#23: Funeral.

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Rachel Goldstein.

Entré al recinto donde se haría el funeral de Razzle, Trish decidió acompañarme ya que Nikki no quiso venir para quedarse encerrado en el cuarto principal de la casa.

Varias miradas se posaron en nosotras, incluido a un rubio de pelo largo. Éste se acercó hacia donde estábamos y pude notar claramente que sus ojos estaban rojos.

– ¿Eres Rachel? –Preguntó.

– Sí, ¿nos conocemos? –Junté mis manos.

– Soy Michael Monroe, vocalista de Hanoi Rocks y amigo cercano a Razzle –Extendió su mano.

– Claro, debí suponerlo –Estreché nuestras manos–. Soy Rachel Goldstein.

– Él me hablaba mucho sobre ti, inclusive le ayudé a buscar el collar.

Bajé la mirada al collar: desde que Razzle me lo dió, no me lo he quitado para nada. Ni siquiera Nikki se ha dado cuenta de eso.

– Muchas gracias por ayudarle, estoy enamorada del collar –Sonreí, las ganas de llorar me invadieron.

– ¿No vendrá aquel bastardo, verdad? –Su rostro cambió totalmente de tristeza a furia. Supe que se refería a Vince.

– Vince no vendrá porque aún sigue encarcelado.

– Ojalá y se pudra en el infierno ese hijo de puta por lo que hizo –Dijo con rabia–. Mejor no hablemos de él, no vale la pena.

Estuve unos minutos más hablando con él hasta que le fueron a buscar. Trish y yo nos sentamos en una sillas que estaban cercas del ataúd.

– Sigo sin terminar de creerme que esté muerto –Comenté mientras veía el ataúd.

– Entiendo cómo te sientes, Rachel –Puso su mano en mi hombro.

– ¿Crees que deberíamos ir a verle? –Mis ganas de llorar aparecieron, estaba empezando a acostumbrarme.

– Si tu quieres –Sonrió de lado.

Miré una vez más el ataúd. El miedo me estaba matando. No quería comprobar que de verdad Razzle estaba muerto.

Me levanté del asiento para acercarme ahí de manera lenta, quería que todo esto fuese una terrible pesadilla y que despertaría en la cama acostada con Nikki.

La sangre se me heló al verlo ahí adentro, de verdad Razzle murió. Puse mi brazo derecho alrededor de mi pecho para que sirviera de soporte a mi codo izquierdo.

Estaba más pálido de costumbre y se alcanzaba a notar que había sido cosido de su mejilla izquierda. Apreté la medalla del collar intentando no llorar.

Sentí unas manos en mis hombros, fue ahí cuando el llanto salió y decidí abrazar a la persona que estaba atrás mío. Era Trish a quien estaba abrazando.

– Dime que es una pesadilla y que pronto despertaré –Susurré.

– No lo es, cariño –Habló de la misma manera.

Permanecimos en el recinto hasta que dijeron que ya era hora de enterrarlo. Michael se ofreció de manera amable llevarnos hasta el cementerio.

– ¿Gustas? –Preguntó ofreciéndome un cigarrillo, asentí con la cabeza y lo tomé.

– Gracias –Respondí en voz baja. Noté que Trish me miraba con algo de pena.

– No bromeaba con que Razzle solía hablar mucho sobre ti, Rachel –Me pasó el encendedor. Sonreí de lado–; llegó a decirme que estás participando en una película y que participaste en un video musical.

– Es cierto, es cierto –Volví a hablar de la misma manera.

Estuvimos en un silencio incómodo durante veinte minutos. No tenía muchas ganas de hablar, solo quería llegar a casa a tumbarme a la cama y llorar por horas hasta quedar dormida.

– ¿Alguien quiere decir unas palabras? –Preguntó el padre cuando terminó de hablar. No separaba mi vista de aquel ataúd.

Trish me golpeó ligeramente con su codo, le miré y ella hizo un movimiento con su cabeza para que mirase al frente; Michael asentía con la cabeza mientras me miraba.

Suspiré.

– Yo –Hablé–. Sé que casi todas las personas aquí presentes conocieron a Nicholas por mucho más tiempo que yo, pero a mí solo me bastó cerca de un mes para poder encariñarme con él y considerarlo mi mejor amigo.
Nick llegó a mi vida cuando empezaba a entrar en una depresión. Al día siguiente de haberlo conocido, marcó a mi casa diciendo que quería salir conmigo porque había sido una de las dos personas que mejor le cayó la noche anterior.
Desde ese día, estaba la mayoría del tiempo con él, ya sea paseando por todo Los Ángeles, escuchando música en mi casa, viendo películas o platicando sobre nuestras vidas –Apreté mis labios–. Le platiqué toda mi vida y él me platicó toda su vida, en ningún momento me interrumpió y se limitaba a asentir o hacer muecas. Quería que él fuera parte de mi boda, pero la vida me lo arrebató siete meses antes de celebrarse –Me mordí el labio–. El último día que lo ví, me regaló un collar con una medalla de corona; argumentó que era porque me consideraba una reina y para que le recordase cuando estuviera lejos –Una lágrima salió de mi ojo izquierdo–. Estoy totalmente agradecida por la vida que me dió la oportunidad de conocer a este maravilloso hombre y de haberlo hecho mi mejor amigo, inclusive como el hermano mayor que nunca llegué a tener –Mi voz se quebró–. Sé que nos volveremos a ver algún día, Razzle. Te amo y espero y estés tranquilo en donde sea que estés. Prometo que jamás te olvidaré y que no me quitaré este collar hasta mi muerte.

Abracé a Trish en cuanto terminé de hablar, ella pasaba sus manos por mi espalda al mismo tiempo que Michael hablaba acerca de su amistad con Razzle.

– Sabes que él escuchó todo lo que dijiste, ¿verdad? Él sabía lo importante que era él en tu vida, siempre lo supo –Decía Trish en un intento de calmar mi llanto que crecía progresivamente.

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Descansa en paz, Razzle :')

Between the Eyes || Nikki SixxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora