Capítulo 29.

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Nunca imaginé que mi mañana podía empezar de esta forma, tener la jodida boca de Amy jugando con mi pene no tenía precio, su lengua recorría mi anatomía con maestría, llegaba a la base y todo se perdía en su cálida boca, le había cedido el control que ella solita se divierta conmigo, ya me encontraba en mi límite y la sonrisa que me dedicaba mientras me torturaba solo significaba que sabía que estaba a nada de explotar.

- Amy - gruño agarrando con fuerza las sábanas.

- Vente para mí - murmura de una forma tan jodidamente sexy que al solo sentir como otra vez mi pene se perdía en su boca más ese maldito movimiento que hacía con su lengua no fueron mucha ayuda para que mi orgasmo se haga presente y me corra.

No había nada más sexy que ella en este momento.

- Buen día - murmuro cuando ella se recuesta sobre mi cuerpo.

- Buen día, Alex - sonríe y deja un beso en mi pecho.

- Tranquilamente podría soportar levántarme de esta forma todos los días de mi vida - acoto acariciando su cuerpo desnudo.

Ella se ríe. - Esa es tu inusual forma de decirme que quieres que vivamos juntos - comenta esta vez repartiendo besos por mi cuello.

Gruño y mis manos se aferran a su cadera. - Tú me quieres, yo te quiero no hay nada que nos impida dar ese paso - aseguro.

Su risa vibra en mi cuello. - Te recuerdo que tenemos un hijo de tres años, no todos los días podrán ser como esta noche o está mañana. Debemos adaptarnos - declara divertida.

- Mientras todos los días de mi vida me despierte y acueste a tu lado, seré el hombre más feliz del mundo - digo como un estúpido.

Sus penetrantes ojos grises me observan, sonríe y se acerca a darme un beso en los labios. - ¿Quién eres y que hiciste con Alexander? - inquiere divertida.

- Es tu culpa - bromeo.

- Me encanta estar así contigo - afirma mientras se sienta sobre mí y yo me acomodo para abrazarla.

- No tienes una idea de lo mucho que me encantas - gruño aferrado a sus caderas.

- No tengo dudas que esto te encanta - acota empezando mover sus caderas generando que mi miembro se roce con sus labios vaginales.

Ambos éramos insaciables.

- Amy - siseo excitado.

- Te necesito gatito - me súplica.

Toma mi miembro, lo guía hasta su entrada y lentamente comienza a introducirse en su interior, ambos jadeamos al tenernos mutuamente. Ella comienza a moverse de arriba a abajo, una de mis manos se apoya en su muslo y la otra en su glorioso trasero ayudándola para  que pueda moverse mucho más, mi boca ataca sus pechos dónde torturó un poco sus sensibles pezones y ella tira de mi cabello para que la bese.

Está mujer es la gloria.

- Alex - gime en mi oído y se acabó mi forma de ceder el control, ante su queja la quito de encima mío puedo observar su malestar porque estaba a nada del orgasmo pero ambos necesitamos otra cosa.

- Agarrate de ahí, no seré suave gatita así que prepárate - le ordeno marcando que se aferren al respaldo de la cama.

Ella me demuestra una sonrisa pícara, se pone en cuatro y menea su trasero provocando que le dé un fuerte azote que la hace jadear. Tomo mi miembro y lo guío hasta su entrepierna le dije que no iba hacer suave así que entro en su interior de forma brusca, ella pide más y repito el mismo patrón hasta que mis embestidas son erráticas y duras contra Amy, ambos necesitábamos esto por eso tiro de su cabello para acelerar mis movimientos en su interior que este jodidamente estrecha y húmeda mi trabajo se hace más fácil, lo vuelvo a repetir estar dentro de ella es la gloria.
Tomo su cuerpo para que se apoye sobre en mío, mi mano se aferra a su pecho mientras ella deja que le penetre en esa posición, mi otra mano comienza a bajar hasta llegar al centro de su placer, comienzo a torturar su clítoris mientras cada vez aumento más y más mis penetraciones.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora