Amy.
Años después.
Sonreía mientras entraba a esa sala de junta, él estaba con su ceja enarcada y esa postura egocéntrica que siempre lo caracterizaba, esto parecía que habíamos retrocedido varios años atrás, todo resultaba tan familiar como la primera vez que nos reencontramos casi irreal que volviéramos a vivir ese momento.
- Doctor De Luca - digo estrechando su mano.
- Doctora Bank - responde él de forma seductora.
- ¿Están seguros está vez? - pregunto a nuestros clientes.
- Quiero separarme de esta loca - declara el hombre enfrente mío que es el cliente de Alexander.
- Basura - sisea mi cliente mirando mal a su todavía esposo.
- Bueno ambos están de acuerdo en este divorcio, será más fácil pero en la división de bienes mi cliente quiere todo lo que le pertenece - interviene Alex.
- Están casados así que será mitad y mitad - digo mirando mal a mi esposo.
- Ella no tenía nada cuando me conoció, nisiquiera estudió, vivió siendo una larva de mis bolsillos - declara Jeremy Hendrix con odio.
- Tú no eras nada, todo lo que tienes es porque yo interviene para ayudarte así que me corresponde la mitad y más - espeta Miriam a su futuro ex esposo.
- Mi cliente quiere todo, así que doctora Bank no vamos a ceder en eso - afirma Alexander con media sonrisa.
Lo miro a los ojos y sonrío. - Alguien tiene que ceder, doctor De Luca - digo la famosa frase que nos caracteriza.
Mi esposo niega la cabeza y vuelve a centrarse en los reclamos de su cliente, que Miriam y Jeremy Hendrix nos hayan buscado después de cinco años para que llevemos su caso de divorcio nuevamente porque está vez si estaban seguro de separarse nos remontaba al pasado a ese momento en que me reencontré con Alexander justo en este mismo lugar, mi vida cambió después de ese momento y miren ahora casada con él y padres de dos niños, uno de ocho y la otra de cuatro, definitivamente ese día fue el principio de todo.
- Gatita - susurra en mi odio cuando cierro la puerta después que salgan nuestros clientes.
- Alex - murmuro moviendo mi trasero para rozar con su entrepierna.
- Mira lo que me provocaste - afirma rozándose sobre mi.
Sus manos comienzan a subir mi falda, sus labios reparten besos por mi cuello hasta mi hombro, una de sus manos se mete entre mi entrepierna corre mi bragas y comienza a torturarme con su pulgar, el muy desgraciado sabía cómo torturar mi cuerpo, mordía mi labio para no gemir, dos de sus dedos ingresan en mi vagina y comienza a penetrarme sin dejar de prestarle atención a mi clítoris, estaba a nada pero necesitaba a su pene en mi interior.
- Alexander - gimo ansiosa.
Sus dedos salen de mi interior y sin tiempo de protestar su pene ingresa provocando que arquee mi espalda tratando de recibirlo mejor, no sabía que me exitaba más si la posición incómoda en la que estaba o saber que detrás de esa puerta hasta gran parte de nuestra familia trabajando.
- Silencio gatita - gruñe en mi oido y tapa mi boca para empezar a remeter con dureza en mi interior, su pene salía y entraba tan rápido en mi vagina que estaba a nada de llegar a mi orgasmo, me encantaba nuestros encuentros fugaces que teníamos en cada rincón del bufete.
Mis paredes vaginales comprimen su pene y muerdo su mano cuando llego, él sigue penetrando sin perder la dureza, alargando mi exquisito orgasmo y termina en mi interior.
ESTÁS LEYENDO
Alguien tiene que ceder (11° SAI)
Storie d'amoreDécimo primer libro de la Saga Amor Incontrolable (SAI) Alexander no quiere novias o relaciones serias solo le interesan dos cosas follar y ganar todos los casos que le presenten para catapultarlo como el mejor abogado de la ciudad pero la llegada d...