Capítulo 7.

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Todo parecía irreal.

No podía quitar mi sonrisa mientras observaba a ese pequeño niño, ya nisiquiera me importaba mi intenso dolor de cabeza solo centrar mi mirada en él.
Todo el día me había preparado mentalmente para verlo, sabía que hoy iba ser el momento que conocería a mi hijo fue tan raro cuándo Matheo abrió la puerta del departamento, su mirada en la mía todo curioso observandome y en esos segundos sentí mi mundo moverse con tan solo verlo. Estaba tan enojado con Amy que si no fuera por la promesa que les hice a mis padres de seguro había estallado una bomba y mi mal carácter hubiera salido aflote también le tenía prometido a mi hermana que me comportaría porque no quería causarle una mala impresión al pequeño.

No se habían equivocado y yo tampoco podía negarlo, Matheo es una mini copia mía.

- Toma - la voz de Amy me hace volver a la realidad.

La observo unos simples segundos mientras me alcanza una compresa de hielo y no hace falta decir nada solo lo apoyo en la parte de atrás de mi cabeza sintiendo un poco el alivio. La emoción fue tan intensa que me faltó por completo el aire y cai desplomado al piso generando un fuerte dolor en mi nuca.

- Lo sento Alexandel pelo mis podeles son muy fueltes - dice el pequeño generando que mi corazón vibre al escucharlo.

Tan dulce y tierno.

- ¿Y cuáles son tus poderes? - pregunto mirando sus preciosos ojos marrones.

- Es un sequeto - murmura haciendo una tierna seña de su dedo sobre su boca.

- No diré nada, si me cuentas - acoto sonriendo.

- ¿Lo pometes? - consulta con duda.

- Lo prometo - aseguro para mostrarle el dedo meñique como símbolo de pacto.

Matheo hace algo raro con los ojos que no entiendo y miro a Amy que me hace señas como indicando que ese era su supuesto poder que aseguraba tener, entonces me caigo en el sillón asemejando un desmayo solo para complacer al pequeño que festeja por lo que hijo.

- ¡Vite mamá! - exclama eufórico.

- ¿Qué pasó? - digo levantándome como si no recordara nada.

- Vite Alexandel ese es mi podel - afirma contento.

- Wow, duermes a la gente - comento sorprendido solo para ver esa hermosa sonrisa que tiene que me hace recordar a la de Amy.

Matheo es una combinación de ambos, se puede parecer mucho a mí pero tiene pequeños gestos de ella.

- Debes irte, Alexander - nos interrumpe cruzada de brazos.

- ¡No! - exclama Matheo mirando a su mamá.

- ¿Quieres que me quede? - le pregunto a él.

- Shi, eles mi amigo - responde con una carita super tierna.

- Bueno entonces me quedaré y vamos a jugar un rato - declaro con seguridad.

Si él no quería que yo me alejé de su lado no lo haría, ya había perdido mucho tiempo sin estar a su lado por capricho de su madre ahora no me iría de ahí.

- Tenemos que cenar Alexander y te agradecería que te vayas - sisea ella mirándome mal.

- No me iré porque mi ... -

- No lo digas - gruñe deteniendo mis palabras.

Tenía razón no debía decirlo todavía, mi hermana me había recomendado que debía ir despacio, es un nene pequeño pero tenía que tener cuidado porque de un día a otro le aparece un padre y no hay que abrumarlo.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora