a Londres a hacer un curso de iniciación a la literatura inglesa durante diez meses. La joven se...