No pensaba en ir a increparlo, no quería más problemas, pero al recordar cómo Zoe lo había mirado, juzgándolo erróneamente, lo hizo cambiar de opinión.
Abrió la ventana, y miró con molestia al rubio acostado en la cama, mirando la televisión.
—¿Qué mierda haces aquí? ¿Acaso no te dije que te largaras? No te quiero cerca de Zoe —gruñó Itzak, saliendo de la cama.
Pero Brier ni se inmutó, sólo rodeó la cama, observando el departamento.
—Una casa bonita, pequeña, pero cómoda. Comida, una cama, una ducha de agua caliente. Televisión, teléfono, una novia hermosa, atenta, dulce, ingenua ¿Qué más podrías querer, verdad?
—Vete de aquí ahora.
Brier lo miró a los ojos, serio.
—¿Qué le dijiste de mí?
—Nada que no fuera verdad, ahora largo.
—¿Y le contaste tu verdad, Itzak? ¿Le dijiste que la engañas con una prostituta? ¿Qué sólo la usas? ¿Qué ni te gusta? ¿Ya se lo has dicho?
—¿Se lo irás a contar tú? —le preguntó con cinismo, riendo—. Sólo perderías el tiempo, ella me ama a mí, y sólo cree en mí.
—Lo sé, lo he comprobado al ver como me miró ésta mañana. ¿Y qué harás cuándo te canses de ella? ¿Qué es lo que esperas conseguir a su lado?
—Como si fuera a hablar de algo así contigo, vete de una maldita vez, no lo repetiré.
—¿Acabará cómo Tiffy? ¿Varios metros bajo tierra?
Sus rasgos cambiaron rápidamente por unos de rabia, y apretó con fuerza sus puños.
—Juro que si no te vas ahora, tú terminarás de ese modo —gruñó furioso.
—¿Así perdiste la calma aquella noche, verdad? Y tanto que decías que la amabas.
Gruñó en advertencia, al mismo tiempo en que sus ojos cambiaban de color, a un negro intenso.
—La asesinaste, no soportaste que tuviera a otro hombre, uno de verdad y que si la amara. Un hombre que no fuera un peligro ni para ella, ni para su bebé. Los mataste a ambos, Itzak. No eres más que un asqueroso drogadicto, alcohólico y asesino.
Brier saltó hacia atrás, moviéndose hacia la izquierda, esquivando el puñetazo y patada que el rubio intentó propinarle.
—Quizás Tiffy estaba sola, quizás ella no merecía justicia por ser una bestia, pero te aseguro, que si tú le pones un sólo dedo encima a Zoe, te matarán —le dijo esquivando sus golpes, dirigiéndose al balcón—. Te están vigilando, Itzak. Jamás serás libre —pronunció antes de saltar.
Ahogó un rugido de rabia e impotencia en su garganta, y golpeó furioso varias veces la pared, intentando quitarse un poco aquel sentimiento de furia.
Odiaba a Brier, lo odiaba tanto, que deseaba su muerte en ese momento.
***
Regresó a su hogar con un pastel, sonriendo al estar parada frente a la puerta. Esperaba que al abrirla, Itzak estuviera allí, para poder comerlo con él.
Realmente lo había extrañado mucho, y sólo quería pasar el resto de la noche junto a la rubio, hasta la mañana siguiente, que no tenía clases.
Sonrió al verlo sentado en el balcón, y dejó el pastel sobre la mesa, antes de dirigirse hacia él. Pero al ver que estaba fumando, se detuvo detrás de Itzak.
—Ya volví.
—Hola bonita —sonrió poniéndose de pie, antes de tomarla del rostro y besarla.
Zoe lo alejó suavemente, negando con la cabeza.
—L-Lo siento.
—¿Qué pasa?
—Te dije que me da... Asco el cigarrillo —le dijo incómoda, desviando la mirada.
Itzak rodó los ojos, murmurando un de acuerdo antes de soltarla y dirigirse al baño al lavarse los dientes. Era increíble, era tan quisquillosa, que ya era un fastidio.
Todo le molestaba. ¿Cómo iban a hacer durante el sexo? Ah no, cierto que Itzak no podría tener sexo con ella "¡Porque tenía miedo!"
¿A qué diablos le temía? Se preguntó molesto, cepillándose los dientes.
A él tampoco le gustaba mucho el cuerpo de ella, y sin embargo no estaba de pretencioso como ella.
Se enjuagó la boca, y antes de salir se miró en el espejo. Debía cambiar esa expresión molesta, o ella terminaría dándose cuenta de su enojo.
—¿Itzak?
—Ya salgo, cariño.
—Lo siento, no quise molestarte.
—No te preocupes, amor, tienes razón, todo está bien. En seguida salgo —le dijo bajando la tapa del inodoro, para sentarse allí.
—¿Seguro?
—Sí, bonita.
—De acuerdo ¿Quieres tomar un té? Traje pastel.
—Me parece bien, en un momento salgo —pronunció pasándose una mano por el rostro.
Tal vez sí iría a visitar a Silvana aquella noche. Necesitaba algo de hierba, que le calmara un poco los nervios. Y sexo, el sexo lo hacía sentir mejor y más tranquilo.
Comería el maldito pastel y se iría a ver a la pelirroja. Ella sí sabía cómo tratarlo.
***
—¿Mañana te quedarás conmigo? —le preguntó acariciándole el pecho, abrazada a él.
—No —le dijo soltando el humo hacia arriba—. Ya te dije que estoy trabajando, Silva.
—¿Hasta cuándo? ¿Qué pasó con el dinero que me dijiste que habías conseguido?
—¿Recuerdas para qué lo tuvimos que usar?
—Creí que te había sobrado un resto.
—No, ya lo usé también —pronunció dándole una calada a su cigarrillo "especial".
Un cigarrillo hecho con marihuana y cocaína, conocido por ellos también como "nevado".
—Ahora que ya estás más tranquilo, ¿Podríamos hablar?
—¿De qué?
—De la posibilidad de-
—Otra vez con lo mismo —pronunció molesto—. Ya te dije que es imposible, Silvana. Aquella noche estaba drogado, no estúpido. No acabé adentro ¿Okay? Si llegaras a estar embarazada, mío no es. De seguro es de alguno de tus clientes. Es muy sencillo, sí lo estás, vamos con la enfermera y solucionado. Ya deja de fastidiarme con lo mismo, o no regresaré más.
—Para ti es fácil decirlo, porque no eres quien corre el riesgo de morirse, ni estar embarazada, ni-
—Al diablo contigo, me hartaste —le dijo sacándosela de encima, saliendo de la cama.
—Itzak.
—No pienso dormir contigo, eres un dolor de huevos cuando te pones así de maniática, Silvana. Cuando se te pase toda ésta estupidez del embarazo, me avisas. No pienso seguir soportándote —gruñó colocándose el pantalón.
Y así como estaba no podía volver al departamento de Zoe, por lo que al rubio no le quedaba más que pasar la noche en la calle, hasta que se le pasara los efectos de las drogas.
Otra noche más como un perro callejero.
...
Amores, no sé porque no me llegan las notificaciones :c espero si les llegue a ustedes la notificación del nuevo cap.
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Itzak
Teen FictionItzak es un macho Bestia, que vive en un país muy alejado del asentamiento creado por Narel y Camille. Tanto él como su gente, tienen conocimiento de éste lugar, y sueñan con el momento en que la rebelión también llegue a su país, cambiando las cond...