Empusa

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P.O.V LAUREN

Mi cuerpo pesaba como si hubiera hibernado durante una semana. La última cosa que me acuerdo es de los ojos castaños mirándome con total pavor.

Me moví un poco aún con los ojos cerrados y sentí un calor inmenso envolviéndome. Un calor intenso y diferente, un calor que hacía que me sintiera como en casa, un calor que me llenaba por entero y parecía abrazar mi corazón congelado con el fin de derretirlo completamente. Me acurruque aún más – en donde sea que esté -, sólo quería sentir más de aquel calor delicioso, y fue ahí que me di cuenta que estaba siendo fuertemente abrazada. No sólo noté eso, como también sentí aquel olor dulce y maravilloso... el olor que solo la tiene ella!

Abrí mis ojos despacio, parpadeando algunas veces hasta que me acostumbrara totalmente. Levanté mi rostro de su cuello cautelosamente y me encontré con la latina durmiendo serenamente abrazada a mí como si dependiera de eso para vivir. Sonreí como una estúpida mientras la admiraba dormir tranquilamente. Sin dudas alguna había muerto y estoy en el paraíso, hasta un ángel estoy viendo!

Miré a nuestro alrededor y percibí que estábamos acostadas en una cama de una habitación - probablemente en algún hotel de carretera – lo que significa que no me morí, aún. Camila se movió un poco y así que sintió que ya no estaba más escondida en su cuello, abrió sus ojos rápidamente sentándose de una sola vez.

- Disculpa, no quería despertarte – Dije apenada, ella estaba tan linda durmiendo.

Camila soltó el aire que parecía haber prendido en sus pulmones y pasó la mano por los mechones castaños, acomodándolos hacia atrás en un movimiento involuntario.

- Todo bien – Respondió, mientras restregaba sus ojos con el dorso de las manos adorablemente. – Como te sientes? - Me preguntó en tono de preocupación, analizándome minuciosamente.

Yo tenía unas enormes ganas de morderla por ser tan tierna!

- Increíblemente, bien! - Respondí, sonriendo de lado. – Como vine a parar aquí? - Pregunté curiosa.

- No eres la única que puede cargar alguien aquí, sabías? - Arqueó la ceja y sonrió, haciéndome recordar del episodio en la piscina en que la cargué en el regazo. – Yo soy bastante fuerte! - Ella levantó sus finos bracitos y exhibió los bíceps casi inexistentes, empinando la nariz de forma engreída.

No aguanté y acabé estallando en carcajadas, inclinando la cabeza hacia atrás. Camila no resistió y terminó riendo junto conmigo.

- Y aprovechaste para dormir conmigo? - Paré de reír, para enseguida mirarla con una sonrisa maliciosa.

Camila ruborizó violentamente, sus mejillas asumiendo un tono de rojo gritante debido a la sangre concentrada sólo en aquella región.

- T-tú es-estabas mu-muy helada, y A-ally me pi-pidió para que te-te calentara – Se enredó con la explicación, quedando aún más rojita, dejándome con unas ganas insanas de apretujarla.

- Hablando de ella, dónde está? - Cuestioné, de repente dándome cuenta de la ausencia de la bajita.

Así que Camila abrió la boca para responderme, Ally entró por la puerta con algunas bolsas en mano. La latina suspiró oíblemente en tono de alivio, lo que me hizo aguantar la risa.

- Mira nada más! Resolviste despertar, bella durmiente? Ya estaba meditando la idea de tirarte en la piscina – Ally dijo divertida, mientras depositaba las bolsas encima de la cama entre Camila y yo, sentándose delante de nosotras enseguida.

- Hay una piscina aquí? - Pregunté con una súbita animación invadiéndome. – Espera, dónde estamos? - Fruncí el ceño y semi cerré los ojos confusa.

Ice and Fire - TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora