Acababa de cerrar la maleta, volvíamos a Málaga tras cinco días de luna de miel, ahora empezaba la convivencia en pareja, ahora se que no estariamos juntos un finde semana o lo que duran las vacaciones, no sabía que esperar de aquello, la otra noche me dejó claro que debía darle un hijo pronto, supire mientras ambos cruzabamos el umbral de la la puerta del hotel, sin mediar palabra callados, solo me cogía la mano, hasta que se separó de mi para pedír un taxi.
Me puse las gafas de sol y me apolle en la ventana del taxi despidiéndome de ese pequeño paraíso, no tardamos mucho en llegar hasta el aeropuerto, saldriamos a las dos de la tarde hora en Canarias, Manuel me estaba diciendo algo pero yo estaba absorta en mis pensamientos, quizás pensaba de más, pensaba en un futuro incierto, me agarró del brazo, entonces me di cuenta de que me estaba hablando.
-Vanesa te he dicho ya tres veces que vamos a comer a la cafetería ¿esque estas sorda?-
-Disculpa estaba distraída, eh si, si vamos a comer algo. -
Me puse las gafas de sol a modo de felpa en el flequillo y camine arrastrando la maleta junto a él, vimos una mesa libre y nos sentamos, comimos algo rápido, Manuel pidió una hamburgesa y una cerveza y yo una ensalada con agua, no tenía apetito.
Por megafonia oímos que era nuestra hora de embarcar, Manuel pago la comida y nos dirigimos hacia la puerta de embarque no sin antes facturar el equipaje, subimos al avión no tardaríamos mucho en llegar a Málaga, allí cogeríamos un autobús que nos llevaría a casa.
Manuel se apresuró a quitarme la ventanilla del avión, así que me quede sin mi pequeño pasatiempo durante el viaje, que era mirar el paisaje, las nubes, el mar, por suerte había una revista en mi asiento así que la cogí y comencé a ojearla, cuando note como Manuel agarraba mi mano gire mi cara hacia él, y directamente me beso, justo en ese preciso momento el avión despego.
No se a que venia ese beso repentino después de no dirigirnos la palabra el uno al otro, yo ya no confiaba en nada. Me acabe echando en el asiento del avión quedandome dormida.
Un zarandeo me desperto, Manuel me aviso de que estábamos aterrizando en Málaga, me había dormido durante todo el trayecto, me desabroche el cinturón y salimos del avión para ir a buscar las maletas.
Nos subimos en el autobús que nos dejaría en el centro a unos Diez o quince minutos de casa.
Estaba cansada deseaba darme una ducha sentir el agua recorrer mi piel, ponerme el pijama y no salir de casa en todo lo que quedaba de tarde, ya que mañana volvería al trabajo a mi rutina desde hace año y medio, a volver a ver a mis pequeños grandes valientes a sonreírnos mutuamente, quizás esa era la parte buena de volver de la luna de miel que tendría un espacio donde poder respirar, donde ser yo sin tener miedo de una mirada, un pisotón por debajo de la mesa o una bronca cuando llegábamos a casa.
Subíamos las escaleras serían poco más de las tres y media de la tarde cuando en la puerta de enfrente se encontraba una mujer poco más mayor que yo de pelo largo y castaño oscuro, abría la puerta, cuando nos escucho llegar, nuestras miradas se encontraron por un momento.
-Hola-. La mujer nos saludo educadamente, y Manuel para no ser descortés le devolvió el saludo abriendo la puerta e invitándome a pasar, ni siquiera me dio tiempo a decir nada.Acababa de llegar de trabajar cuando una pareja llegaba cargada de maletas, cuando vi al joven abrir la puerta de enfrente supuse que ellos serían mis vecinos y que cuando llegue a casa lógicamente se encontraban fuera, por un momento me cruce con la mirada de aquella mujer, era morena y su piel también lo estaba a lo que deduje que vendrían de algún lugar de mar, sus ojos eran preciosos pero se la veía cansada y triste apenas pudo saludarme, pero su mirada ya lo hizo por sus labios, el hombre tenía melena y barba, sus ojos eran verdes o azules no me fije mucho y era poco más alto que yo, se veía que era fuerte y que iba al gimnasio.
Cerré la puerta del piso suspirando y dejando caer las llaves en la pequeña mesilla que había en la entrada fui a la habitación a buscar algo de ropa para meterme directamente a la ducha necesitaba desconectar y descansar, cogí mi pantalón corto y una camiseta lencera gris, junto a la ropa interior y las zapatillas de casa, encendí un poco de incienso ese que dejaba un olor a rosas y algunas velas que dejasen en penumbra el baño, me desnude y poco a poco me adentre en la ducha poniendo el agua a una temperatura caliente deje que cayese por mi cabello y por todo el cuerpo me quede así unos minutos empapandome y respirando aquel maravilloso olor, pude ver como el cristal se empañaba del agua caliente, masaje mi cabeza con la yema de mis dedos y me enjuague, volví a repetir el proceso dos veces más y después enjanone mi cuerpo, salí de la ducha envuelta en el albornoz y una vez secada me cambié y apague las velas.
La tarde era perfecta para bajar a la playa pero a mi me apetecía contemplarla desde la maravillosa terraza que daba a ella, así que me fui para la cocina abrí el frigorífico y busque algo que preparar, finalmente acabe haciéndome una ensalada de pasta y abrí una botella de vino tinto, lo lleve todo a la terraza y me dispuse a saborearlo, se estaba tan bien en aquel lugar, que después de comer me quedé dormida sin darme cuenta, serían las ocho de la tarde cuando me desperté alertada por unos gritos que provenían justamente del piso de enfrente mía...
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Encadenada a él -Parte 1-
Fiksi PenggemarVanesa es una enfermera que se enamora inocentemente de un chico que la sabe manejar a su antojo, pero la relación no es tan bonita como aparentan cuando están con amigos y familiares. Cuando peor lo están pasando aparece Malú compañera de trabajo...