[026]; Hendery.

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—Qian ___. ¡Deja de estar de ridícula! —me gritaba mi hermano mayor desde el otro lado de la puerta. —Habla con él.

—¡No quiero!

—¿Si sabes que está aquí?

—Dile que se vaya. No quiero hablar con él.

Estaba tan decepcionada, furiosa y triste. Y tenía mis razones para hacerlo. Hendery y yo llevamos planeando nuestro aniversario de 150 días desde que llevamos dos meses. Y a último minuto lo cancela.

—¡Vamos! Está aquí y dice que no va a irse.

—¡Qué de haga estatua entonces, que yo no voy a salir!

Hubo un pequeño silencio de su parte, así que lo primero que pensé fue que se rindió y se fue.

Hendery.

Kun estuvo un buen rato gritando detrás de la puerta de ___. Ella estaba enojada conmigo, y eso estaba bien. Mi plan iba bien. Se veía tan ilusionada, que me da rabia tener que estar haciendo esto.

—Dale su espacio un momento. —me decía Kun en modo de consolación. —Va a pasársele.

—Me siento terrible. —dije tirándome al sillón. —Debería estar feliz por celebrar nuestro aniversario.

—¿Pero no era lo que querías?

—Sí, pero no pensé que se lo tomara de esta manera. —decía mientras observaba al techo. —Me estoy arrepintiendo de hacer esto.

—No te vas a arrepentir, ya lo hiciste, ahora termínalo. —Nos observamos un momento, debatiendo en mis siguientes acciones. —¡Ve!

____.

—¿___? —escuché detrás de la puerta, aun si no identificaba a dueño de la voz.

—Kun, ya te dije que no me molestaras. Quiero estar sola.

—Soy yo... Dery.

—Con mucha menos razón abriré esa puerta.

—Por favor. —me senté al lado de la puerta. —Te suplico que me escuches. Déjame entrar y hablemos.

Mi mente estaba teniendo un debate tan fuerte que podría jurar que me iba a matar miles de neuronas pensando, mientras que aseguraba que el lado que le decía ábrele, escúchalo y si notas mentiras, bótalo.

Hendery.

La puerta fue abriéndose poco a poco, hasta dejarme poder ver a esa niña linda de pecas y ojos claros, de manera distinta. Sus pequitas mo irradiaban luz como antes, estaban apagadas y tenía ojos rojos, consecuencia de tanto llorar.

—¿Cuál es el truco?

—No hay ninguno, pero déjame que hablemos.

Ella de hizo a un lado y yo pasé a su cuarto. Conocía perfectamente cada parte de este lugar, siempre venía que pasaba el tiempo con ella.

—Tienes 3 minutos.

—No quería hacerte enojar, discúlpame.

—No estoy enojada. —dijo. —Estoy decepcionada, triste y furiosa.

—Siento haberte hecho sentir así, no quería realmente hacerlo. Pero tenía un propósito con todo esto.

____.

—Si tu me permites llevarte y mostrarte, te dejaré ver porque dije todo eso y que es lo que he estado planeando todo este tiempo.

No sabía si creerle realmente, empezando porque no me miraba a los ojos.

—Planeamos... Todo esto durante meses, Hendery. —Yo no acostumbraba a llamarlo por su nombre, sólo si realmente era algo demasiado serio.

Hendery.

Estaba tan enojado conmigo mismo, había conseguido que ella se re-enojara el doble comigo. Debía compensarlo.

—Pudiste habérmelo dicho desde un principio. Que ya tenías otras cosas en mente, así yo no me hubiera hecho ilusiones con esto.

La observé. —Si te lo hubiera dicho no contaría como sorpresa. Y todo se hubiera ido a la basura.

Ella también me observó, tal y como lo había estado haciendo desde que entré al cuarto.

Suspiró.

—Llévame, entonces.

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____.

Durante el transcurso al lugar, ninguno habló nada, era sólo un silencio el que acompañó los 10 minutos de de viaje, pero no fue así hasta que llegamos al dicho lugar.

—Si esto no te gusta, tienes todo el derecho de terminar conmigo por haberte hecho sentir mal. No mereces a alguien que te haga sentir así, desde el fondo de mi corazón te pido que me perdones y si vas a guardarme rencor o alguna otra cosa así, lo respeto. Sólo quiero que sepas que te amo demasiado.

Sinceramente me dejó sin palabras su pequeño discurso, jamás había visto esa faceta de él.

—Cuando bajes, sigue los pétalos hasta el final. Por favor.

Al bajar, un camino de pétalos adentraba hasta la playa, que era el lugar más cerca que había. Me llevó tiempo llegar hasta el final, ya que habían varias cartas escritas a mano por Hendery, una por cada día, en total 149. Y al final, estaba él.

—¿Es sólo esto? —le pregunté.

—No es mucho, pero es trabajo digno.

—¿Crees que no es mucho? —el asintió.

Hendery.

Nunca nadie había hecho una carta por cada día junto a mí. Nunca hubo una sola persona que se llevara tan bien con mi hermano. —Sus pecas volvían a iluminarse y sus ojitos volvían a ser claros. —Dery, yo no sé que tienes, pero eres la magia en carne propia. Eres todo lo que jamás pensé recibir. De veras que el universo está de mi lado.

Ya ella no estaba enojada, para nada. Estaba tan feliz de por fin haberme puesto a alguien tan buena como ella.

—Solo tengo una pregunta. —le hice señas para que preguntara. —¿Dónde está la tarjeta 150?

—La tengo yo, escucha. Te amo.

nct stuff ✧ nctDonde viven las historias. Descúbrelo ahora