Capítulo 5

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Aquella noche la pase despierta llorando y deambulando por el hotel, solo quería que se acabase el viaje de novios para incorporarme al trabajo y por lo menos estar unas horas alejada de él.
A veces me agobiaba con solo una mirada.
Lo escuche levantarse de la cama quizás serían las cinco o las seis de la madrugada, cerré los ojos haciendome la dormida, a los cinco minutos había regresado al parecer había ido al baño. Cogí aire un par de veces y de nuevo cerré los ojos necesitaba dormir un par de horas al menos.
Al día siguiente bajaríamos a la playa, el clima de Canarias era idóneo para darse un baño aunque fuese octubre y eso se agradecía, nos levantamos y ambos desayunamos en el restaurante del hotel, no dijimos palabra alguna, solo nos mirábamos, a mi no me salían las palabras todo era tan distinto a cuando lo conocí, quizás su objetivo siempre fue conquistarme hasta que fuese su mujer y hacer conmigo lo que le viniese en gana.
Estuvimos todo el día en la playa, disfrutábamos del buen clima, aproveche para tomar el sol un poco, y darme varios chapuzon es, estuvimos almorzando en un restaurante cercano y nos quedamos a ver la puesta de sol a la orilla de la playa, no hubo ningún tipo de afecto por su parte, ningún beso, ninguna caricia.
Llegamos al hotel cansados, ambos nos dimos una ducha pedimos algo de cenar al servicio de habitaciones y nos quedamos en el sofá viendo la televisión, yo me quedé dormida enseguida tenía acumulado el cansancio de la noche anterior y el de haber estado todo el día en la playa.

Hace un año.

Esa noche le había prometido a mi amiga Ana presentarle a Manuel, hacía unos dos meses que el se me había declarado en el mirador de gifralfaro mirando el atardecer y con Málaga a nuestros pies, fue tan romántico, había improvisado una cena, me regalo una rosa, era muy atento conmigo.
Habíamos quedado a cenar en un japonés Ana ya estaba allí cuando nosotros llegamos, pedimos un par de copas de vino y shushi que nos encantaba, a mi amiga Ana le pareció muy buen chaval, y aparte de guapísimo veía que me hacía feliz y que era muy atento conmigo.
Después nos fuimos a una discoteca a bailar y tomar unas copas bueno a parte de las que ya habíamos tomado en el japonés, pasamos una noche divertida, Ana se marcho a casa a las cuatro pero nosotros nos fuimos a la playa.
El alcohol nos habia subido, y yo decidí meterme en el mar, Manuel me siguió, nos besamos, nos echábamos agua el uno al otro y acabamos haciendo el amor revolcados por la arena.
-me tienes loco Vanesa- me susurraba al oído, mientras yo poco a poco me quedaba dormida.
Pude notar como me cogía en brazos y me llevaba hasta su coche para luego llegar a casa y con mucho cuidado meterme en la cama para que descansará plácidamente.

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Málaga en la actualidad.

La alarme del móvil acaba de sonarme por enésima vez, era de esas personas que o ponía varias alarmas o terminaba quedándome dormida, y no podía permitir que pasará eso en mi primer día de trabajo, me desperece y rápidamente fui a lavarme la cara con agua bien fresquita para intentar espabilarme, estába horrorosa parecía un oso panda con esas ojeras, suspiré y me metí en la ducha ya que el agua en la cara no me hizo mucho efecto y se me escapo un "joder" cuando casi me quemo, regule la temperatura casi dejándola fría y dejé que cayese por mi cuerpo mientras me enjabonaba, esto ya era otra cosa. Me seque con la toalla y busque entre mi maleta aún por deshacer algo de ropa me puse cómoda, y fui corriendo hacerme una taza de café, cuando la tuve en mis manos me senté por unos minutos en la terracita que daba mirando al mar. Mire el reloj y vi que marcaban las siete y media, tenía menos de media hora para llegar al hospital, cambiarme y presentarme, por suerte había una parada de bus justo debajo de mi edificio mire en Internet cual me dejaría más cera y espere a que llegase antes de pagar le pregunte al conductor para estar más segura, seguia mirando el reloj, rezaba por llegar pronto y si roce el límite pero llegue diez minutos antes.
Trague saliva antes de entrar e intentar hubicarme un poco, séptima planta, pulse el botón del ascensor y ahí estaba la planta de pedíatria.
Me encantaba trabajar con niños, bueno en realidad me encantaba mi profesión el hecho de poder ayudar a personas que lo necesitan para mi es algo precioso, pero si se trataba de niños me podía aún más, eran unos valientes a los que a veces la vida le ponía en el camino duras pruebas y ahí estaban ellos sacando fuerzas de donde no las había para superarlas, a veces pienso que los mayores deberíamos aprender de ellos.
Llegue al control de enfermería y solo había dos auxiliares, me quedé un poco extrañada se supone que seríamos dos enfermeras o enfermero...
Me encogí de hombros y llame a la puerta tímidamente.
- hola soy la nueva enfermera, la que viene hacer una sustitución mi nombre es Maria Lucía Sánchez-.
Una de las auxiliares me miró al principio no entendía nada pero luego se acordó.
-estos dos primeros días estarás tú sola, esque tu compañera esta de permiso, si necesitas cualquier cosa nos dices. -
Luego me enseño un poco como funcionaba todo, los distintos casos que había y que tal había ido la noche.
Suspire esperaba estar con otra enfermera que me guiase en estos primeros días, pero al parecer tendría que bastarme yo sola, leí un poco los informes que había, y demás y las dos auxiliares me dijeron que me fuese con ellas para ir haciéndome con la planta e ir conociendo a los demás pacientes.

Encadenada a él -Parte 1-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora