Nunca imaginé que comer tres porciones de pastel del cumpleaños de mi hijo me haría extremadamente mal, no era una persona de lo dulce pero esa noche no se porque había decidido darme ese atracón. Las consecuencias vinieron luego donde pase toda la noche vomitando y vaya que esto era absolutamente asqueroso, no recuerdo de chico haberme enfermo del estómago como lo estaba en este preciso momento.
- ¿Estás seguro, Alex? - me pregunta Amy a mi lado de la cama acariciando mi cabello.
- Tomaremos ese avión - declaro cerrando los ojos porque sentía que todo a mi alrededor me daba vueltas.
- ¿No quieres que llame a un médico? - me consulta.
- No gatita, solo comí ese pastel que me hizo mal - aseguro suspirando.
- Me sorprendió verte comerlo pero ahora tengo culpa porque fuí yo la que te trajo esas porciones - acota sin dejar de acariciar mi cabello.
- Debo descansar unas horas y estaré mejor - digo abrazando su cuerpo.
En unas horas debíamos partir al aeropuerto para tomar un vuelo a Orlando, Florida para cumplir el sueño de nuestro hijo de conocer Disney. Tengo recuerdos de cuando era chico de que mis padres nos hayan llevado pero no puedo comparar ese lugar con lo que se habrá modernizado en estos tiempos, estoy seguro que Matheo quedará fascinado y nos costará hacerlo entender que solo unos días nos quedaríamos ahí y luego debíamos volver a casa.
Por suerte esas tres horas que descansé me sirvieron para mejorar un poco mi malestar, sentía el estómago pesado pero era tolerable para este viaje donde solo eran un par de horas arriba de un avión.
- Papi - centro mi atención en mi hijo. - ¿Estás mejor? - me consulta preocupado.
- Lo estoy hijo - afirmo pasando mi mano por su cabello para despeinarlo.
- ¿Iremos a ver a Woody? - pregunta.
- Si, solo esperemos a tu mamá y vamos al aeropuerto - contesto observando la hora.
Estábamos bien con la hora pero me preocupaba que Amy no saliera del baño, llevaba bastante tiempo metida ahí y en verdad comenzaba a preocuparme.
- Amy - digo golpeando la puerta.
- ¡Ya voy! - grita y rápidamente abre la puerta del baño.
- ¿Estás bien, gatita? - pregunto con mi ceño fruncido.
- Si, estaba arreglando mi cabello - contesta dejando un beso en mis labios. - Vamos que llegaremos tarde - agrega saliendo para ir directo a la sala.
La notaba rara, no se porque tenía el presentimiento que algo me estaba ocultando.
- Cuida bien al gato Cayden, está viejo lo sé pero tiene para unos años más - le digo a mi sobrino que iba a ser el encargado de cuidar mi departamento sobre todo al señor bigotes, no podía irme de viaje y dejar al animal solo.
- Se cuidar un gato tío - pone los ojos en blanco.
- Si vas a usar mi casa para ya sabes qué cambia las sabanas después - acoto provocando que su cara de ponga roja.
- ¡Tío! - exclama.
- A tu mamá puedes mentirle pero a mí no pequeño sobrino -
- Perderás el avión - comenta tratando que salga de mi propia casa.
Dos horas antes estamos en el aeropuerto haciendo el check-in para abordar el avión, Matheo estaba más que eufórico pero seguía notando que Amy estaba muy perdida en sus pensamientos, algo me preocupaba.
ESTÁS LEYENDO
Alguien tiene que ceder (11° SAI)
Storie d'amoreDécimo primer libro de la Saga Amor Incontrolable (SAI) Alexander no quiere novias o relaciones serias solo le interesan dos cosas follar y ganar todos los casos que le presenten para catapultarlo como el mejor abogado de la ciudad pero la llegada d...