Between the Eyes || Nikki Sixx

#17: Nikki...

Rachel Goldstein.

Dos horas después de estar intentando grabar las primeras escenas de la película, finalmente es mi turno de aparecer.

Jeans azules claros, tenis blancos, una blusa del mismo color pero con puntos negros, una chaleco negro con dos rosas blancas a los bordes y una chaqueta rosa pálido era el conjunto que me habían dado.

Me esponjaron el pelo, me pusieron brillo labial y rubor en mis mejillas. Definitivamente parecía una adolescente y no una adulta joven.

A Eric le pusieron unos converse, pantalón y chaqueta negra, mientras que la camisa era blanca con el estampado de una guitarra Les Paul.

Trish no se ha despegado de mi en ningún momento debido a la situación de Nikki y para averiguar si harían marketing o no.

Me dirigí hacia la entrada de la escuela con la bolsa blanca y un cuaderno morado que me dió uno de producción. Suspiré en un intento de calmar mis nervios.

Sí, aún estaba muriendo de nervios.

– ¿Estamos listos? –Preguntó Robert a través del megáfono.

– ¡Sí! –Gritamos Eric y yo al mismo tiempo, nos reímos por eso.

– ¡Acción!

Eric llegó hacia el inicio de las escaleras con la ayuda de la patineta. Robert gritó corte y empezaron a mover las cámaras hacia donde continuarían grabando. Robert nos explicó antes cómo quería que sucediese la escena.

Volvió a gritar nuevamente acción. Me acerqué a Eric cuando él estaba pisando la patineta para elevarla y tomarla con la mano.

– Jennifer –Dijo con emoción.

– No se te ocurra entrar, Strickland te está buscando –Comenté mientras le tomaba del brazo, bajamos por las escaleras.

– ¡Corte! Rachel, necesito que tu voz suene alterada pero preocupada a la misma vez, por favor –Asentí.

Y estuvimos casi veinte minutos por culpa de Eric. Comenzaba a dramatizar de más su diálogo y hasta el mismo Robert empezaba a perder la paciencia.

Finalmente logramos hacer la escena para proceder a la siguiente. Esta vez el tiempo fue más duradero y a James Tolkan se le notaba en la cara que empezaba a perder su paciencia.

– ¡Tomemos un descanso! –Gritó Robert por el megáfono.

Comenzaba a escuchar a gente de producción agradeciendo por eso. Miré a Trish y ella se había recogido mal el pelo. Me miró negando con la cabeza acompañado de una mueca.

– Haré lo que sea para que no hagan marketing, te lo prometo –Comentó cuando nos sentamos en una mesa en McDonald's–. Ese tipo se está tomando muy en serio ese papel pero de manera errónea.

– ¿No se me notaba en la cara mi desesperación? Ya ni con Nikki llego a eso.

Estaba a punto de responderme cuando el teléfono que tenía empezó a sonar, ví cómo sacaba el ladrillo de la bolsa.