Ice and Fire - Traducción

Empujoncito

P.O.V CAMILA

Cuando regresé con Austin al área de la piscina, encontré aquella zorra acorralando Lauren contra la pared de la piscina, atacándola como una bestia salvaje. La sangre subió para mi cabeza y cuando nuestros ojos se encontraron, rodé ligeramente los míos y seguí con Austin hasta donde las demás chicas estaban. Ellas comenzaron a conversar animadamente con él y es obvio que los chistecitos de Dinah no podían faltar, por eso las carcajadas retumbaban por allí. Intenté entrar en la conversación, pero sólo lo que conseguía hacer era reírme también.

Sólo para disfrazar que mi atención estaba en las dos chicas en la piscina. Vi a Lauren empujando a Cece y empezó a nadar hasta el otro lado de la piscina. Casi brinqué en conmemoración al ver la cara que la zorra hizo cuando Lauren la dejó allí sola, pero me contuve. La vi resoplando y salir del lugar al ver que no conseguiría la atención de Lauren. Una sonrisa victoriosa se esparció por mis labios y nada más me di cuenta de lo que estaba haciendo así que Austin llamó mi atención para el asunto que ellos conversaban. Intenté integrarme a lo que hablaban, pero continué observando sus movimientos disimuladamente.

Era imposible no mirarla ya que estaba prácticamente de frente a ella y sus amigas. Lauren comenzó a secarse con una toalla y yo intenté inútilmente no mirar su cuerpo de nuevo.

Cielos! Yo necesito controlar más mis pensamientos.

Ella dijo algo a Vero que la respondió con un sonrisita burlona, arrancando risas de las otras dos menos de Lauren, que mantenía la expresión fría de una psicópata. Una inmensa curiosidad de saber el motivo de las risas se apoderó de mi ser. Lauren pareció responder Vero a la altura, porque en el momento siguiente ella parecía extremadamente avergonzada – lo que no es típico de Vero – mientras Avril y Lucy se reían de su cara. Tomé un pequeño susto cuando Lauren comenzó atacar Vero con esferas de hielo. Vero consiguió levantar una pared de tierra a tiempo de defenderse de las esferas. El resultado de eso fue una confusión de hielo y tierra... un desastre!

Pero ellas parecieron no importarse con eso o simplemente ya estaban acostumbradas con ese tipo de desastres. La última cosa que yo pude ver fue Vero corriendo con Lucy para la piscina, pues en la misma hora Austin me llamó para entrar en la misma también. No quise parecer maleducada o antipática, llevando en consideración que yo concordé en aprovechar el día con él, entonces acepté su invitación. Fui tomada completamente de sorpresa cuando él me agarró en el regazo y acabé sosteniéndome de su cuello con miedo de que me cayera al suelo. Él estaba tan radiante en pasar ese tiempo conmigo que yo ni conseguí irritarme con su actitud. Decidí que iría a intentar olvidarme un poco de la criatura helada y concentrarme en divertirme un poco con Austin. Creo que yo merezco un poco de diversión y descanso, después de toda la rutina pesada y estrés que Jauregui me hace pasar. Así que emergí en la superficie y me libré de los mechones rebeldes de mis cabellos que tapaban mi visión, pude ver a Lauren acostándose en el regazo de Avril en la tumbona. Sentí una puntada en el pecho con la escena y me rechacé a creer que estaba sintiendo aquello por ella. Yo necesito olvidarme de la existencia de esa chica y necesito parar con esas cosas, parar de pensar en ella y parar de sentir celos de ella... espera, celos? NO! Me rehúso a sentir eso por la reina del invierno! Ella no merece nada de eso.

Desperté de mis pensamientos con Austin tirando agua en la cara entre risas. Lo miré incrédula y él salió nadando para escapar de mí. Fui atrás de él nadando con rapidez para alcanzarlo. No me llevó mucho para alcanzarlo, salté sobre su espalda y lo prendí por el cuello. Él tragó un poco de agua y yo no conseguí aguantar la risa que escapó con la escena.

Comenzamos una guerra idiota de agua y yo me divertí como si tuviera diez años otra vez. Cuando paramos para recuperar el oxígeno perdido, mi risa murió en la garganta así que mis ojos aterrizaron sobre Lauren. Ella dormía tan serenamente en el pecho de Lavigne, que ni parecía aquella chica fría y prepotente de siempre. Sus labios estaban entreabiertos, roncando lo que parecía ser una respiración suave y tranquila, como una bebé gigante. Si ella supiera lo cuánto ella queda tierna de esa manera... Durmiendo despreocupadamente, sin las barreras protectoras que ella siempre levanta alrededor de sí misma.