XXVII

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"Dicen que éste amor pasa una vez en la vida.
Y a veces puedo jurar que tus besos son poesía.
Sincronicidad, sólo tú me das.
Tú haces mi sueño realidad.
No soy yo si no estás conmigo
Quiero verme al final contigo..."

Juanes, Querer mejor.

.

—Un año después—

—Itzak.

—¿Qué pasa? —preguntó sin despegar la vista de la partida que estaba jugando con Brendan.

—Onías quiere hablar contigo.

—Okay, dile que iré en media hora a su oficina —pronunció disparándole a uno de sus enemigos.

—En lo posible, necesita que vayas ahora.

—Sí, pero ahora- ¡Demonios! —gruñó al recibir un disparo en la cabeza, que lo derribó.

Brendan río divertido, siguiendo en la partida.

—Dile que ahora voy, y tú, no empieces otra partida sin mí —le dijo al pelirrojo, poniéndose de pie.

—De acuerdo, pero si vas a demorarte mucho, mejor envíame un mensaje. En una hora debo salir.

—Bien —murmuró siguiendo a su otro compañero.

En cuanto llegó a la oficina de Onías, que estaba en el edifico junto al suyo, el rubio le pidió amablemente que se sentara.

—¿Qué ocurre?

—Debo realizar un viaje, y Brendan no puede acompañarme, ya que está asignado para otra persona. Iba a tomar a Elías, pero ésta mañana me avisó que se desgarró el hombro durante un entrenamiento. Es por eso que ahora tendré que pedirte a ti que me acompañes.

—Está bien ¿Dónde debemos ir?

—El problema es que es en avión, y sé que a ti no te agrada mucho.

—No, pero si no tengo otra opción, viajaré igual.

—Eso es fantástico —sonrió—. Me alegra mucho que aceptaras, porque sé que a ti también te gustará realizar éste viaje.

—¿Por qué?

—Viajaremos a tu país natal.

***

Lo bueno de trabajar en el asentamiento como custodio, es que tenían sueldo, y era muy bueno. Lo malo, es que si el sueldo era alto, es por el peligro que representaba.

Había sacado sus ahorros del banco, que había estado guardando por un año y medio. Y aunque no fuera mucho, para lo que quería usar, sabía que para algo serviría.

Guardó su ropa en un bolso, y luego se colocó su uniforme, tomando su arma reglamentaria. En dos horas saldría su avión privado

Tal vez jamás podría redimir todo lo malo que había hecho, pero quería empezar a intentarlo.

***

Luego de casi un día de viaje, habían llegado finalmente. Y era extraño volver a pisar aquellas tierras. Ver como todo había cambiado, al igual que él.

Y de cierto modo, aquello le había causado una gran melancolía. No quería pensar en todo lo que había vivido en aquel lugar.

En el horario que cambiaba su turno con sus compañeros, Itzak lo utilizó para salir a recorrer la ciudad, en vez de descansar como se suponía.

ItzakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora