Forgiveness

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Emma desorbitó los ojos, ojos estos de los que resbalaban lágrimas sin parar. Apretó con fuerza las manos de Regina, quien la miraba con miedo e inseguridad.

―¿Casarnos?―preguntó Emma en medio del llanto. Temblaba, sonreía y lloraba, todo al mismo tiempo.

―¡Sí! Nunca le he pedido a nadie que se case conmigo―Regina farfulló escondiendo su rostro entre las manos ―Esto no estaba planeado. No he preparado nada. Solo he decidido que quiero pedirte que te cases conmigo porque la única certeza que tengo es que quiero estar contigo, Emma. Quiero casarme contigo, formar una fami...―decía, pero fue interrumpida por un eufórico beso.

Emma se abalanzó sobre la mujer, callándola con un beso que lo decía todo.

Regina dejó que su cuerpo cayera sobre la cama, y Emma llenó su rostro de besos, arrancándole a la morena una carcajada alta, ronca y deliciosa.

―¿Eso es un...?

―¡Sí!―gritó Emma aún encima de ella, volviéndola a besarla ―¡Sí, sí, sí! ¡Quiero tanto casarme contigo, Dios mío!―Estaba en plena euforia. El corazón acelerado, las manos temblorosas, los ojos derramando lágrimas y la amplia sonrisa demostraban más aún la tan grande felicidad que sentía.

―¿Estamos prometidas, entonces?―preguntó Regina, emocionada acariciando el cabello rubio, cuando Emma se hubo calmado un poco.

Swan asintió y sonrió de oreja a oreja.

Desde el borde de la cama, Lola asistía la linda escena con la lengua fuera y moviendo su cola.

―Compremos las alianzas por la mañana―dijo la morena sonriendo segundos antes de ser atacada de nuevo por Emma.

―Hoy por la mañana apenas era una mujer preparada para asistir a su primera presentación como autora publicada, con una novia viviendo al otro lado del mundo, y ahora, unas horas después, estoy prometida y cerquita de ti―dijo Emma suspirando y sin dejar de reír―¿Fiesta o solo por lo civil?

―¿Qué?―preguntó la morena confusa, sin entender

―¡La boda! ¿Vas a querer una fiesta o solo la ceremonia en el juzgado?

Regina le dirigió una sonrisa apasionada.

―Creo que podemos hacer las dos cosas. Pero en lugar de una gran fiesta, podemos celebrar una reunión con amigos y familiares tras la ceremonia.

―Estoy de acuerdo.

―¿Vamos a dormir?―preguntó Regina echándose en la cama, haciendo la cucharita con su prometida.

―Vamos―respondió suavemente besando la mano de Regina ―Buenas noches, Gina―Bostezó y fue poco a poco cerrando los ojos ―Te amo

―Yo te amo más, Swan.


Emma se despertó a la mañana siguiente sintiendo que dejaban besos en su espalda. Por un segundo, pensó que estaba soñando, pero enseguida los recuerdos de la noche anterior llegaron a su memoria, haciéndola sonreír.

Los besos llegaron a su nuca, provocando que todo el vello de su cuerpo se erizara. Aquel era su punto flaco. Regina mordía ligeramente la zona al paso que arañaba suavemente la espalda desnuda de la rubia.

Regina pasó la mano por el trasero de Emma, que estaba bajo una fina sábana. Emma intentaba fingir que aún estaba dormida, solo para que aquellas caricias no acabaran.

La morena retiró la sábana, apretando con fuerza las nalgas de Emma, y con la mano abierta, le dio una palmada, lo que hizo que Swan diera un salto y una especie de gemido de dolor y placer saliera de sus labios.

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