Capítulo 11

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La madre de Manuel se quedó muda y yo para no enfadarlo más me puse ayudarla con una sonrisa en mi boca.
Manuel no hacía nada, se quedó sentado pedía cerveza, patatas el pan y yo iba y se lo servía, me besaba y presumía ante sus hermanos y padres de lo buena esposa que sería...

Acabemos de hacer el amor y yo caí profundamente dormida, pero note que aún seguía atada y no me podía mover...no estaba en esa habitación estaba en una oscura el me decía que nadie me podría salvar, me azotaba con la correa, yo temblaba, me repetía una y otra vez que le diese un hijo que era una inútil, me abría de piernas me hacía el amor y me repetía que deberíamos de ir a un médico que me hiciese todas las pruebas pertinentes... La alarma del despertador sonó me levante sobresaltada con la respiración entrecortada era una pesadilla, pare la alarma para no despertar a Manuel que aún dormía y fui al baño abri  el grifo y me eche varias veces agua en la cara, aun estaba sobresaltada por la pesadilla, sabía que Manuel querría un hijo costase lo que costase y quizás eso hacía que estuviese nerviosa al mantener relaciones con él. Abrí el grifo de la ducha y espere a que el agua estaba templadita, y me metí con cuidado de no mojarme el pelo el cual lo tenía recogido en un moño, me enjabone el cuerpo, respire varias veces e intente tranquilizarme y relajarme, a partir de las ocho regresaba a la planta del hospital tras una semana de permiso por mi luna de miel debia de ponerme al día.
Salí de la ducha con el alborboz puesto y me dirigí hacia el dormitorio donde cogí unos pantalones vaqueros, unas botas y una camisa, me vestí en silencio procurando hacer el menor ruido posible, regrese al baño para peinarme el pelo en una coleta alta y maquillarme un poco, tape mis ojeras con corrector y me puse un poco de rimel. Ordene un poco el baño y me dirigí hacia la cocina a prepárame un café mire el reloj mientras el olor a café ya inundaba la casa eran las siete y media debía salir ya o como hubiese atasco llegaría tarde y no era precisamente de las que llegaban tarde o me gustase llegar tarde a mi puesto de trabajo o reunión, cogí el bolso dándole un sorbo al café y prácticamente bebiendomelo del tirón, allí picaria algo en la cafetería a media mañana. Sali por la puerta no sin antes haber comprobado que llevaba el móvil, las llaves de casa y las llaves del coche, me dirigí hacia el garaje para coger el coche, rezaba porque no me pillase atasco ya iba un poco retrasada.

Me desperté en cuanto escuche el sonido del móvil y simplemente me vestí con lo primero que cogí del armario un pantalón negro y una blusa color rojo, después fui al baño a orinar de nuevo, no me había dado cuenta pero en las tres últimas semanas iba con mucha más frecuencia al baño, después levante mi cabeza mirándome al espejo mirando mis ojos aún hinchados y con ojeras, no me apetecía maquillarme me prepare un café y cogí el bolso, salí corriendo pues el autobús pasaba justamente a las siete y veinticinco. Cuando llegue a las taquillas para dejar mis pertencias hay estaba ella con el pelo recogido en una coleta y su uniforme recién puesto, todos le daban la enhorabuena por su matrimonio y le preguntaban que tal la luna de miel, cuando se giro me di cuenta era mi vecina.
-¿Vanesa? ¿Eres mi compañera?. -
Vanesa me sonrió y Asun la jefa de planta nos lo confirmó y nos presentó.
-así es Malú, ella es Vanesa y será tu compañera. -
-si nos conocemos, es mi vecina-.
Vanesa volvió a sonreír y me dio la mano, nuestras miradas se cruzaron por un momento y tras esos cinco segundos volvimos a la realidad.
Fuimos hasta el control de enfermería donde nos pusimos al día, sobre las novedades de los pacientes, pero mi incontinencia me hizo salir a mitad de la reunión al baño, y después de orinar me entraron unas ganas locas de echar a la calle lo poco que había desayunado, la reunión terminó y fuimos a preparar varios informes de pacientes, hasta que de camino a una de las habitaciones de los niños, Vanesa me preguntó.
-siento lo de ayer ¿te encuentras bien? -
-No siento haberme puesto yo así no me encontraba bien en ese momento y bueno lo pague contigo. -
-se te ve mala cara, quieres que haga yo la ronda y tu descansas-
-No para nada me encuentro bien. -
Llegamos a una de las habitaciones concretarmete la del pequeño Antonio José, tenía apenas tres añitos y hoy lo operaban de amígdalas, el pequeño ya estaba despierto.
Vanesa debía de cogerle la vía del suero así que yo intenté tranquilizarle.
- Hola campeón, a que vas a dejar que mi amiguita te de un pincha cito. -
El niño se abrazo a mi llorando, yo me sente en la cama cogiéndole y trate de que se tranquilizara.
Mire a Vanesa el niño no se dejaba poner la vía pero tampoco se separaba de mi, en ese momento el médico que le realizaría la operación entró y me vio con el niño en brazos sentada.
-¿podríamos acompañarle en la operación?, se lo pregunté al doctor sin pensarlo mucho.
Este nos dio permiso y nos dijo que fuésemos a cambiarnos.
El pequeño tiro de mi uniforme y me miró.
-no te vaya... -
Me agaché quedándome a su altura y agarrandole sus pequeñas manos.
-verás voy a ir a ponerme un pijama más chulo que este que es verde y cuando esté vestida volveré y te acompañaré ¿vale?. -
El niño se puso a llorar sin entender lo que yo decía solo tenía miedo a que le hicieran pupa, era lo único que repetía.
Vanesa y yo fuimos a cambiamos rápidamente, nos lavamos las manos y colocamos la ropa de quirofano, ella se quedó abajo y yo subí por el pequeño.

Encadenada a él -Parte 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora