Lovesick [Eremin | AU | Omegaverse]

Capítulo 5: Desafortunadas coincidencias

Actualizando tardecito ❤. Un spoiler no spoiler: este es el ansiado capítulo donde nuestros protagonistas interactuarán por primera vez. Espero que lo disfruten. 

Y como siempre, gracias a Jeager__Eren,  xrckrch, alapapaya, greengld_, Yukihara123Ryouma y MeidelyGil por dejar sus comentarios, y también a todos los que leen esta historia!

Revisión: 27/02/21, pequeñas correcciones de conectores.

★★★

Jaeger Kaffee se encontraba en pleno centro, era un grato ambiente para pasar la tarde y desconectarse del barullo de los suburbios. Ubicado en la esquina de la manzana, el lugar había sido reestructurado a partir de una pequeña residencia antigua que se remató tiempo atrás. La carcasa se dejó intacta, dando así la sensación de ser una casita alemana, similar a las retratadas en los cuentos infantiles.

Por dentro, el recibidor era pequeño, de paredes tapizadas de madera caoba y piso de losetas negras y rojas, pero con suficiente espacio para ser amoblado con un sofá de cuero marrón, colocado al lado de la salida para quienes esperaban el servicio, y la barra: un gran mesón negro sobre el cual se disponía un florero de cerámica pintado a mano que contenía petunias moradas de suaves pétalos. A su lado, un mostrador de vidrio para ofrecer los deliciosos pasteles y dulces del día. Detrás, había distintas repisas de metal atornilladas a la pared, repletas con distintos tipos de granos de café, jarabes y endulzantes, separadas en medio por un óleo enmarcado de un paisaje del valle austral. Del techo prendían colgantes de pequeñas aves y plumas con piedras tornasol, las favoritas de su madre. Ella adoraba los detalles.

La habitación conectaba al pasillo mediante un arco que se encontraba a la derecha del mesón. Conducía a otro lugar más amplio, con ventanales de marcos dorados en toda la pared por los que se colaban los últimos rayos de sol. Allí se disponían sillas y mesas con manteles crema bordados de plumas para la comodidad de los visitantes mientras disfrutaban de la estancia, algunas de ellas ya ocupadas por clientes, mezclando las voces con el agradable olor a café recién servido.

Eren inclinó levemente la taza blanca de porcelana decorada con finos dibujos de flores negras y plumas doradas, evitando que el humeante café vertido se estropeara tal como había sucedido en ocasiones anteriores. Con cada vez más certeza sabía que no estaba hecho para esto. Su habilidad con las manos no era algo destacable en su persona. Sirvió el café amargo, como su personalidad, cuidando de no rebasar y lo entregó a la joven que tenía enfrente, quién agradeció e intentó sonreír amablemente por su trabajo y así ocultar las ganas de querer alejarse pronto de la barra.

El adolescente se limitó a responder de mala gana entre dientes, sin disimular su propio ánimo ni importarle que era el encargado de entregar las órdenes a los clientes. Se encontraba notablemente cabreado, con el rostro ensombrecido, las cejas fruncidas, los ojos desbordando en ira y los labios apretados. Era la misma cara que ponía cada vez que se encontraba molesto desde su más tierna infancia.

Y tenía bastantes razones para estarlo. Empezando con que luego de la intromisión de su hermano no había podido hablar con su padre sobre las alucinaciones cada vez más frecuentes en relación con su ángel, un personaje que no quería recordar por el consiguiente efecto que provocaba en su cuerpo.