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P.O.V CAMILA

Desperté sintiendo dolores en lugares inimaginables, cada músculo de mi cuerpo gritaba en incomodidad. Sonreí automáticamente contra la almohada, al recordarme de lo que había sido la causa de estar toda dolorida ahora. Lauren había acabado conmigo. Y por hablar de ella... ella estaba tumbada sobre mi espalda, agarrando mi cintura y manteniendo su rostro enterrado en mi nuca. Estábamos tan enredados la una con la otra que no podía decirles dónde comienza una y dónde termina la otra. Y ese sentimiento es maravilloso, como si fuéramos una sola.

Me moví debajo de Lauren con la intención de levantarme, pero ella me empujó contra su cuerpo. Me reí ligeramente ante el gesto encantador de mi novia, que por casualidad no estaba queriendo soltarme en absoluto. Intenté salir de su agarre nuevamente, pero su pierna que descansaba sobre mi trasero desnudo me jaló por la cintura.

-Quédate ahí. – Su voz más ronca de lo habitual sonó en mis oídos, erizándome de pies a cabeza.

-Amor, tenemos que empacar nuestras cosas para irnos. – Me di vuelta y le quité unos mechones de cabello que me privaron de ver su hermoso rostro, y acaricié su mejilla tranquilamente.

- ¡Pero estoy tan bien aquí! – Murmuró lindamente, abriendo uno de sus párpados para mirarme con uno de sus brillantes ojos verdes, tan claros en aquel momento que bordeaba el azul del océano.

Estar pegada a su cuerpo completamente libre de ropa tampoco estaba facilitando mi trabajo, ya que mi propio cuerpo reaccionaba ante el suyo tan intensamente.

-Cuando lleguemos al Instituto, puedes mostrarme tu habitación, ¿qué tal? - Rápidamente sus dos ojos se abrieron para mirarme, y una sonrisa traviesa pintó sus rosados labios.

Lauren parece un bebé a veces. Ríe como uno y actúa como tal. Sería molestoso, si no amara tanto eso como amo cada detalle de aquella chica.

- Esa es una gran idea... - murmuró, pasando las puntas de sus dedos helados por la línea de mi columna vertebral haciéndome estremecer con sus segunda intenciones.

Sé fuerte, Camila. No caigas en el juego de la reina del invierno.

- Pero ahora tenemos que levantarnos. – Deposité un beso en sus labios y me aparté rápidamente de su cuerpo, escuchando su gruñido. Salí de la cama y caminé hacia el baño, sintiendo su mirada penetrando mi piel. - ¡Vamos Lauren!

Entré bajo el agua tibia, y unos segundos después, brazos firmes me rodearon la cintura. Nos duchamos, y nada más que eso, solo intercambiamos cariños y declaraciones silenciosas. Eso porque aún me castigaban los dolores de anoche pasada, Lauren me ayudó a bañarme más que otra cosa. Estaba siendo maravilloso ser cuidada por alguien que no sea mi madre, saber que alguien se preocupa por mí y solo quiere mi bien, especialmente si ese alguien es Lauren.

Cuando salimos de la ducha, nos vestimos y aprovechamos para dejar nuestras cosas listas para el viaje. También tuve que ordenar mi habitación, ya que terminamos olvidándonos del hielo en la puerta y ese se derritió y mojó todo el piso. Después de que todo estuvo listo, bajamos las escaleras y dejamos nuestras mochilas en el sofá de la sala. Una de las empleadas nos avisó que todos estaban desayunando en el jardín, así que caminamos de la mano hasta allí.

-Mila! - Ally fue la primera en exclamar con los ojos muy abiertos, haciendo que todos volvieran su atención hacia nosotras, incluido mi padre que nos miraba por encima de la taza de café que llevaba en la boca - Dioses, ¿cómo es que sigues caminando?

-Er... yo...

Sentí mis mejillas calentarse ante el comentario, y apreté los dedos de Lolo entre los míos.

Ice and Fire - TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora