Wine Ringing

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Emma se despertó lentamente aquella mañana de sábado. Mientras abría despacio los ojos, sintió un fuerte dolor de cabeza. Al mirar su cuerpo sobre la cama, notó que aún llevaba puesta la ropa de la noche anterior. No pudo evitar una sonrisa al ver la tirita puesta por Regina en su rodilla, sin embargo, su sonrisa inmediatamente desapareció al recordar lo que había hecho. "¿Qué mierda hice?", pensó Emma, refiriéndose a las palabras que le había dicho a Regina. La joven se levantó y se metió enseguida bajo la ducha, donde el agua no solo lavó su cuerpo sino también su alma. "Una baño caliente, calmado y al ritmo de The 1975. Creo que no existe nada mejor que esto", pensó la rubia. Al salir, se puso unos pantalones de chándal grises, calcetines con dibujitos de fresas y una camiseta blanca con una sudadera negra por encima. Swan bajó, escalón por escalón, con cautela para no caerse. Su cabeza aún le latía y su cuerpo imploraba por algunas horas más de cama.

—Bue...Buenos días, querida— dijo Fiona algo pasmada al mirar de arriba abajo a la joven.

Su cabello estaba sin peinar, su rostro pálido y bajo sus ojos visibles ojeras.

—¿Estás bien?— preguntó Bella asustada

—Creo que está enferma— comentó Kitty

—Lo que tiene se llama resaca. Ella está bien— dijo Regina con voz suave.

—Buenos días. Estoy bien— dijo Emma algo avergonzada sentándose al lado de Kitty —Creo que anoche puede que exagerase. No se repetirá.

—Hum...Está bien— dijo Fiona

Durante todo el desayuno, Emma notó las miradas de Regina sobre ella, pero en ningún momento se las devolvió. La joven estaba demasiado avergonzada para eso. Después de que todas se retiraran, Swan siguió a la mayor, que se dirigía a la pequeña sala de estar al otro lado de la casa. En la estancia había algunos estantes con libros, un sillón y un piano negro, muy lujoso.

—Hey— dijo llamando la atención de la morena

—¿Qué quiere, Swan?— respondió sin mirar a la joven a los ojos

—Quería hablar sobre ayer...

—Emma— Regina interrumpió —No hay absolutamente nada de lo que hablar. Para ser sincera, pensé que ni lo recordaría.

—Quería pedir disculpas por las cosas que dije e hice. Realmente no quise decir aquello— "En realidad, sí quise", pensó

—No se preocupe, Swan. No significó nada. Ahora, si no le importa, ¿puede salir, por favor? Tengo cosas que hacer— dijo con grosería

—Cla...Claro— dijo Emma algo decepcionada. De cierta forma, esperaba una conversación más decente.

La joven subió las escaleras algo cabizbaja y se dirigió al cuarto de Kitty. La pequeña estaba sentada en su cama viendo la tele.

—¡Hey!— dijo Kitty entusiasmada —Estaba pensando que podríamos ponernos unas mascarilla de arcilla en la cara, peinarnos la una a la otra, pintarnos las uñas...¿Quieres?

—¿Quieres tener un día de hermanas? ¿Un SPA?— preguntó Emma con una sonrisa boba en el rostro.

—¡Sí! Al menos un sábado al mes, Bella y yo hacemos eso, pero hoy ella ha tenido que ir a clases para asistir a un seminario o algo así.

—¡Me apunto!— Swan concordó y pudo ver cómo la más joven saltaba de felicidad.


—¡Listo! ¡Tu pelo ya está!— dijo Kitty mientras desenchufaba la plancha y hacía que Emma se girara hacia el espejo.

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