🟔 Cartas de amor a un ángel 🟔

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Lugar desconocido, fecha desconocida

Querido ángel:

Te amo.

Si, lo digo así de simple. No voy a gastar papel ni tinta escribiendo razones ni explicaciones porque tengo toda una eternidad para hacerlo.

Solo puedo decirte que cuando estábamos juntos me sentía sin aliento, sentía el mundo temblar bajo mis pies y no quería nada más. Y eso fue solo el principio.

¿Qué más quieres que te diga? Te observo con atención cuando te tengo cerca, apreció lo que dices e intento indagar lo que callas, veo tú interés por ciertas cosas, la manera en que mueves las manos despistadamente cuando el nerviosismo te gana, ojeo tus ademanes, adoro tú mirada, contemplo tus ojos como algo que hace que mantenga los pies en la tierra, recordándome que tengo que desviar mi mirada antes de terminar perdiéndome... y nunca terminó de descifrarte.

He estado tratando de convencerme durante tanto tiempo que hay tantas razones para no amarte, pero en mi desesperación por tratar de entenderlo me he olvidado de lo más importante:

No puedo.

¡Oh, Aziraphale! Tu siempre tan querido, tan encantador, tan bueno, y yo... yo soy solo un desastre de demonio.

Te contaré un secreto que quiero que quede entre nosotros: no soy bueno, nunca lo seré, pero tampoco soy el maldito bastardo que el cielo te quiere hacer creer.

Todos los seres son como... ¡ensaladas! Sí, eso es... ensaladas. Somos cosas buenas y malas picadas y mezcladas en una vinagreta de confusión y conflicto

O al menos esa es mi excusa, una pobre y terrible excusa que tengo que decir para poder creer que entre nosotros podría llegar a haber algo.

No quiero hacerme falsas esperanzas, puedo oír en mi cabeza tu voz diciéndome que no somos más que enemigos, enemigos hereditarios, mejor dicho. Eso me causa un gran pesar. Y no sé porque presiento que cargare con este sentimiento durante mucho, mucho tiempo.

A veces sueño despierto (y a veces dormido) y me dejo deslumbrar con lo que veo en eso sueños. ¿Qué es lo que me deslumbra? Lo maravilloso si el "nosotros" existiera. Pero no quiero vivir preguntándome lo que podríamos haber sido. Pero simplemente no, no soy esa clase de demonio.

Te podría prometer el cielo, pero ya has estado allí (y yo no quiero volver), te daría mil y un maravillas sino fuera porque tú ya eres una, te podría construir castillos dignos de un cuento de hadas, pero no es lo que quiero, no quiero un cuento de hadas ni fantasía porque eso no eres tu... eres mucho más que eso, tú, eres real.

Eso es lo único que yo te ofrezco: realidad, así, solo eso porque es lo único que tengo; no me aferro de ninguna forma a la perfección, aunque debo decir que me estaría contradiciendo... tu eres la cosa más perfecta de la creación (hago un paréntesis aquí para señalarte lo cursi que me has vuelto).

Si he decidido decirte todo esto no es porque quiera que me correspondas (lo vuelvo a decir, tenemos toda una eternidad para eso), no, esto no tiene nada que ver con mis egoístas deseos. Simplemente era necesario que te dieras por enterado: eres tu quien arrebata mis suspiros, tu bondad, tu fuerza silenciosa y tu celestial presencia ha terminado por rebasarme. No hay duda alguna, ya esto es amor.

Si después de esto decides tratarme como un desconocido lo entenderé, si es eso lo que quieres lo respetare, solo necesitaba sacarme este peso de encima no importa que ni siquiera quieras volver a verme, todo lo que quería era decir mi verdad.

Haz lo tuyo que yo haré lo mío.

Sinceramente tuyo,

Crowley

Memorias de un demonio (O cartas a Aziraphale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora