Capítulo 18

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*Narra Malú

Jennifer acabó de quitarse los guantes y de colocarme la sabana perfectamente bien, justo a la altura de los hombros y después pasó su mano por mi frente a modo de caricia mientras me sonreía dulcemente. La exploración habia ido bien me trató con delicadeza, preguntadome si me dolía o si me sentía incomoda y trató de ponerse en mi lugar, quizás intentó que le contase lo sucedido aquella noche, motivo por el cual sentía cierta apresión y recelo a que un hombre, ni si quiera un profesional tocase mi parte más delicada pero yo no hablé más que lo justo, solo le decía si notaba algún tipo de molestia y respiraba profundo.

-Sabes que si necesitas hablar, contarme lo que quieras voy a estar ahí para escucharte, jamás voy a juzgarte, se que no tengo idea de lo que has podido pasar, de lo que te han podido hacer, pero todos los miércoles por la tarde nos reunimos en terapia una serie de chicas que han pasado por lo mismo que tú, quedamos en casa de alguna de nosotras tomamos café o lo que queramos y compartimos lo que queramos, nos abrimos las unas a las otras, a parte de ginecóloga también soy psicóloga, pero no quiero que me veáis como tal, solo como a una más con la que compartir vuestras cosas, después me es mas fácil trataros como ginecóloga ya que se vuestros miedos y se que debo o que no debo hacer o decir, hemos quedado este miércoles a las seis pero creo que aun no te darán de alta pero yo te doy la dirección por si te quieres pasar la próxima semana.- Pude observar como sacaba de su bolsillo un posit y un bolígrafo y apuntaba una dirección y su numero de teléfono del trabajo.

-Te lo guardo en tu móvil, el posit detrás de la funda, considéralo, puede ayudarte a parte de que saques toda esa porquería que llevas dentro a conocer a nueva gente, la cual le ha pasado lo mismo que a ti y que te comprenda, he de marcharme ya, mañana te veo, es posible que te dé de alta en dos días cuídate-. Me volvió acariciar la frente y a sonreír mientras se marchaba hacia la puerta.

Cogí mi teléfono móvil, incorporándome un poco en la cama y actualice los contactos de whastapp busque por la J y ahí apareció ella junto a un perro precioso, -vaya le gustan los animales, por un momento pensé que una mascota me podría hacer de gran compañía y asi no estar sola, además podría salir a pasear con ella por el paseo marítimo y disfrutar un poco mas del mar y sus ventajas.- Después gire mi móvil quitándole la funda protectora y abri el pequeño papel que se encontraba junto a una foto de mis padres, observe su caligrafia era cursiva pero entendible, me gusto su letra, volvi a guardar el papel en el mismo sitio donde lo había puesto Jennifer.

Al ver la imagen de mis padres sentí, la necesidad de llamar a mi madre y contarle que en ocho meses tendría un nieto o nieta, pero ¿Cómo le contaba que no tendría padre? ¿Cómo le contaría que hace nueve meses que lo estoy pasando mal? ¿Qué lloro empapo de lagrimas mi almohada?, no se quien fue quien me hizo eso, no tendría ninguna prueba para acusarle y denunciarle así que estaba igual que al principio. El día que me llamaron desde Málaga para trabajar como enfermera no me lo pensé dos veces, poco me importo tener que hacer las maletas y trasladarme a una cuidad totalmente desconocida para mi, al sur de España y muy diferente a la de Madrid, pero tenia claro que mis heridas podrían sanar al la orilla del mar con un cigarro y una buena cerveza o copa de vino viendo atardecer.

Aun recuerdo el día que les dije a mis padres que me marchaba al sur:

Me encontraba en mi habitación mirando ofertas de trabajo relacionadas con el sector de la sanidad, busque en residencias, en casas particulares, y entre a formar parte de varios sindicatos del sector, busque trabajo en todas las bolsas de casi todas las comunidades autónomas, a excepción de canarias y e islas baleares, no es que tuviese nada en contra de estas, pero estaban demasiado lejos, no quería andar cogiendo vuelos una y otra vez, cada vez que quisiera ver a mi familia que por se encontraba a Madrid. Había pasado como un año desde que hice todas esas inscripciones, cada día revisaba el correo y volvía a mirar ofertas de trabajo y a echar curricumuls, mucha gente se preguntara a estas alturas ¿Por qué no me quedaba en Madrid? ¿si en Madrid si que había ofertas en el campo de la enfermería?, yo les decía lo mismo una y otra vez quería descubrir mundo, pero era una gran mentira.

Desde el día en que me paso aquello me aislé en casa y mi habitación era mi fuerte, la búsqueda de empleo por tener una mera excusa la cual me permitiese salir hasta las afueras de Madrid.

Cambie de teléfono, no solo se teléfono si no de modelo, era un iPhone ocho plus, mis amigas no paraban de llamarme y preguntar que qué pasaba a veces pensaban que me había enfadado con ellas, yo les decía que necesitaba un tiempo para mi, que quería cambiar mi vida, comencé ayudar en las tareas del hogar a mi madre a interesarme por la cocina y lectura y sobre todo a que mis padres no se preocupasen por nada ni notasen lo que me paso. No no fui al medico el dia después a que me examinaran, o a tomar la pastilla del dia después, porque en ese momento ni siquiera pensaba en eso, cada vez que me desnudaba para entrar en la ducha, empezaba a temblar lo imaginaba a el en aquel coche, aquella noche y empezaba a llorar, me metia en la ducha y ponía a Estopa a todo volumen mientras me enjabonaba me daba la sensación de que me quitaba la porquería de este, un dia me llegue a duchar incluso tres veces.

Aquella mañana sali de mi habitación con un billete de AVE recién comprado y una carpeta la cual llevaba mi contrato y mi curriculum, hace escasos segundos mi nuevo móvil había sonado con un numero largo llamando, eran de la bolsa del empleo de la junta de andalucia me habían cogido para contratar una vacante en la provincia de malaga, en ese momento después de un tiempo volvi a sonreir.

Tome aire y sente a mis padres en el sofá justo después de comer a la hora del café, a mi padre le prepare uno como a el le gusta con su gotitas de anis y solo, y a mi madre un te rojo, cuando se sentaron se dieron cuenta de lo que estaba sobre la mesa y mi padre dijo.

-¿Malaga? ¿Qué se te ha perdido a ti en malaga?- mi madre miro a mi padre, el cual le dio un sorbo al café casi quemándose la lengua.

-Pepe deja que tu hija nos lo cuente-. Mi madre me miro con complicidad y como si supiese ya lo que se avecinaba.

-Bueno pues que me voy a Malaga a trabajar en el hospital, que me han llamado creo que es para cubrir una jubilación y tengo muchas ganas de empezar es en pediatría, anda mama te he dejado todo embalado para que me lo mandes, tengo un pisito tan mono se ve el mar, podréis bajar en AVE cuando queráis , porfaa necesito salir de Madrid conocer nuevos lugares creo que Málaga me gustara.-

creo que lo defendí mejor que mi proyecto final de carrera en la universidad, mi padre sonrió y mi madre también ambos se levantaron.

-A ver a que hora sale ese tren que te llevamos nosotros.- mi madre me abrazo ella tenia un sexto sentido sabia que no estaba bien y que me lo guardaba por dentro.

-pues a las nueve- gracias gracias.

-bueno Pepi llama al niño que venga a cenar esta noche para despedirla como dios manda ¿me acompañas al super a comprar? me guiño un ojo poniéndose la chaqueta.

-¿que tal el mercado? dije entusiasmada.

y Ambas nos fuimos como dos grandes amigas hacer la compra. Si ese día hice redondo de ternera mi madre me enseño a prepararlo gastamos dos botellas de rioja y comimos puding de chocolate de postre reímos y lloramos y mi hermano me regalo una foto en la que salimos de pequeños la cual la tengo puesta en la mesilla de noche.



Encadenada a él -Parte 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora