Capítulo 3.

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Amy.

Que difícil es ser mujer en un ambiente donde el machismo es un gran dominio, nos ven inferiores a ellos y eso es lo que me vuelve completamente loca, esa maldita desigualdad laboral a la que una debe enfrentarse día a día es nefasta.

¿Por qué a nosotras nos deben costar las cosas el triple?

Desde que era chica quería estudiar abogacía de hecho lo hice en una de las mejores universidades de Madrid pero cuando ingresé al ambiente que quería estar me di cuenta lo cavernícola que son los hombres al solo verte bonita piensan que pueden dominarte como ellos quieren y las cosas no son para nada así.

- Lo siento por la tardanza - mi clienta ingresa a mí oficina.

- No hay problema Miriam - digo sonriendo.

Al ser nueva en el bufete me asignan los casos que nadie quiere tomar como este por ejemplo, Miriam y Jeremy Hendrix es la sexta vez que piden la anulación de su matrimonio solo espero que esta vez sí se divorcien porque obviamente me molestaría haber gastado mi tiempo en estupideces.

- Amy, no sé si quiero el divorcio - dice con tristeza.

- ¿Qué sucede? ¿Que te hizo cambiar de opinión? - pregunto de forma pacífica.

Ella mete su mano en su cartera y de ahí saca un pequeño test de embarazo con dos líneas bien marcadas color rosa que solo tenía una respuesta, está embarazada.

- ¿Se lo dijiste a tu esposo? - consulto preocupada.

- No todavía pero él nunca quiso ser padre y no se cómo podría tomarlo, tampoco sé si quiero o no estar a su lado - me cuenta con tristeza.

Este caso ya me había tocado más de lo que imaginaba y estaba involucrada mucho más de lo que hubiese querido, encima no ayuda en nada que el idiota sin corazón de Alexander De Luca sea el otro abogado demandante porque ni un segundo se pondrá en el lugar de ellos.

- Miriam - tomo su mano - es tu decisión, si quieres seguir con él por tu hijo lo respeto pero también déjame decirte que estando separados también pueden con la crianza de un bebé - comento mirando su cara de mucha desolación.

Es difícil enterarte que estás embarazada y más cuando las cuestiones no se dan como a una le gustaría, la entiendo a la perfección yo tenía solo veinte años cuando me enteré que sería madre, pasé por todos los estados emocionales hasta que solo me quedó refugiarme en mi familia, mi gran apoyo los cuales entendieron a la perfección que sería madre soltera y desde ese momento empecé a cambiar mi vida, si todos los días me levanto es por la pura motivación que me genera mi pequeño hijo de tres años.

- No se que hacer - murmura abrumada.

- Es tu decisión ahora debemos reunirnos con ellos acá, tu decides el siguiente paso yo estaré a tu lado para ayudarte en lo que sea - afirmo dándole mi completo apoyo.

Ella se queda varios minutos en silencio meditando su situación, yo no quiero interferir ya sabe que tiene mi apoyo en todo y que no voy a juzgar ninguna de sus decisiones que tome o elija.

- Señorita Bank, ya llegó el señor Hendrix y su abogado - me informa la secretaria entrando a mi oficina.

Miré a Miriam y ella solo sonríe, le dije que se acomodé a mi lado mientras yo iba a buscar a la otra parte implicada en todo esto. Al salir gran parte de las mujeres que trabajaban en el bufete observaban al egocéntrico de Alexander mientras estaba concentrado con su celular sin notar la mirada de todas.

- Buenos días - saludo a ambos hombres.

- Buenos días doctora Bank - me saluda estrechando su mano mientras me dedica una sonrisa que solo significa que me imagina desnuda en su cama haciéndome demasiadas cosas.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora