*Narra Malú
Acababa de darle a enviar en el teclado de mi teléfono un mensaje al WhatsApp de Vanesa, aunque nos encontrábamos en el mismo edificio sabía que no volvería a traspasar el umbral de las puertas de esta habitación los días que me quedaban por permanecer ingresada, o quien sabe a veces la vida es caprichosa y te sorprende cuando menos lo esperas, pero no tenía ni un ápice de esperanza. Me sentía sola en aquella habitación, en aquella cuidad, pero en poco tiempo el destino había puesto en mi camino a dos seres maravillosos que se habían interesado por mi, alguien ajeno a ellos, ¿quien dijo que los comienzos eran fáciles?. Me eché sobre la almohada me encontraba con la cama inclindada hacia arriba, lo que en nuestra jerga médica llamaríamos posición de fowler, cerré los ojos añorando de nuevo las calles de Madrid y el retiro mi lugar favorito, antes de que pasara ese episodio maldito, me encantaba salir a correr en torno a las ocho de la tarde cuando ya había caído la luz del sol, lo hacía mientras escuchaba estopa en mi iPhone mi grupo favorito y podía hacerme unos cuantos kilómetros, luego me paraba cerca del estanque y hacía algunos estiramientos, en el poco tiempo que llevo en Málaga me he dado cuenta que apenas he disfrutado de la cuidad, de la brisa del mar, estaba deseando de salir para buscar una protectora de animales y adoptar a un cachorro con el que seguro que se llevará genial mi pequeña o pequeño, ellos son mi familia ahora ellos y mis dos nuevas amigas Jennifer y Vanesa la cual esperaba con ansia que me contestase aquel mensaje, volví a mirar la pantalla del teléfono móvil pero nada, lo había dejado en leido y odiaba que me dejasen en leído, le pedía perdón y respeto, deje el móvil encima de la mesilla de noche, antes de ello observé en la pantalla de bloqueo que eran las dos de la tarde... ¿A caso se habían olvidado de traerme de comer? Tan absorta estaba en mis pensamientos que ni si quiera me había dado cuenta que mis tripas rugian puntuales como un reloj, toqué mi vientre que apenas daba señal alguna de que estaba embarazada, "ayy peque estoy segura que tú tambien tienes hambre".
Estaba de apenas semanas y ya le hablaba a ese pequeño ser como si pudiese entender lo que estaba diciendo. Por fin el pomo de la puerta se giro y cual fue mi sorpresa que al abrirse por completo apareció Vanesa con la bandeja de la comida, ahora entendía el porqué tardaba tanto la comida, encima de mi bandeja traía un tupper con ensalada de patata cocida y algún que otro condimento llevababa aceitunas, naranja, lechuga, tomate maiz y tenía muy buena pinta a juzgar por lo que podía verse a través del plástico, también llevaba unos tenedores de plástico y una botella de agua, la que llevaba su nombre junto con sus iniciales. Se acercó a mi poniendo la bandeja en la mesilla de noche y abriendo la bandeja que escondía en un hueco para luego acercarmela a la cama, me incorpore un poco mejor e intente adecentarme, me puse bastante nerviosa ¿quizás sería esa la manera que tenía de aceptar mis disculpas? Era tan guapa, tan inteligente y tenía unos detalles tan bonitos como este que estaba teniendo ahora mismo, que no entendía como podían hacerle daño y que ella se quedase pasiva e inmune ante la situación. Me preparo la mesa, quito con cuidado la tapa y me presento el menú como si de un restaurante de cinco tenedores se tratara...
-de primero tiene un exquisito pure de calabacin, de segundo una merluza de la tierra acompañada de una menestra y de beber agua, también tiene pan por supuesto el postre gelatina de fresa toda una delicia- sonreía mientras me acercaba la servilleta para que me la colocase a modo de babero.
-merci-. Dije en un perfecto francés, para después no parar de reírnos a carcajadas.*Narra Vanesa
La mañana había sido una más como cualquiera del hospital sólo que me encontraba sola para llevar toda una planta de niños, fui a visitar al pequeño Antonio José me contó muy animado que le iban a dar el alta esa misma tarde que había sido un campeón y se había portado bien y me preguntó por la mujer de "pelo largo y rizado" refiriéndose a Malú, le conté que Malú estaba también malita tres plantas más abajo, me insistió en que lo llevase pero le dije que cuando estuviese vestido de calle y con el alta para que así se llevase una sorpresa, el pequeño accedió ilusionado y me dio las gracias, me señaló el ojo que tenía morado y me dijo "pupa" me dio un besito y no pude resistirme a darle un abrazo y a volver a llorar. Cuando me despedí del ultimo niño mire el reloj y baje hasta el control de enfermería de la planta donde se encontraba Malú hable con unas compañeras y tras esperar al carro de comida y hacerme de rogar un poco por fin cruce el umbral de la puerta pude ver perfectamente como a Malú se le abrían los ojos y también ese brillo especial, que tenía desde que era madre, me sonrió y dispuse todo para que ambas tuviésemos una comida amena. La charla con Míriam y con el pequeño Antonio José me hizo reflexionar, Malú no tenía la culpa de nada y no debía de pagar mi estado de mal humor, ansiedad nervios, miedo e inseguridad y millones de sensaciones que tenía con ese mal nacido, ella solo velaba por mi bienestar quería que estuviese bien y la uníca manera era la de la denuncia, después me mandó el mensaje diciéndome que me respetaría, la pobre me pedía perdón y respeto pero si... La que debía de pedir perdón era yo y creo que no había mejor manera que hacerlo que dejándola en leído y aparecer por sorpresa con una comida...
Gracias por esos 3k de visualizaciones. Gracias por los comentarios que me animan a escribir más capítulos, por la paciencia cuando estoy ausente. Un saludo lectores
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Encadenada a él -Parte 1-
FanfictionVanesa es una enfermera que se enamora inocentemente de un chico que la sabe manejar a su antojo, pero la relación no es tan bonita como aparentan cuando están con amigos y familiares. Cuando peor lo están pasando aparece Malú compañera de trabajo...