Lovesick [Eremin | AU | Omegaverse]

Capítulo 22: Juicio

¡Son las 3 de la mañana, es hora de actualizar el fic!  Perdonen el atraso, gracias a todos los que han dejado comentarios bonitos en el fic y por hacerme reír con sus reacciones (soy malvada y disfruto cuando chillan), especialmente a Sabrina12LO, hisutxria, kiara15xD, 78999999999909j, ceciliavaca, Ghost-fan, TheCrimsonCurse89, arlertquinnw, MaraLuisa574, Yukihara123Ryouma, AmargaMentes, BlueberryA1, honhojiry, kokonaidesa, shemy-bonney, hotaruLB, colatorero, greengld_, yongluvie, MeidelyGil, shipponly, Kittypino, ereh1ereh, Mariela2003mm, MLBB_Layla, xrckrch y a Mikururun (Twitter) por aguantarme durante tus tardes sobre mi historia mega gay y ayudarme con tus tips para los dibujos <3. 

Advertencia: este capítulo se lee comiendo palomitas uwu

★★★

— Su Señoría: solicito que el imputado suba al estrado para declararse culpable —, vociferó Hitch con firmeza haciendo eco en la pequeña habitación empapelada en beige, simulando ser el fiscal de un juicio que transcurría únicamente en su imaginación. Su llamado captó la atención de los dos chicos que le acompañaban, quienes se limitaron a mirarla con vergüenza ajena sin hacer caso a la inusual petición.

El acusado, alias que utilizaba Hitch desde hace algunas horas para referirse a Armin, suspiró ya cansado del extraño juego sin moverse de su lugar sobre la cama de dos plazas, sentado muy cerca de la cabecera con la pierna izquierda balanceando en el reborde. Sin ánimos de responder a los cargos en su contra, Armin dejó caer el cuerpo hacia adelante cuan peso muerto enterrando la cara entre las almohadas, esperando que ocurriera algún milagro que le borrara de ahí para escapar del insistente interrogatorio pese a haber intentado hacerle entrar en razón desde que se encontraron en casa de Marco, para luego intensificarse durante el trayecto al departamento de Annie.

Nada ni nadie podría salvarlo del acucioso juicio de sus amigas.

— Hitch, por favor deja de bromear. Esto es en serio.

— Objeción denegada. Jueza —, exclamó nombrando a la otra chica presente de pie frente a la única ventana, con la intensa luz de la tarde golpeando a su espalda dándole un toque divino a su pequeña figura al delinearse completamente de un halo amarillo. En respuesta, Annie abrió lentamente los ojos para clavar su gélida mirada en la silueta de la castaña, con calma tan propia, sin comprender del todo el por qué la beta dirigía la conversación exagerando lo ocurrido y poniendo presión en quien ya se veía a punto de estallar. Annie se compadecía de Armin pese a saber que merecía que le juzgaran por las pésimas decisiones tomadas durante la noche. Al contar con su completa disposición, Hitch aclaró la garganta para proceder a atacar nuevamente al único varón de la sala —: He aquí las pruebas del delito.