Capítulo 9

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Cogí el papel y arruge la nota tirándola en la papelera, después abrí la puerta y pude ver un pequeño bulto en la alfombrilla, la levante y allí se encontraba el predictor, me agaché para cogerlo, cerré la puerta de casa de nuevo pegando mi espalda hacia ella y quedándome sentada en el suelo con el predictor en la mano, las lágrimas no paraban de brotar, mi mano temblaba como aquella noche hace ya un mes...

Madrid...
Había quedado con Maria una de mis mejores amigas, quería despedir el verano por todo lo alto, quemando Madrid, como solíamos hacer nosotras algún que otro viernes por la noche, me había puesto esos pantalones negros de cuero que tanto me gustaban con una camiseta gris y unas botas de tacon, me maquille y dejé mi pelo suelto y algo ondulado, cogí mi bolso, Maria ya me estaba esperando en el coche.
-joder vienes pidiendo guerra- observé  como Maria me miraba de arriba abajo mientas me sentaba en el asiento delantero y cerraba la puerta después la mire yo a ella.
-pues tu tampoco vas nada mal, parece que también hay ganas de pasarlo bien-
Ambas nos reímos, Maria subió el volumen de la radio y nos pusimos a cantar como locas.
-¿A donde señorita Malú?, soltó Maria de coña.
- a liarla parda hasta el amanecer-
Aparcamos cerca de la entrada de una de las discotecas más famosas de Madrid y allí estábamos esperando a que con el carnet de identidad corroborasen que éramos mayores de edad, por lo menos el portero era guapo, le dedique una sonrisa enseñándole mi dni y tras haber pasado nos dirigimos hacia la barra a pedir algo meneando nuestras caderas a ritmo de la música.
-Dos... Ron cola- Maria se negó quería algo más fuerte
-no no no, pon dos tekilas de los más fuertes- Maria me miró arqueado las cejas y cogiendo los vasos que dejó el camarero encima de la barra
-con esto en nada me tumbas yo no estoy acostumbrada a beber. - me puso el vaso en la mano
-mira echas la sal en la mano chupas la sal y el limón y das el trago- Empezamos a reírnos
-creo que eso no es así pero bueno... -
El primer tequila entró bien brindemos por la amistad por el verano, bailemos un poco y seguimos con los tequilas, no se si llevaríamos tres o cuatro cuando dos chicos más o menos de mi edad de complexión alta  y ojos azules dios que ojos azules tenían los dos, se acercaron a nosotras, pidieron lo mismo y se unieron a la fiesta.
Uno de ellos Pablo empezó agarrarme por la cintura, cogerme de las manos y me invito a bailar, bailabamos, nos acercábamos y si me besó en mitad de aquella pista hasta que me agarró de las manos y me sacó del local.
-¿pero que haces? ¿donde vamos?- Una cosa era que me liase con el por diversión otra que me llevase con él.
Se encendió un porro y me paso una calada, jamás había fumado maría así que mi primera reacción fue toser y ahogarme.
-venga tía no seas pelma vamos a dar una vuelta en el coche.- le dio otra calada al porro y me lo pasó abriendo aquel opel corsa y adentrándose en él.
Mire hacia la puerta María se encontraba con su amigo, me senté en el asiento del copiloto y arrancó el coche.
Yo estaba mareada la calada que le había dado no me había sentado nada bien y aveces veía borroso, hicimos varios kilómetros saliendonos por la autovía hasta las afueras de Madrid paro en un descampado echando la puerta del vehículo.
-que... Que es lo que haces abre la puerta... -
Se empezó a bajar el pantalón a quitarme a mi el mio y me tiro para el asiento trasero, yo veía borroso seguía muy mareada
-venga se que estas deseando que te haga el amor- me tumbó en el asiento trasero, bajo mis pantalones y mis braguitas, recorrió mis pechos con sus manos quitándome la camiseta y el sujetador.
Yo no quería, me resistía como podía pero me retenía con su cuerpo, estaba encima de mí, - por favor para-
No se de donde pero saco una botella al parecer de Ron abrió la botella y me dio un poco.
-venga vamos a pasarlo bien, bebe un poquito-
Ambos bebimos el jugó a pasarme el líquido de una boca a otra hasta que se aseguró de que yo me lo tragase, los efectos del alcohol unidos a los del porro me dejaron a su merced.
Aún así el se aseguraba de que no me moviese, hasta que entro en mi lo sentí de manera brusca, me besaba e incluso llego a morderme, cuando ambos llegamos al climax yo me desmayé, no sabía si era por la cantidad de alcohol o por el porro, pero a la mañana siguiente me encontré tirada en una cuneta en la m 30 de Madrid, mi amiga había sido más lista y no llegó hasta ese punto, tenía más de veinte llamadas perdidas, y cincuenta mensajes de wasap.
Cogí el teléfono temblando y marque su número solo atreví a decir que viniese a por mi que estaba en un descampado cerca de autovía de Madrid.

Recorde lo que había pasado aquella noche, lo estúpida que fui por dejarme embaucar por un cerdo que solo quería sexo y que me dejó plantada en una carretera, y ahora esto, sola en una cuidad nueva y apunto de saber si aquella noche tuvo una consecuencia más el ser madre, ni si quiera sabía si estaba preparada para afrontar tal responsabilidad como era la de criar a un niño sola, le di vueltas una y otra vez a la cajita del predictor, finalmente fui al baño y siguiendo cuidadosamente las instrucciones me hice la prueba, aquellos diez minutos o quince que se yo que había que esperar me parecieron horas y se me pasaron millones de cosas por la cabeza, si dar al bebé en adopción, abortar o si criarlo sola, por fin pasaron los minutos pertinentes y con la mano temblorosa cogí el test de embarazo, efectivamente ese carbón me había dejado embarazada posiblemente jodiendome la vida o no.

Encadenada a él -Parte 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora