Estaba en grandes problemas, y ahora más que nunca necesitaba de su "novia". El problema es que estaba en la otra punta del país. ¿Y cómo? Pues la idea estúpida que habían tenido con su amante y amigos, no había sido salido para nada bien.
Ahora debían una gran suma dinero, y tenían tiempo hasta esa noche para pagar, o uno de ellos terminaría saldando la deuda.
Para llegar hasta el departamento de Zoe, no le había quedado más que "hacer dedo", esperando que alguien lo levantara de la carretera.
Y después de casi dos días intentarlo, y que sólo unas tres personas lo ayudaran a acercarlo lo mayor posible, Itzak finalmente estaba en la ciudad.
Llegó hasta el departamento de ella, y lo trepó sin esfuerzo alguno. Fue hasta su ventana, e hizo el intento de abrirla, comprobando que no tenía seguro.
La abrió, y se escabulló en su interior. Era muy temprano en la mañana, quizás las cinco, y observó a Zoe dormir, boca abajo, abrazando un almohadón rosa.
Se acercó con pasos sigilosos hasta la mesa de noche, y abrió el primer cajón, buscando algo que pudiera servirle. Necesitaba dinero.
Pero la jovencita sólo tenía tarjetas de créditos y débito. Su padre le depositaba el dinero en una cuenta bancaria, y ella sólo extraía cuando el pago no podía hacerla con tarjeta.
Se aguantó un gruñido molesto, y observó la habitación, frustrado. Hasta que su vista dio con una cajita blanca, de flores rosas y amarillas en color pastel, sobre una repisa.
Se acercó hasta ella, tomándola. Era una caja de porcelana, al parecer vieja por el diseño de la misma, y le quitó la tapa, comprobando que allí adentro habían varias joyas.
Eran collares, pulseras, aretes, todos de oro, con algunas incrustaciones de piedras, que Itzak esperaba fueran reales. Tomó todo el contenido, y se lo guardó en uno de los bolsillos del pantalón.
Iba a dejar el alajero en la repisa nuevamente, pero terminó por llevárselo también. Tal vez algo le darían por él.
***
Estaba desesperada buscando aquel antiguo alajero por su departamento, sin entenderlo. ¿Cómo había desaparecido de la noche a la mañana? Ella recordaba perfectamente quitarse el collar y guardarlo allí.
Y si no fuera por la historia que tenía, no le daría importancia. Ese alajero pertenecía a su tatarabuela, a quien su abuela se lo había regalado cuando habían viajado y emigrado.
Y fue su abuela, por parte de madre, que se lo había regalado a ella en su lecho de muerte. Algo que a su mamá no le había agradado en lo más mínimo.
¿Por qué darle algo con tanta historia a una adolescente? Su progenitora creía que Zoe no era lo suficientemente responsable para cuidarlo.
Y al parecer, tenía razón, porque por algún motivo el alajero ya no estaba. Allí no sólo guardaba algunas de las joyas de su abuela, sino también otras que su padre, hermanos y amigos le habían obsequiado.
Giró su rostro al escuchar que la ventana de su habitación se abría, y miró con lágrimas en los ojos al rubio que entraba. Llevaba cinco días sin ver a Itzak, y al ahora regresaba como si nada.
—Amor ¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras? —le dijo confundido, acercándose a ella.
—¿Dónde estabas, Itzak? ¿Tienes idea de lo preocupada y angustiada que estaba por ti? ¡Cinco malditos días sin verte!
—Tranquila, tuve un problema y regresé lo más rápido que pude. ¿Estás llorando sólo por eso?
—No —le dijo frustrada, llorando de rabia—. Anoche me saqué el collar que mi hermano me regaló, y lo dejé guardado en mi alajero. Y hoy cuando fui a buscarlo, ya no estaba.
—Bueno, cariño, era sólo un collar, puedes-
—¿Sólo un collar? ¡El alajero entero desapareció! —exclamó, al borde de un colapso nervioso—. ¡¿Cómo diablos puede desaparecer un alajero de la noche a la mañana? Es imposible.
—Zoe, tú tienes mucho dinero, puedes comprarte nuevamente lo que había allí.
—No, no puedo —le dijo sentándose en la cama, llorando angustiada—. Era como una reliquia familiar, ese alajero lleva en mí familia generaciones. Hay joyas que tienen más de ochenta años... Dios —sollozó cubriéndose el rostro—. M-Mi mamá estará muy molesta.
Se sentó a su lado, y le acarició suavemente la espalda y el cabello.
—¿Quieres que te ayude a buscarlo?
—Es un departamento pequeño, ya busqué por todos lados, y no está. Y me da miedo pensarlo, pero tal vez alguien entró a robar mientras dormía —profirió entre lágrimas—. Cuando mis padres se enteren, no querrán que sigan viviendo sola. Y es todo mí culpa, mí mamá no quería que trajera el alajero de la abuela aquí, y yo no quise escucharla.
—Lo siento bonita, ojalá pudiera ayudarte.
Ella negó con la cabeza, y lo abrazó, recibiendo un cálido abrazo por parte de él, quién además depósito un beso suave en su cabeza.
—¿Sabes qué me hace bien cuando estoy triste? ¿Y me relaja?
—N-No ¿Qué?
—¿Has fumado alguna vez?
—No, no me gusta el humo del cigarrillo, me hace mal.
—Pues, esto no es tabaco —sonrió suavemente.
***
—Oye pa, creo que después de éste viaje deberíamos hacer algo en familia.
—¿Algo en familia? ¿A qué te refieres, Chris?
—No lo sé, tomar unas vacaciones los cinco, como familia. Zoe pronto comenzará la universidad, ya no es una niña. Janell está haciendo su carrera también, y me parece, que ésta es la última oportunidad que tendremos de viajar todos juntos.
—Tal vez tengas razón —le dijo su padre conduciendo.
—Y... Quizás ustedes podrían pasar más tiempo con ella.
—¿Con Janell? Pero si tú madre está con ella.
—Con Zoe, papá —pronunció con cierta molestia—. Aún no cumplió los dieciocho, y ya la han dejado sola.
—Yo no quería que se fuera a vivir sola, pero tu madre insistió en que la dejara. Lo que menos queremos, es que luego nos recrimine que nosotros hacemos diferencia con ella y ustedes, como siempre lo hace.
—Lo sé, pero... No sé si esté lista para vivir sola.
—Fui a verla ayer, y ella estaba bien y feliz. Ella ya sabe que si algo no le gusta, o no se siente cómoda, o quiere volver con nosotros, puede hacerlo. No te preocupes, tú hermana está bien. Tal vez sólo la estás subestimando.
...

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Itzak
Novela JuvenilItzak es un macho Bestia, que vive en un país muy alejado del asentamiento creado por Narel y Camille. Tanto él como su gente, tienen conocimiento de éste lugar, y sueñan con el momento en que la rebelión también llegue a su país, cambiando las cond...