Capítulo 11.

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Seguía con esa maldita sensación en mi pecho que no me dejaba dormir, no entendía bien que me estaba sucediendo desde ayer después de ver Matheo y Amy, sentía algo muy fuerte dentro mío, estaba sufriendo una especie de metamorfosis que me iba a destruir en cualquier momento.

Muchos cambios para poco tiempo.

No tenía idea que hacer porque nisiquiera sabia cómo carajo explicar lo que me sucedía.

Necesitaba terapia.

Esa mañana después no haber pegado un ojo en toda la noche, fui directo a la casa de mi hijo, necesitaba verlo o mejor dicho verlos a ambos, tenía esa jodida necesidad de estar con ellos y sabía muy bien que por ahí mi actitud de ocupa podía joder la paciencia de Amy pero algo dentro mío decía que no vaya a ese lugar sin importar nada.

- ¿Alexander? - dice sorprendida ella al verme.

- Buenos días Amy, perdón por llegar tan temprano pero quería ver a mi hijo desde el momento que se levanta - digo rascando mi nuca.

- Bueno, pasa - responde con su ceño fruncido.

Trago en seco al verla, llevaba una pequeña y sexy bata que la  cubría hasta los muslos, sabía que de bajó de eso solo debería tener su ropa interior y vaya que tuve que desviar la mirada porque estaba a nada de empalmarme y querer tomar a Amy contra la pared.

Debía canalizar un poco mi lado más primitivo, hace varias semanas que estaba sin sexo y eso sumado a tenerla así me estaba jugando una mala pasada.

- ¡Papaaaa!! - el grito de mi hijo me hace salir de todo para solo centrarme en él que venía corriendo para que lo tome entre mis brazos.

- Buen día, Matheo - digo llenando su rostro de beso.

- No quedo il a la escuela - acota haciendo un tierno mohin.

- Eso no entra en discusión Matheo, lo hablamos todas las mañanas y tu padre no cederá a ese capricho tuyo de no querer ir a la escuela - dice Amy con sus brazos cruzados.

- ¡Mala mamá! - le grita nuestro hijo molesto.

- Paremos acá - intervengo. - No le puedes gritar a tu madre de esa forma, espero que sea la última vez que hagas eso porque en verdad me verás muy enojado. Somos tus padres y si ella dice que debes ir al colegio lo tienes que hacer Matheo, todo lo hacemos por tu bien y esas cosas de niño caprichoso ninguno de los dos lo va a permitir - agrego mirando a nuestro hijo que tiene su cabeza agacha.

- Todo lo que hacemos es por tu bien hijo, debes ir a la escuela además vamos a ver si te pueden poner junto con tus primos - habla ella tratando de calmar un poco el ambiente.

- ¿Con Bruno? - asiente ella sonriendo. - ¿Stefano también? - está vez soy yo el que afirmo. - ¿Y Oliver? - vuelve a consultar con sus ojitos ilusionados.

- Si, con todos ellos - declara Amy.

Matheo se tira en los brazos de ella para abrazarla mientras Amy sonríe negando la cabeza.

- Ve a cambiarte - digo para que se apure porque si no lo hace no tendría tiempo a desayunar antes de ir a clases.

Le vemos salir corriendo para su cuarto y observo a Amy que me mira con esos penetrantes ojos grises que hacen que sienta que me falta el aire.

- Creo que seremos un gran equipo después de todo - suspira. - Gracias por lo de recién - agrega.

- Como lo dijiste tenemos que ser un gran equipo, creo que nos dará mucho trabajo más ahora que los vas a juntar con los lunáticos hijos de mis primos - acoto divertido.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora