Lovesick [Eremin | AU | Omegaverse]

Capítulo 18: Por siempre tuyo

Última y tercera parte de la fiesta, no les quito tiempo para que pasen a leer uwu. Gracias a TheCrimsonCurse89, greengld_, Sabrina12LO, colatorero, Itzaih7u7, 78999999999909j, franciscaosiosi, Ghost-fan, kokonaidesa, xrckrch, AmargaMentes, MeidelyGil, noleeaqui, alicat_1018, Yukihara123Ryouma por sus comentarios en el anterior capítulo y gracias a todos los que están recién enganchando con la historia. Besitos para todes.

★★★

El chapoteo del agua corriendo a través del grifo resonaba suave por sobre la balada que tocaban los músicos en la sala contigua. Tan gruesas eran las paredes baldosadas en negro que, pese a los altos parlantes y la amplificación de calidad, apenas distinguía las voces e instrumentos del coro. El baño de hombres de The Titans era una verdadera cámara insonora, un ambiente aparte con su largo espejo central en la ancha pared de un extremo a otro por sobre los lavamanos, con tubos led color cian instalados en lo más alto para mejor iluminación y una seguidilla de cabinas individuales con el fin de satisfacer una de las necesidades básicas de los clientes, terminando al fondo con un pequeño muro que cubría la vista hacia los urinales. A esa hora el sitio se encontraba desierto siendo capaz de escuchar a su tenue respiración, lo que alteraba a sus nervios; y el fuerte olor a cloro y desinfección le hacía olvidar que se encontraba en un baño público, pero eso era en lo que menos se fijaría en este momento.

Armin apoyó ambas manos en el borde del blanco lavamanos para no perder el equilibrio, con las piernas temblando y las crecientes náuseas que amenazaban por devolver todo lo que consumió desde la tarde, como si se tratara de un puño estrujando directo a su estómago en rítmicos espasmos.

Se sentía fatal.

Trató de ordenar su mente, a la paranoia que amenazaba con aflorar, pero el ruido de sus pensamientos le hacía imposible su tarea. Armin estaba en el punto límite entre que era consciente y no de lo que hacía, de lo que ocurría, algo demasiado peligroso que había temido desde un inicio. Aunque presentía que no había sido precisamente la cantidad de alcohol consumida, sino la velocidad en la que se obligó a tragar una y otra vez del vaso para así librarse de otras molestas sensaciones que le atacaron: todo por los malditos celos que profesaba hacia Eren, una maldición que se arraigaba en lo más profundo de sus entrañas con dolorosas raíces conforme pasaba los días.

Si, había sido un estúpido de perder los estribos por visualizar a un joven muy similar a quién robó su corazón con otra muchacha, pero ya era tarde para lamentarse. Mojó su cara para desechar sus ideas y despejar el caos dentro de su cabeza. Posiblemente todo lo que sentía era culpa del alcohol, de aceptar tomar desde un inicio con Hitch sin medirse, pese a que en anteriores ocasiones había bebido mucho más, pero su cuerpo no se había resentido como ahora, lo que le hacía pensar que quizás algo había diferente en él que aumentó su labilidad.

Quizás el que su último celo haya sido bizarramente doloroso era solo el comienzo de muchos cambios que ni siquiera había notado.

O quizás quedaba poco para el siguiente episodio, pese a faltar más de un mes según su calendario, sino no estaría tan sensible al pensar en Eren ni al percibir las feromonas de los alfas a su alrededor. En este momento, solo deseaba monopolizar la atención del joven Jaeger, en que sus fieros ojos turquesas no se despegaran de su cuerpo, y fuera el único a su lado en íntimo contacto.