III

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—¿Podemos visitar las instalaciones, Chris? —le inquirió con una bonita sonrisa Zoe a su hermano.

El muchacho observó al operario, y éste les dijo que sí, pero sólo en las zonas seguras, aquellas que ya habían finalizado en su construcción.

Los ojos azules de la muchacha brillaron de emoción, y siguió a su hermano, sonriendo mientras eran dirigidos al interior del edificio, enseñándole las instalaciones, explicándoles como trabajarían ahora.

—¿Ya funciona el ascensor? —preguntó curiosa la muchacha.

—Sí, ya es funcional.

—¿Podría subir al último piso? Quiero ver la vista de la ciudad —sonrió.

—Luego iremos, Zoe. Ahora estamos-

—Chris, no soy una niña —le dijo rodando los ojos.

—Señor Dankworth, la azotea es completamente segura. Ya están colocados los pilares y barandas —pronunció el operario.

—De acuerdo, sube, mira la vista, y bajas ¿De acuerdo? Sabes que no tenemos mucho tiempo que perder.

—Sí —sonrió, antes de dirigirse rápidamente hacia el ascensor.

Se subió a él, y esperó algunos minutos, antes de bajar y observar la hermosa vista panorámica que tenía de la ciudad. Con una suave sonrisa se acercó hasta una de las barandas, y miró hacia abajo.

Sí, definitivamente sería una muerta segura caer desde allí. Se giró para dirigirse hacia una reposeras, y tocó con la punta de sus dedos el material.

Estaba por ir hacia la puerta, y así volver al ascensor, cuando escuchó un ruido fuerte detrás de ella. Se giró con cierto temor, y abrió los ojos desconcertada al ver a aquel rubio allí parado.

Era él ¿Cómo había subido hasta el piso veinticuatro?

—Hola, bonita mañana ¿Verdad? —sonrió él, como si nada.

—¿C-Cómo subiste hasta aquí?

—Oh, sencillo, trepando.

—¿Trepando? Estamos en el último piso —pronunció desconcertada.

—Señorita Dankworth, soy una bestia —sonrió de lado—. Sé que me parezco físicamente a un humano, pero nosotros tenemos otro tipo de habilidades —le dijo con cierta diversión.

—A-Ah sí, cierto —sonrió nerviosa, especialmente al tenerlo frente a ella.

—¿Ya le han dicho que tiene unos ojos hermosos?

—N-No —murmuró, sin poder mirarlo.

No había sido muy buena idea subir sola allí, ya se sentía hasta mareada. Él observó la relación de ella, y sonrió divertido.

—Creo que mejor voy, no quiero que me regañen por haberme escapado para venir a verla.

—¿Lo hiciste p-por mí? —le preguntó mirándolo con sus grandes ojos azules, inocente.

—Por supuesto ¿Qué otra oportunidad tendría para volver a verla? Desde la primera vez que la vi, me quedé pensando-

—No me tratas de usted, no soy una señora —sonrió incómoda—. Dime Zoe.

—Zoe, eres una chica preciosa. Me incluyo entre los hombres a los que les ha robado el sueño —sonrió, antes de dirigirse con pasos lentos hacia atrás—. Fue un placer volver a verte, ojalá tuviera la fortuna de hacerlo de nuevo. Qué tengas un hermoso día —le dijo, antes de girarse y tomarse de la baranda, para poder bajar.

ItzakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora