Capítulo 37.

27.4K 1.6K 307
                                    

Nadie te prepara para ser padre puede que tuve grandes referencias, mis padres son excepciones formaron un gran hombre pero nada es igual tampoco imaginaba que un hijo podía cambiarte la vida por completo pero solo bastó conocer a Matheo, él cambió todo mi ser porque definitivamente otro Alexander salió después de conocer a ese niño, nada fue igual después de enterarme que era padre.
Sentía tanto miedo cuando cargaba a mi pequeña hija, Valentina había llegado a nuestras vidas hace un mes y medio, la princesa de la casa como le decía su hermano mayor, todo nuevamente se modificó con su llegada, tuve que aprender tantas cosas y debía agradecer que tenía a mi bella esposa enseñándome desde como hacer una simple mamadera hasta como cambiar un pañal definitivamente era todo nuevo lo que estaba viviendo.

- Princesa - digo al tratar de sacarle los gases, recién había tomado una mamadera.

Ella es hermosa, una preciosa combinación de Amy pero con unos intensos ojos negros iguales a los míos, recuerdo que cuando la cargué por primera vez sentía que caminaba sobre nubes de lo nervioso que estaba por ese momento, Amy había echo un largo labor para traerla al mundo y yo me sentía tan inútil al sostener su mano, veía su sufrimiento pero cuando apoye a nuestra hija sobre su pecho sus ojos cambiaron no había dolor solo amor puro por ella.

Matheo ya nos había cambiado la vida pero Valentina nos hizo ver lo unido que estamos todos, somos una linda familia de cuatro.

- ¿Papi? - escucho que me dice mi hijo.

- Entra - digo despacio porque mi hija se estaba durmiendo lentamente.

- Vine a darle el beso de las buenas noches a Valentina - murmura con una gran sonrisa.

Es un gran hermano mayor.

Matheo se acerca a la silla mecedora dónde estoy sentado para observar a su pequeña hermana, no había nada más lindo en el mundo que verlos a los dos juntos, lo mejor que hicimos con Amy en esta vida son ellos dos.

- Sueña con los angelitos Tina - le dice dejando un beso en su frente.

Moriría de amor por ellos dos.

- Ve a la cama que ahora voy a leerte un cuento - digo para que ya se vaya acostando.

- Bueno papi - dice dejando otro beso en la frente de su hermanita.

Cuando Valentina se queda completamente dormida la acomodé en su cuna para luego sin hacer ruido salir de su habitación me quedaba hacer dormir a Matheo antes de irnos de casa porque en contra de nuestra voluntad nos habían organizado una despedida de solteros, Bautista no entendía los noes al igual que la prima de Amy, lo que les dijimos les entró por un oído y les salió por el otro, ahora no podíamos safar de nada.

- ¿Qué vamos a leer ahora? - le pregunto a mi hijo al entrar a su habitación.

- Este papá - dice al darme el cuento en mis manos.

Había elegido la historia del Principito, este libro se lo regaló mi hermana porque ella decía que todos los nenes deben saber está historia, comencé a leer ante su atenta atención, escuchaba cada párrafo hasta que su ojos empezaron a cerrarse.

- Duerme bien - murmuro al taparlo mejor y dejar un beso en su frente.

Nunca imaginé que mi vida sería así, antes de Amy lo único que me importaba era el trabajo quería ser el mejor pero su llegada y saber de Matheo todo cambió porque tuve otras prioridades como encontrar la manera de ser un gran padre para ese niño que me miraba como si fuera su héroe, ahora casi un año después de todo estaba casado con una maravillosa mujer y siendo padre de dos hermosos pequeños, el trabajo había dejado de ser mi prioridad porque lo que más me importaba es mi familia y estar con ellos a cada momento.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora