Capítulo 21.

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Amy.

Cada día que seguía trabajando en este bufete odiaba más a mi jefe que después de ver qué Alexander me besó esa tarde que nos encontramos en tribunales me empezó hacer la vida imposible, no puedo estar enojada con el padre de mi hijo porque sentía que por primera vez ese simple gesto me ayudó a salir de las constantes insinuaciones por parte de mi jodido y asqueroso jefe que se creía el macho alfa y debía probar a todas las mujeres que trabajan con él.

Conmigo no lo iba hacer.

Tengo un carácter bastante fuerte sus manipulaciones no iban conmigo y si seguía así lo mandaría bien a la mierda sin miedo a perder mi trabajo.

- Amy - la voz de una de las chicas de recepción me saca de mis pensamientos.

- ¿Sucede algo? - pregunta sonriendo al verla en la puerta de mi oficina.

- El señor De Luca quiere verla, ¿Lo hago pasar? - me consulta.

Frunzo mi ceño. - Sí - digo confundida.

Me parecía raro que venga a esta hora porque no habíamos organizado ninguna reunión sobre nuestro caso en común o capas lo hice pero como últimamente tenía la cabeza a mil no recordaba que quedamos en algo.

- Amy - dice entrando con una gran sonrisa.

Se me escapa un suspiro al verlo, no se que tenía de diferente en su ropa o cabello pero se veía extremadamente sexy.

- Alexander - digo y carraspeó para que mi voz vuelva hacer la de antes. - ¿Qué haces aquí? - agrego desviando mi mirada de él.

- Quería saber si estás libre para almorzar conmigo, ¿qué dices? - habla sin quitar esa maldita y su jodida sonrisa de su rostro.

¿Qué le sucedía que estaba tan sonriente?

- Me tomas de sorpresa - comento con mi ceño fruncido.

- Debí llamarte antes pero estaba cerca y lo medite en el momento - se justifica cruzando sus brazos.

Lo miro a los ojos y suspiro. - La verdad agradezco que estés aquí porque no aguanto más nada - digo molesta.

- ¿Qué sucede? - me pregunta acercándose a dónde estoy parada.

- Mi jefe - reconozco y tomo mis cosas para irnos.

- ¿Qué mierda te hizo ese viejo? - inquiere con sus puños apretados.

- Nada, mucho trabajo - miento sonriendo.

- Amy - me toma del codo para que lo mire. - Dime la verdad - agrega.

- ¿No íbamos a almorzar? - inquiero tratando de desviar su atención.

Bufa. - Si, vamos - declara abriendo la puerta de mi oficina.

- Gracias - murmuro al salir.

Mi cara cambia por completo al notar como casi todas mis compañeras estaban en la entrada murmurando pero al verme salir con él, se hacen las otras.

- Vamos - dice Alex tomando mi mano para guiar el camino hasta el ascensor.

¿Por qué la gente es tan curiosa?

Sus miradas seguían en mí, se cómo es la reputación de Alexander pero me molestaba más esa forma en la que me miraban como si todo estuviera mal.

- ¿Estás bien? - escucho que me dice.

- Si, lo siento - suspiro centrando mi atención al menú del restaurante.

- Sabes que siempre hablarán de uno así que deberías acostumbrarte - acota levantando su mirada para cruzarse con la mía.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora