Capítulo 16

465 28 3
                                    

Aquel portazo me dolió más que el agarrón de brazos el que no me dejase ayudarla y apoyarla en esos momentos quizás eso es lo que más me dolió, quería salvarla de ese monstruo que la tenía sometida a su voluntad, pero ella al parecer no lo veía, su sonrisa se esfumó y en su rostro apareció el miedo para después transformarse en lágrimas. Suspiré y me levante de la cama dejando a un lado la mesita con el desayuno y agarrandome al pie de suero, una mueca de dolor se reflejo en mi rostro ya que estaba algo algo molesta aún , fui con cuidado para no marearme, primero fui al baño necesitaba ir hacer mis necesidades cuando una pequeña nausea me alertó de mi nuevo y desconocido estado, puse mi mano en el vientre y pensé para mis adentros que esta pequeña cosita ya estaba haciéndose notar y que veía que su mamá no se encontraba bien de ánimos, después de lavarme la cara me asome con cuidado a la ventana de la habitación, iba agarrada al pie de suero con cuidado, me quedé mirando a través del cristal por si la veía bajar al pequeño patio que había justo abajo, pero no fue así. Tome aire odiaba que esa visita que tanta ilusión me hacía acabase en ese portazo en esos gritos, no quería que por nada del mundo se llevase esa impresión de mi gritando desde una cama que la iba a ayudar o quizás pensando en que la amenazaria con denunciar su situación ante la primera comisaría o cuartel de la guardia civil.
Aunque yo también tenía cosas que ocultaba y que no diría fácilmente ya que nadie sabe lo que me pasó aquella noche y yo sola me lo guarde y lo llore, mire mi bolso en el cual tenia un paquete de tabaco después mire mi vientre y me quedé pensativa, "quizás debería de dejar de fumar, al menos durante los próximos ocho meses", así que debería de buscar algo que tener en la boca para no pensar mucho en el tabaco y vi en la mesilla de noche una piruleta. Recordé que la auxiliar de enfermeria que me había atendido esta mañana para traerme el desayuno dejo una encima de la mesa pero yo estaba absorta en mis pensamientos, al igual que ahora.
Entonces el sonido de la puerta me sobresalto, era el medico que venía a reconocerme, me quedé mirándolo quizás era de mi edad dos años arriba o dos años abajo, tenía los ojos marrones y su pelo era corto y para que mentir era guapo aunque a mi no me interesaba nadie y menos un hombre desde aquella noche perjure que no volvería a estar con un hombre he hice una coraza ante esto, y entonces una lagrima corrió por mis mejillas el joven se dió cuenta y acercándose a mi puso sus fríos dedos en mi cara y seco esas lágrimas, me cogió de las manos me ayudo a sentarme en la cama.
-Es normal que estes así, ahora mismo tienes a tus hormonas disparatadas poco a poco te iras haciendo a la idea, bueno me presento soy el doctor López Pablo López y a partir de ahora seré tu ginecólogo-. Me sonrió mientras me ayudaba a tumbarme en la cama y cogía mis piernas flexionandolas, mientras yo me quede petrificada inmóvil, en ese instante mi cuerpo estaba aquí pero mi ser se acaba de marchar al pasado y volví a recordar todo lo que pasó aquella noche, tocamientos, besos y aquel fuerte dolor que sentí, comencé a temblar y un fuerte NOO salió de mi boca mientras mis ojos se llenaban de lágrimas que me impedían ver con claridad.
Pablo observo la situación y se marcho rápidamente a llamar a una compañera suya, estaba claro que por alguna razón Lucía no se dejaría observar y atender por un hombre, Pablo había visto muchos casos como el de Malú así que sabía que hacer en ese tipo de situaciones y lo mejor era que le atendiese una ginecóloga  mujer y quizás también un psicólogo.
A los pocos minutos regreso con su compañera Jennifer la cual puso al tanto de lo ocurrido en la habitación hace escasos mitutos.
Ambos llamaron a la puerta y Jennifer se adelanto antes que Pablo sigilosamente.
Yo me encontraba llorando y temblando abrazada a la almohada cuando Jennifer se puso a mi altura y me acarició la frente.
-tranquila toma aire y exhala profundamente, vamos poco a poco. -
Jennifer miró a Pablo haciendo un gesto para que las dejase a solas sabía perfectamente que si Pablo se encontraba allí, yo me pondría peor.
Tome aire y lo exhale como tantas veces me indicó aquella doctora, a la cual aún ni le había visto el rostro, solté la almohada y trate de sentarme, secandome las lágrimas, ella me ofreció un  pañuelo de tela que olía a agua fresca, después pude ver su rostro.
-¿te encuentras mejor? ¿Lucía verdad?. - Me sonrió intentando transmitirme tranquilidad y confianza.
Alcé la vista observando a una mujer de tez morena ojos oscuros y pelo largo oscuro recogido en una trenza, su edad me atrevería a decir que era más joven que yo y su acento no era de por aquí.
-yo creo que si... - Agaché la mirada y volví a coger aire, mirandola de nuevo.
-verás tengo que reconocerte, y ver que todo está bien, y si todo está correcto podrás marcharte a casa, has tenido un pequeño aviso y debes de cuidarte así que te recomendaría que pidieses la baja, se que trabajas aquí te he visto varias veces-. Observe cómo se metía las manos en los bolsillos y sacaba unos guantes, era enfermera así que sabía que me quería explorar y si quería que me diesen de alta y que mi embarazo marchase correctamente debía de poner de mi parte además parecía simpática y amable. Suspiré
-Si trabajo aquí llevo poco tiempo. -
Puse mi cuerpo en posición ginecóloga abriendo mis piernas y tapandome con una sabana mientras Jennifer se colocaba los guantes para realizar la exploración .

Encadenada a él -Parte 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora