Lovesick [Eremin | AU | Omegaverse]

Capítulo 11: Soga al cuello

Hola bbs ❤, aquí post turno les traigo un nuevo capítulo. Ya había escrito anteriormente que esto ocurriría: me he ausentado bastante puesto que esta es mi segunda semana de esclavo, digo, interno. Manden ayuda, estoy muriendo con mi horario de sobreexplotación continua :'v.... pero no puedo hacer nada en contra de eso. Lo que si: quiero reafirmar que no abandonaré este proyecto a pesar de que casi no tengo tiempo para mi, de alguna forma intentaré subir su capítulo mensual o cada mes y medio, espero que me entiendan si no puedo actualizar tan seguido U_U.  

Sin más, doy gracias a todos los que me han dejado comentarios y estrellitas ahora último. Mi amor es infinito hacia ustedes. 

Revisión: 28/05/2021, correcciones menores de ortografía.

★★★

La tos seca le robó el aliento, mojando la tela de su manga al cubrir su boca. Se sintió estrepitoso, el eco de su voz inundó la estancia delatando su llegada. Eren deseaba con ganas que nadie se enterara que se encontraba frente al despacho de su profesor, pues no le orgullecía ser llamado cada cierto tiempo a hablar en privado sobre su conducta. Alineó de su corbata mal anudada en el centro de su cuello con sus temblorosas manos como si se tratase de una soga, haciendo nudos sin sentido para apalear la falta de autocontrol. Con la vista clavada al piso botó todo el aire de sus pulmones en un suspiro ahogado.

Minutos antes las clases de la jornada habían terminado, por lo que el pasillo del tercer piso del establecimiento era un desierto, con uno que otro docente transitando a través de él. Eren inspiró profundo en un intento de calmar la ansiedad que le carcomía por dentro, aguardando en silencio de pie frente a la puerta de la oficina de su profesor durante algunos segundos hasta contar con ánimos suficientes para tolerar el suplicio que conllevaba lo que vendría. No quería entrar a aquel lugar, sin embargo, era su deber. Ya era muy tarde para dar marcha atrás.

Las conversaciones a solas irritaban a Eren más de la cuenta, y de la pura predisposición ya se encontraba alterado.

Tocó la madera con el dorso de su puño en dos ocasiones antes de ingresar al despacho sin esperar por una respuesta, golpeando la puerta contra la muralla por la fuerza ejercida en torque. Entró al lugar cargado de negatividad sin saludar al profesor Smith, quien se encontraba sentado detrás del amplio escritorio de libros y pruebas apiladas en ambos extremos. Caminó lentamente arrastrando los zapatos en la alfombra burdeo hasta posicionarse impetuoso frente al mayor antes de dejar caer su cuerpo desparramado sobre el cojín de la silla, con las piernas separadas y los brazos cruzados sobre su tronco, creando una barrera imaginaria entre ambos. Eren sabía lo que procedería, estaba condenado y aun así poco le importaba. No se esmeraría en crear una mejor impresión para su satisfacción, simplemente sería él mismo como acostumbraba en su presencia.

El docente se limitó a suspirar audiblemente mientras masajeaba su frente pensando en cómo abordar al molesto adolescente. Pidió en voz baja que cerrara la puerta antes de comenzar, por lo que Eren se levantó de mala gana a golpear nuevamente el inmueble, girando sobre sus talones para permanecer esta vez de pie y así quedarse mirando fijamente a sus ojos zarcos, desafiante. De esa forma sería más fácil simular que escuchaba a su sermón, convertido en monólogo por la falta de respuesta de su parte, mientras se limitaba a asentir levemente a todo lo que saliera de su boca. No necesitaba prestarle mayor atención para saber lo que decía pues veía su decepción en cada uno de sus gestos, en cómo contraía sus pobladas cejas rubias y sus intentos de ocultar la molestia de tener que tratar con un alumno como él. Supuso que su preocupación se debía más a que, al ser su profesor guía, tenía como obligación velar por su buen rendimiento y él apestaba en todas las materias, salvo en deporte. Además, era su último año de instituto y aún no tenía idea si las decisiones tomadas serían las correctas.