Me había pasado todo un día cuidando a Amy, ella no estaba tan bien como trataba de demostrar, la notaba enojada y sobretodo con mucha culpa como si ella hubiera sido la causante de todo.
No fue su culpa.
El enfermo de su ex jefe trato de inculpar a ella de todo que se le insinuó, él se negó y como venganza lo había denuncia cosa que era totalmente diferente, las grabaciones de las cámaras de seguridad que estaban en mis manos y las de Adler decían todo lo contrario y cada vez le tenía más rabia por estar difamando su honor.
¡Lo iba a matar!
Esta mañana al levantarme, ya tenía decidido lo que iba hacer, me importaba poco y nada que ese viejo decrépito quiera demandarme, no iba a dejar impune esto.
- Señor De Luca no puede pasar - escucho que me dice una chica de recepción.
Estaba tan cegado por la rabia que veía casi todo rojo, sin importarme las palabras de la chica entre a la oficina de Carlo Bianco que se encontraba muy tranquilo leyendo aparentemente un periódico.
- ¡Qué mierda! - exclama al verme.
- ¿Pensaste que no vendría? - inquiero de forma amenazante.
- Vete de mi oficina o llamo a seguridad - sentencia desafiando.
- ¿Tan cobarde eres? - digo riendo.
El viejo se levanta de su asiento para enfrentarme. - Ya se porque viene aquí, por la puta - dice divertido y queda a unos pasos míos. - Es una buena chupadora de pollas, ahora entiendo porque la quieres solo para tí - agrega.
Al terminar de escuchar sus palabras, la ira interna que tenía explotó que solo bastó que levantará mi puño para darle un buen golpe en su quijada y caiga desplomado en piso.
- Nunca en tu jodida vida vuelvas a llamarla de esa forma - digo cabreado.
- Voy arruinarte - me contesta tirado en el piso.
Suelto una risa irónica. - El que va arruinarte soy yo Bianco, prepárate para perder todo - declaro mirándolo con asco.
La gente de seguridad entra a la oficina y ve toda la situación, sin nisiquiera mirar atrás salgo de ese lugar, no iba a dejar que ninguno de esos hombres me toque o los demandaría.
Iba a destruir a ese hombre, Adler tenía la información que había muchas mujeres que lo denunciaron pero nadie hizo nada hasta ahora que yo mismo me pondré a trabajar para que cada una tenga la justicia que necesita.
- Alexander - me detiene mi padre al bajar del auto.
- Buenos días papá - digo y siento un dolor en mi mano.
Observo mi mano y veo cierto enrojecimiento en mis puños, sentía cierto dolor en la zona.
- ¿Qué te sucedió? - inquiere al ver mi mano.
- Nada - respondo tajante.
- Alexander - reprocha con su mirada sería.
Lo miro y por la cara que tiene, ya sabe todo. - Hace falta que te diga - acoto caminando para ir al bufete.
- Quiero saber de tu boca porque irrumpiste en el bufete Bianco - comenta siguiéndome el paso.
- Son problemas entre él y yo - comento chasquendo la lengua.
Lo menos que quería es que mi padre este metido en esto.
- Entra - sentencia papá marcando para que pase a su oficina. - Quiero la verdad Alexander porque debemos estar preparados para lo que se viene - agrega al sentarse en su sillón.
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Alguien tiene que ceder (11° SAI)
Roman d'amourDécimo primer libro de la Saga Amor Incontrolable (SAI) Alexander no quiere novias o relaciones serias solo le interesan dos cosas follar y ganar todos los casos que le presenten para catapultarlo como el mejor abogado de la ciudad pero la llegada d...