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  Jimin
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Me encontraba vagando por unas calles solitarias, me encontraba desesperado, buscando algo locamente.

Corría entre las calles en busca de no se que, en no se donde.

Tenía pánico, era de noche, estaba en las zonas más peligrosas.

Vi a lo lejos un restaurante, mi estomago rugió muy ruidosamente.

Suspire cansado.

Viaje mis manos hasta el bolsillo de mis pantalones, buscando si tenía dinero.

Encontré algo circular en mi bolsillo, mi cerebro lo reconoció como lo que estaba buscando, dinero. Lo saque, solo eran 50 wons mis ojos empezaron a lagrimear.

Qué se supone que voy a hacer ahora? Le prometí a mi hermanito que llevaría de comer después de no haber comido durante 3 días.

Me jalé mis cabellos en frustración, si la iglesia se entera de que no tengo la capacidad de cuidar a mi hermano lo van a apartar de mi. Pero en qué pensaba? Solo tengo 12 años, cuidando a mi hermano de 5. Le di mi palabra a mis padres que no dejaría que se llevaran a mi hermano de mi lado, ahora somos prófugos de la iglesia, escapamos de ella ya que somos menores de edad.

Cerré mis ojos con fuerza para tranquilizar las lagrimas que no dejaban de brotar.

A la mente me vino el recuerdo de la hermosa sonrisa de conejo que tenía mi pequeño bebé.

- hola, Niño qué haces aquí?- una voz arrastrada me saca de mis pensamientos, sobresaltándome al instante.

Era un señor le calculaba unos 30 años.

Yo di una inclinación por respeto.

- buenas noches- dije.

El me miro detalladamente en mis facciones.

- por que lloras, criatura?- cuestiona muy amablemente el señor.

No puedo evitar recordar el motivo y me largo a llorar de vuelta.

- lo siento!- expresa el mayor.

Yo niego.

- que sucede? Estás perdido?- vuelvo a negar- qué pasa entonces?

- mi hermano... le prometí llevarle comida pero no conseguí de nuevo- dije apenado.

El mayor analizó mis palabras.

- umm... yo, estaba apunto de cenar, y realmente hice mucho. Quisieras ir a buscar a tu hermano y cenar conmigo?- dijo amable.

Yo me lo pensé unos minutos, en otro momento me hubiera negado pero era de mi hermano de quien hablábamos.

Asentí débilmente.

El señor me sonrió.

- vivo en esa casa- señaló una casa cercana, muy bonita y humilde.

- Gracias- dije.

Fui en busca de mi hermano.

Camine hasta llegar a un puente, y es que tuvimos que dejar la casa en la que habitábamos, en cuanto murieron nuestros padres, la razón? Es simple, al ser huérfano se termina todo, no eres nadie, no tienes  apellido, no tienes voz en el pueblo; no tienes nada más que deshonor, malas miradas, desprecio y odio.

Mi pequeño hermano estaba en una esquina acurrucándose a si mismo, dándose calor con sus pequeños brazos al rededor de su pecho.

El al percibir mi presencia se levantó de inmediato,

I'm fine *yoonmin*- segunda temporada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora