XXV

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"Cuando te conocí, creí que tú habías sentido lo mismo, que si me sonreías, era porque también te había gustado. Hoy sé que no fue así, que sólo te reías de mí.

Ahora sé que jamás te gusté, que nunca fui tú tipo de mujer, que las veces que te fuiste molesto de mí casa, fue para irte a acostar con otra.

Con tu pareja, con la madre de tu futuro hijo. Porque sí, Silvana está embarazada. Felicidades, Itzak."

Cuando leyó los tres primeros párrafos, del extenso mensaje que Zoe le había enviado, sintió que algo comenzaba a derrumbarse en su interior.

"Creo que la única vez que fuiste sincero conmigo, fue cuando me dijiste que soñabas con viajar al asentamiento, y que existió una mujer que amaste.

Una mujer que tú mismo asesinaste.

No te odio por haberme convertido en la otra, no te odio por haberme robado algo muy preciado para mí. No te odio por haberme engañado, mentido, desmoralizado... No te odio Itzak, porque no puedo, porque yo sí me enamoré de ti.

¿Felicidades también? ¿Por haber enamorado a una "chiquilla tonta" sin autoestima? ¿Por haberme hecho creer por meses que me amabas? Sí, felicidades, porque sé que con la misma astucia te irá muy bien allí donde estás.

Y espero de todo corazón, que no vuelvas a dañar a más nadie, y ahora que estás en el lugar que tanto querías, puedas ser verdaderamente feliz.

Porque sí, jamás te desearía el mal.

Ahora quizás te sigues riendo de mí, porque lo conseguiste, y aún así, espero tengas un futuro muy próspero... Supongo que alguna parte de ti, merece estar donde está.

Nadie es tan malo, siempre hay algo bueno."

Una tras otra, las lágrimas mojaron sus mejillas. No, ella no merecía enterarse de ese modo, porque sabía que iba a sentirse así, como si no fuera nada.

Con la angustia que le causaba leer eso, y no poder estar con ella para explicarle, la llamó, pidiéndole al cielo que le respondiera, porque necesitaba que lo escuchara.

Y luego de intentarlo por más de diez minutos, pudo conseguirlo.

—Zoe, escúchame por favor, l-luego corta si quieres, mándame a la mierda, no me importa, pero escúchame —sollozó—. Todo lo que me pusiste es cierto, me acerqué a ti s-sólo por tu dinero, te robé las joyas sin sentir arrepiento alguno, te mentí muchas veces, tuve sexo con Silvana mientras estaba contigo —lloró al escucharla llorar del otro lado—. H-Hice muchas cosas malas, lo sé, pero no todo fue mentira. Sé bien que tú lo sabes... Amor, tú sabes que las últimas semanas fueron verdaderas, desde que decidí quedarme en tu casa, tienes que creerme. Zoe, acepto todo lo que hice, fui una mierda, soy una mierda, un drogadicto, alcohólico... Un asesino —se quebró—... Soy lo peor que pudiste haberte cruzado, pero aún así, te quiero. No me importó antes si te lastimaba, pero hoy, si pudiera cambiarlo, jamás lo habría hecho. Yo realmente te-

"—¿Y-Ya terminaste?"

Negó con la cabeza, y apretó el celular entre sus dedos.

—Estás con Brier ¿Verdad?

"—A-Adiós, Itzak."

—Espera... Tú también sé feliz —pronunció con angustia, antes de escuchar que ella le cortaba.

Aquello, sólo lo sacó de sí. Arrojó el celular contra la pared, y rugió de rabia. Porque sabía que lo merecía, pero no por eso lo aceptaba.

ItzakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora