La noche había sido un caos en esa habitación, en la cama, el suelo, el baño... Pero ahora el caos estaba en su interior. Tenía náuseas, dolores horrible de cabeza, y el cuerpo entero.
Su boca estaba seca, y tenía demasiada sed, encontrando sólo alcohol allí. Definitivamente, tenía que irse de ese lugar.
Sacó de encima de él el brazo de su amante de aquella noche, y salió de la cama, tomándose de la mesa de noche para ponerse de pie.
Dio un par de pasos lentos, con los ojos cerrados, y se dirigió hasta el baño. Primero tomaría una ducha, para intentar activarse, y luego se iría a verla.
De seguro la jovencita había estado llorando o algo así. Sabía que la había herido con lo que había dicho. Aún le quedaban algunos dólares de su última paga.
Tal vez para una flores, o algo bonito, le alcanzaría. Ahora sólo quería quitarse ese olor a alcohol, tabaco y otras sustancias, que llevaba en el cuerpo.
***
Batió desganada la mezcla para hacerse unos hotcakes, mientras escuchaba canciones tan deprimentes y tristes, que no ayudaban para nada su estado de ánimo actual.
Lo único que había hecho al despertarse, había sido lavar su rostro y dientes.
Candice le había dejado un mensaje, diciendo que debía irse a solucionar un asunto, sin decirle cual, y que si todo resultaba bien, pronto le contaría.
Tomó un poco mermelada en una cuchara, y se la llevó a la boca, sirviéndose un poco de jugo, y colocando algo de preparación a cocer para su hotcake.
Se giró para volver a su cama, y fue entonces que notó una sombra del otro lado de la ventana. Tomó un cuchillo, y se acercó con cautela a la misma, corriendo levemente la cortina.
Miró al muchacho del otro lado, y no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran.
El rubio del otro lado le sonrió, mostrándole un pequeño ramo de flores, golpeando suavemente el vidrio, modulando un buen día.
Abrió suavemente la ventana, insegura, y apenas tuvo la oportunidad de hacerlo, Itzak se abrazó a ella, haciéndola retroceder, depositando un beso en su cuello.
—Lamento lo de ayer, no quise decir esas cosas, sólo... Estaba molesto —le dijo en un tono bajo, suave—. ¿Me perdonas?
—¿D-Dónde pasaste la noche? ¿Estuviste con otra mujer? —le preguntó en un hilo de voz.
—Estuve con unos amigos, en una especie de hogar o algo así, que es para pasar la noche únicamente.
—¿En serio? Tú ropa huele raro.
—Sí —murmuró—. Algunos estaban fumando.
—No hueles a cigarrillo.
—Porque no me refería eso. Pero ¿Estás bien? —le dijo cambiado de tema rápidamente.
—Sí, supongo que sí —pronunció afligida.
Se alejó de ella, y la tomó de las manos, poniendo el ramo de flores, y luego le dio un beso corto en los labios.
—Lo siento, dije cosas hirientes, lo lamento, no volveré a hacerlo.
—¿En verdad no estuviste con nadie? ¿Con alguna mujer?
—No, preciosa. ¿Crees que podría engañarte? ¿En serio?
—No nos conocemos tanto —le dijo mirando hacia abajo.
Respiró profundo, y la tomó del rostro para que lo mirara a los ojos.
—Mírame ¿Crees que miento?
—No lo sé.
—No lo estoy haciendo, créeme.
—Quiero hacerlo —susurró con los ojos brillosos, al borde de las lágrimas—. Q-Quiero hacerlo, pero-
E Itzak no la dejó continuar, la besó con delicadeza, intentando darle seguridad, que creyera que lo que le había dicho era verdad, que ella no debía dudar de él.
—Preciosa, bonita, hermosa —sonrió contra sus labios, diciéndoselo con besos cortos.
Zoe se abrazó a él, y apoyó su mejilla contra su pecho, respirando profundo. Él estaba allí, si se hubiera buscando otra mujer, no habría regresado.
—¿Desayunaste?
—Comí unas galletas antes de venir aquí.
—¿Quieres desayunar conmigo?
—Claro —sonrió, tomándola de la mano, caminando los pocos metros de distancia que habían hasta la mesa.
Zoe cargó agua en un vaso, y luego coloco las flores en él.
—Bonita ¿Estamos bien?
—¿A qué te refieres?
—Si nosotros estamos bien, no te noto como siempre.
—No me siento bien, Itzak ¿Tú cómo te sentirías si yo dijera que me voy a buscar otro hombre?
—Molesto y celoso. Y tenía ganas de regresar anoche, hablar contigo, Zoe. Pero era muy tarde ya, y sabía que tú no podrías recibirme, es por eso que esperé hasta ésta mañana para venir a verte.
—Está bien.
La miró inseguro, y se puso de pie para acercarse a ella, tomando de la cintura.
—Debes creerme ¿Sí? —le dijo dándole un beso corto—. ¿Quieres que después vayamos a caminar? Tengo ganas de pasar tiempo contigo.
—Está bien —pronunció, con una leve sonrisa.
***
Estaba sentado en un banco fuera de la heladería, al borde de quedarse dormido. Malditas drogas, no volvería a consumir de nuevo... O al menos no varias en la misma noche.
Se sentía fatigado, cansado, completamente exhausto a esa hora de la tarde.
Zoe había entrado a comprar helado para ambos, e Itzak había preferido quedarse afuera, ya que había mucha gente. Y el rubio estaba haciendo lo posible para lucir amable, al menos con ella.
Pero lo cierto, es que estaba molesto, irritado, y las personas le jodían completamente el humor.
Zoe salió luego de casi media hora con una linda sonrisa, llevando en cada mano un cono para cada uno. El rubio intentó sonreír, pero por la expresión de ella, no logró conseguir lo que buscaba causar.
—Itzak, luces muy cansado.
—No dormí bien.
Ella sentó a su lado, y sin decir nada, Itzak recostó su cabeza sobre los muslos de Zoe, cerrando los ojos.
—¿Te molesta si me duermo unos minutos?
—¿Ya no quieres tu helado?
—No amor, sólo quiero dormir —balbuceó antes de cerrar los ojos.
Segundos después, el rubio se había dormido, y la jovencita se había quedado con ambos helados en la mano.
—Tendré que comerlos yo —suspiró, mirando hacia abajo al muchacho descansar.
No debía ser fácil ser una "bestia", no tener donde dormir, y que nadie te ayudara, como Itzak. Y por eso, al ver lo cansado que estaba el muchacho, es que Zoe comenzaba a cuestionarse nuevamente si dejarlo o no dormir en su departamento.
...
Bastien quizás tenga su libro, una historia corta. Y no pondré más fragmentos o capítulos especiales de él, para no mezclar ambas historias...
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Itzak
Teen FictionItzak es un macho Bestia, que vive en un país muy alejado del asentamiento creado por Narel y Camille. Tanto él como su gente, tienen conocimiento de éste lugar, y sueñan con el momento en que la rebelión también llegue a su país, cambiando las cond...